Doctor en Guatemala es condenado a 5 años en prisión por haber descuartizado a paciente que falleció durante una cirugía

Un caso que conmocionó a la sociedad guatemalteca llegó a su desenlace judicial el pasado miércoles, 5 de marzo, cuando el doctor Kevin Malouf fue condenado a 5 años de prisión por descuartizar y ocultar los restos de Floridalma Roque, una paciente de 59 años que falleció durante un procedimiento estético realizado en su clínica privada.

El caso, que salió a la luz en junio de 2023, reveló una serie de negligencias médicas y un elaborado intento de encubrimiento que incluyó la simulación de la salida de la paciente de la clínica y la posterior desaparición de su cuerpo.

Un procedimiento estético con desenlace fatal

Floridalma Roque viajó a Guatemala en junio de 2023 con el objetivo de someterse a una cirugía estética en la clínica de Malouf, ubicada en una zona exclusiva de la capital guatemalteca. Lo que debía ser un procedimiento rutinario terminó en tragedia cuando la paciente comenzó a presentar complicaciones durante la intervención.

Según los testimonios presentados durante el juicio, el médico actuó con negligencia al no contar con el equipo adecuado ni los medicamentos necesarios para atender emergencias. Esta falta de preparación resultó fatal cuando el estado de salud de Roque se deterioró rápidamente, provocando su fallecimiento sin recibir la atención médica que podría haberle salvado la vida.

En lugar de reportar el fallecimiento a las autoridades correspondientes, Malouf orquestó un elaborado plan para encubrir lo sucedido.

Las investigaciones revelaron que el médico ordenó a personal de su clínica simular ante las cámaras de seguridad que una persona con apariencia similar a la paciente abandonaba el establecimiento vestida con la ropa de Roque, supuestamente abordando un taxi con rumbo desconocido.

Las grabaciones de seguridad posteriormente captaron a Malouf saliendo de la clínica con un contenedor de basura, donde transportaba los restos de la víctima para desaparecerlos, en un intento por borrar toda evidencia del fatal incidente.

Los hijos de Floridalma, alarmados por la repentina “desaparición” de su madre tras la cirugía, iniciaron una búsqueda incansable que culminó en una denuncia formal contra el médico y el personal de la clínica. La presión familiar fue determinante para que las autoridades profundizaran en la investigación.

Eventualmente, acorralado por las evidencias, Malouf confesó el crimen y reveló la ubicación donde había enterrado los restos de la mujer, permitiendo a la familia recuperar el cuerpo para darle sepultura digna.

Una sentencia que genera indignación

Antes de la sentencia por el descuartizamiento, Malouf ya había aceptado cargos por obstaculización penal al haber ocultado información sobre el paradero de Roque, recibiendo una condena previa de 2 años de prisión, también conmutables.

La familia de la víctima expresó públicamente su desconfianza hacia el juez Pedro Laynez, quien había emitido previamente un fallo para reducir la calificación del delito de homicidio a homicidio culposo, disminuyendo significativamente la gravedad de la acusación.

El miércoles, el juez Laynez condenó a Malouf a 5 años de prisión por el descuartizamiento y ocultamiento del cuerpo. Sin embargo, debido a que el acusado aceptó los cargos, la sentencia se reduce automáticamente a la mitad, quedando en apenas 2 años y medio.

Adicionalmente, la condena es conmutable, lo que significa que puede ser sustituida por un aporte económico, evitando así la reclusión efectiva en un centro penitenciario.

Para agravar el sentimiento de injusticia que rodea el caso, hasta la fecha Malouf no ha ofrecido disculpas formales a la familia de la víctima por sus acciones.

Este caso ha generado un intenso debate en Guatemala sobre la responsabilidad médica, los estándares de seguridad en clínicas privadas y la aparente lenidad del sistema judicial frente a graves faltas éticas en el ejercicio profesional.

Activistas por los derechos de los pacientes han señalado que este tipo de sentencias envía un mensaje preocupante sobre cómo se valora la vida humana en el sistema judicial guatemalteco, especialmente cuando se trata de negligencias profesionales con consecuencias fatales.

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