Editorial: Que no le hablen de misericordia

Para el presidente Trump el sermón de una religiosa que abogó por los inmigrantes fue “aburrido”

La obispa episcopal, la reverenda Mariann Budde, dio un sermón que incomodó a Trump.

La obispa episcopal, la reverenda Mariann Budde, dio un sermón que incomodó a Trump. Crédito: AP Photo/Evan Vucci | AP

El presidente Donald Trump profesó en la toma de poder que Dios le había salvado la vida durante la campaña electoral para hacer grande de nuevo a Estados Unidos. Sin embargo, en el momento que una persona de fe le pide que tenga misericordia del prójimo, al mandatario se le olvidan los principios religiosos, y saca a relucir ese ego de amo y señor al que nadie puede contradecir.

La obispa episcopaliana Mariann Edgar Budde quedó marcada en la “lista negra” del magnate, luego de pedir desde el púlpito al nuevo presidente que muestre compasión con los inmigrantes y los niños trans.

Teniendo en primera fila sentado a Trump, Budde ofició la ceremonia en la Catedral Nacional de Washington el martes, y en su cara le dijo: “Millones de personas han depositado su confianza en usted. Y como usted le dijo a la nación (el lunes), usted ha sentido la mano providencial de un Dios amoroso. En el nombre de nuestro Dios, le pido que tenga misericordia de la gente de nuestro país que ahora está asustada. Puede que no sean ciudadanos o puede que no tengan la documentación apropiada, pero la gran mayoría de los inmigrantes no son criminales”.

Pero para el presidente esas palabras fueron parte de un sermón “aburrido” dado por una persona radical.

Lo único que hizo la obispa Budde fue decirle a Trump lo que él y su base MAGA se niegan a ver: Que Estados Unidos es grande y próspero gracias a las contribuciones de las familias inmigrantes.

“Las personas que recogen nuestras cosechas y limpian nuestros edificios de oficinas; que trabajan en granjas avícolas y plantas empacadoras de carne; que lavan los platos después de comer en restaurantes y trabajan en turnos nocturnos en hospitales, ellos… ellos pueden no ser ciudadanos ni tener la documentación adecuada. Pero la gran mayoría de los inmigrantes no son criminales, pagan impuestos y son buenos vecinos”, esas fueron las palabras de la religiosa que incomodaron a Trump.

Y cuando solo han pasado pocos días del estreno de la nueva Administración federal, los efectos de las órdenes ejecutivas migratorias de Trump ya se sienten en los campos agrícolas del país donde se ha reportado ausencias laborales considerables. Por ejemplo, el 75% de los trabajadores agrícolas inmigrantes en Bakersfield, California, abandonaron sus turnos por miedo a las redadas de ICE en “áreas sensibles”, incluidas escuelas y lugares de trabajo.

Acaso el gobierno republicano no se da cuenta del efecto dominó contra la economía del país que acarrea esta retórica y decretos que siembran miedo en la clase trabajadora inmigrante.

Una cosa es reforzar la frontera, y otra muy distinta es trastocar la vida de millones de personas que llevan tiempo construyendo sus vidas aquí.

Ahora que los republicanos tienen la sartén por el mango, pueden sacar adelante un plan integral para la inmigración ordenada, comprensiva y humana.

Señor Presidente, tenga misericordia de la gente inocente que solo vino en busca del sueño americano.

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