Californiano compra pueblo en España por $337 mil para convertirlo en un atractivo turístico
Jason Lee Beckwith, un californiano, planea invertir más de $5 millones para revitalizar Salto de Castro, abandonado desde 1989

Este hombre decidió darle un giro radical a su vida y también, a este pueblo español. Crédito: Shutterstock
En un sorprendente giro del destino, un pequeño pueblo de España ha encontrado un nuevo propietario procedente del otro lado del Atlántico.
Jason Lee Beckwith, un emprendedor estadounidense originario de California, ha invertido alrededor de $337,000 dólares para adquirir la totalidad de Salto de Castro, una aldea ubicada en la provincia de Zamora, cerca de la frontera con Portugal, que llevaba deshabitada desde finales de los años ochenta.
Beckwith y su esposa se han convertido así en los primeros residentes oficiales de este pueblo en los últimos 20 años, marcando el inicio de lo que promete ser una ambiciosa transformación para este rincón olvidado de la geografía española.
De próspero poblado a pueblo fantasma
Salto de Castro no siempre fue un lugar abandonado. Construido originalmente para albergar a los trabajadores de una presa hidroeléctrica en la región fronteriza conocida como La Raya/A Raia, el pueblo disfrutó de años de prosperidad gracias a la actividad económica generada por estas instalaciones.
Sin embargo, el destino de la localidad cambió drásticamente en 1989, cuando la automatización de las operaciones de la presa provocó que la mayoría de los empleados fueran trasladados a otros lugares, dejando el pueblo prácticamente deshabitado. Desde entonces, el tiempo y el abandono han ido deteriorando las infraestructuras, aunque muchas edificaciones mantienen todavía su estructura original.
Según informó la agencia de noticias EFE, Beckwith descubrió la oferta de Salto de Castro mientras navegaba por internet. A pesar de que apenas habla español y nunca había visitado Europa antes, la idea de adquirir una aldea completa lo cautivó inmediatamente.
“Aunque suene loco, supe que ese era mi futuro”, declaró el estadounidense en una entrevista reciente. “Fue como si se encendiera un interruptor en mi cabeza”, añadió, describiendo el momento en que decidió embarcarse en esta inusual aventura inmobiliaria.
La compra incluye un impresionante conjunto de propiedades: 44 viviendas, un pequeño hotel, un bar, una piscina, una iglesia, un antiguo cuartel y varias instalaciones deportivas, todo ello situado a menos de 40 kilómetros de la capital zamorana.
Un giro inesperado tras años de experiencia empresarial
El interés de Beckwith por este proyecto rural español surgió tras un importante cambio en su trayectoria profesional. El californiano trabajó durante años en una imprenta antes de emprender un negocio de alojamiento y desayuno en Estados Unidos, el cual gestionó con éxito y posteriormente vendió para tomarse un año sabático.
Durante este tiempo de reflexión, comenzó a explorar la posibilidad de abrir un nuevo establecimiento hotelero, inicialmente en su país natal. Sin embargo, su esposa, de origen brasileño, le sugirió considerar opciones en Portugal, lo que amplió su horizonte de búsqueda a toda la península ibérica.
Fue en este contexto de exploración cuando Beckwith se encontró con la noticia de que Salto de Castro estaba a la venta. Aunque inicialmente había considerado adquirir una casa-cueva en Granada, la idea de poseer un pueblo entero resultó mucho más atractiva para sus planes de futuro.
Beckwith reconoce que al principio dudó ante la magnitud del proyecto. “Era demasiado trabajo”, pensó inicialmente. Sin embargo, esas dudas se disiparon cuando comenzó a caminar por las calles del pueblo y contemplar “todas las ruinas desmoronadas”, momento en que visualizó el potencial de transformación que tenía entre manos.
A finales del año pasado, la compra quedó formalizada oficialmente, iniciando así una nueva etapa tanto para el pueblo como para su nuevo propietario estadounidense.
Un ambicioso proyecto de rehabilitación rural
El nuevo dueño de Salto de Castro tiene planes ambiciosos para devolver la vida a este enclave. Su proyecto incluye la apertura de un hotel, un albergue, apartamentos de temporada, espacios para “nómadas digitales” y casas de alquiler a largo plazo, en lo que él mismo describe como “algo para los bolsillos de todos”.
Consciente de que la rehabilitación completa requerirá tiempo y recursos considerables, Beckwith estima que la inversión total podría ascender a más de $5 millones. No obstante, ya tiene claras sus prioridades inmediatas: rehabilitar la iglesia para poder celebrar todo tipo de ceremonias, recuperar la piscina y acondicionar uno de los edificios principales.
Más allá del aspecto empresarial, Beckwith muestra un sincero afecto por su país de acogida y ve este proyecto como una forma de contribuir a su nueva comunidad. “Amo a España y esto es lo que puedo hacer para ganarme mi lugar. Vean lo que yo he visto, caminen por la naturaleza y observen”, expresó con entusiasmo el californiano.
Su iniciativa representa un soplo de esperanza para este mágico sitio, ese conjunto de territorios del interior peninsular que han sufrido durante décadas el abandono y la despoblación. Casos como el de Salto de Castro demuestran que, con visión y determinación, estos espacios pueden encontrar nuevas oportunidades de desarrollo y revitalización.
El tiempo dirá si este sueño americano en tierras zamoranas logra materializarse plenamente, pero por el momento, Salto de Castro ha conseguido algo que parecía imposible hace apenas unos meses: volver a aparecer en el mapa y despertar el interés por su futuro.
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