Incendios en Los Ángeles: ¿Se puede utilizar agua de mar para combatir el fuego?
Los incendios forestales en Los Ángeles plantean preguntas sobre el uso de agua salada para combatir el fuego, sus riesgos y alternativas
Los incendios forestales siguen devastando el condado de Los Ángeles, poniendo a prueba la capacidad de los bomberos y dejando a las comunidades vulnerables.
En el caso del incendio en Pacific Palisades, una fuente de agua cercana y aparentemente ilimitada, el Océano Pacífico, ha generado debates sobre su viabilidad en la lucha contra el fuego.
Aunque el agua salada puede parecer una solución evidente, su uso plantea riesgos significativos tanto para el medio ambiente como para los equipos que la utilizan.
¿Por qué no debe usarse agua salada para apagar incendios?
Los bomberos recurren al agua para apagar incendios debido a su capacidad de enfriar y humedecer los materiales en llamas, reduciendo su temperatura y disminuyendo la propagación del fuego. Según Michael Gollner, científico especializado en incendios de la Universidad de California en Berkeley, tanto el agua dulce como la salada cumplen esta función de manera efectiva. Sin embargo, el uso de agua salada trae consigo varios inconvenientes.
Uno de los principales problemas es la salinización. Cuando el agua salada se evapora tras ser utilizada, la sal residual se acumula en el suelo, afectando gravemente al ecosistema. Tim Chávez, exjefe asistente de Cal Fire, explica que la sal puede “esterilizar” el suelo, dificultando el crecimiento de plantas y afectando negativamente a las especies menos tolerantes a la sal, como ciertos tipos de árboles. Este fenómeno no solo reduce la fertilidad del terreno, sino que también pone en peligro la recuperación del ecosistema afectado.
Por otro lado, la naturaleza corrosiva del agua salada puede dañar los equipos utilizados por los bomberos, como mangueras y vehículos, lo que incrementa los costos operativos y dificulta las tareas de rescate.
Riesgos ambientales y humanos si se utiliza agua salada para apagar incendios
El impacto ambiental del agua salada es considerable, pero no es el único desafío en estos incendios. En las últimas horas, el Servicio Meteorológico Nacional emitió una alerta de “situación particularmente peligrosa” debido a las condiciones extremas que se esperan en la región. Según el pronóstico, los fuertes vientos podrían intensificar las llamas hasta el miércoles, dificultando aún más los esfuerzos de contención.
Kristin Crowley, jefa de bomberos de Los Ángeles, instó a los residentes a estar preparados para evacuar en cualquier momento y a mantenerse alejados de las carreteras, con el fin de facilitar el trabajo de los equipos de emergencia.
En este contexto, las decisiones sobre el uso de recursos, incluidos los tipos de agua disponibles, se vuelven críticas. Aunque el agua salada podría ser una opción en circunstancias específicas, como en incendios en zonas cercanas al mar, donde no hay alternativas inmediatas, su implementación requiere un análisis cuidadoso para minimizar los daños colaterales.
Mientras el fuego avanza en Pacific Palisades, otros incendios han surgido en el Valle de San Fernando y cerca del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (JPL, por sus siglas en inglés). Estas áreas, densamente pobladas, enfrentan un riesgo significativo, y los residentes expresan su preocupación por los daños potenciales. Alice Husum, residente de Topanga Canyon, compartió su temor por los fuertes vientos pronosticados, que podrían superar los 100 km/h. Aunque un incendio reciente en su comunidad fue contenido rápidamente, la amenaza de nuevas llamas sigue latente.
A pesar de las alertas, el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles decidió reabrir las escuelas fuera de las zonas de evacuación obligatoria. Esta decisión ha generado opiniones divididas, ya que algunos padres consideran que la seguridad de los estudiantes podría verse comprometida.
Alternativas al agua salada para combatir los incendios en Los Ángeles
El uso de agua dulce sigue siendo la opción preferida para los bomberos, pero en zonas costeras con recursos limitados, se han explorado otras estrategias. Entre ellas destacan:
1) Espumas retardantes: Se utilizan para crear barreras químicas que ralentizan la propagación del fuego y son menos dañinas para el suelo.
2) Desalinizadoras portátiles: Aunque costosas y no siempre prácticas, estas unidades pueden convertir agua salada en agua dulce para su uso inmediato.
3) Recolección de aguas pluviales: En áreas propensas a incendios, se promueve la creación de reservorios con agua de lluvia para combatir futuras emergencias.
Los incendios forestales se han convertido en una realidad cada vez más frecuente en California, impulsados por el cambio climático y las condiciones de sequía extrema. Estos eventos no solo destruyen comunidades y ecosistemas, sino que también obligan a replantear las estrategias de prevención y respuesta.
Si bien el agua salada puede ser una herramienta en casos extremos, sus riesgos ambientales y operativos hacen que deba usarse con moderación y solo como último recurso. El desarrollo de tecnologías sostenibles y la inversión en equipos mejor adaptados a las condiciones locales son fundamentales para enfrentar este desafío.
En última instancia, la clave para combatir los incendios forestales radica en la prevención, la educación comunitaria y la colaboración entre gobiernos, científicos y ciudadanos. Solo así será posible proteger tanto a las personas como al medio ambiente de los devastadores efectos del fuego.
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