Larry Ellison, el magnate que desafía la muerte: Cómo el fundador de Oracle invierte millones en vivir más
A los 80 años, Larry Ellison desafía el envejecimiento con ciencia, IA y estilo de vida. ¿Puede la riqueza comprar una vida más larga?

Larry Ellison se cuida tanto que no parece un hombre de 80 años. Crédito: Eric Risberg | AP
En Silicon Valley, un fenómeno cada vez más notorio está capturando la atención del mundo: la creciente obsesión de los multimillonarios por vencer al envejecimiento y, en última instancia, a la muerte.
En esta cruzada por la longevidad, Larry Ellison, fundador de Oracle, ha emergido como uno de los protagonistas más influyentes y decididos. A sus 80 años, no solo mantiene una apariencia llamativamente juvenil, sino que también está invirtiendo cientos de millones de dólares para cambiar el rumbo del envejecimiento humano.
Mientras para muchos esta búsqueda de la juventud eterna suena a ciencia ficción, para figuras como Ellison, uno de los hombres más ricos del planeta, se trata de una posibilidad tangible, anclada en los avances de la biotecnología, la medicina personalizada y, más recientemente, la inteligencia artificial.
Una vida sin arrugas: el sorprendente físico de Larry Ellison a los 80 años
En redes sociales y medios tecnológicos, no son pocos los que han manifestado su asombro por la apariencia de Ellison. Bryan Johnson, fundador del controvertido proyecto Blueprint, dedicado a optimizar biológicamente el cuerpo humano mediante rigurosas rutinas de salud, comentó en la red X (antes Twitter): “Ellison, ahora de 80 años, está haciendo un buen trabajo gestionando el envejecimiento biológico”.
Y es que la piel tersa, la postura firme y la energía del fundador de Oracle lo distancian radicalmente de lo que se espera de una persona octogenaria. ¿Cuál es su secreto? Más allá del poder económico, hay un enfoque disciplinado hacia la salud, así como una visión clara: desafiar la noción misma de que la vejez debe ir acompañada de deterioro físico y cognitivo.
“La muerte nunca ha tenido sentido para mí”, confesó Ellison en una entrevista con su biógrafo Mike Wilson, una frase que condensa su desconcierto existencial ante la finitud de la vida humana. Su interés por prolongar la existencia no es nuevo. De hecho, se remonta a episodios dolorosos de su juventud, como la pérdida de su madre adoptiva a causa del cáncer.

Este evento marcó un antes y un después en su visión del envejecimiento. Según reportes de Business Insider, Ellison ha canalizado más de $350 millones de dólares hacia investigaciones centradas en enfermedades relacionadas con el paso del tiempo y el deterioro celular. Esta cifra lo posiciona como uno de los principales financiadores privados de iniciativas científicas contra el envejecimiento, según Fortune.
Estilo de vida: una rutina saludable al servicio de la juventud
La inversión en ciencia es solo una parte de la ecuación. La otra es su estilo de vida meticulosamente cuidado. Personas cercanas a Ellison afirman que mantiene una dieta estricta, rica en vegetales frescos, pescado y té verde. No consume alcohol de forma habitual y evita alimentos ultraprocesados. A esto se suma una rutina de entrenamiento físico diaria: pasa varias horas en el gimnasio y practica deportes náuticos, especialmente el surf.
Este enfoque integral combina los pilares clásicos de la medicina preventiva con un control casi quirúrgico de los biomarcadores de salud. “El ejercicio físico, la alimentación consciente y el descanso son esenciales para mantener la energía y la vitalidad”, ha comentado en ocasiones, distanciándose así de muchos hombres de su edad que ya enfrentan limitaciones físicas importantes.
Millones destinados a la ciencia que quiere revertir el envejecimiento
Pero la obsesión de Ellison con la juventud eterna va más allá de su bienestar personal. Su fortuna, estimada en más de $130,000 millones, le permite participar activamente en la creación de una nueva era de ciencia médica. A través de fundaciones, donaciones y apuestas en startups biotecnológicas, busca apoyar soluciones que prometen ralentizar o incluso revertir el envejecimiento celular.
Ellison ha financiado proyectos que exploran desde la edición genética y la regeneración celular, hasta la producción de órganos a partir de células madre. En colaboración con universidades de prestigio y centros de investigación independientes, se ha convertido en un mecenas de la biotecnología de la longevidad, un campo que, aunque todavía joven, crece rápidamente.
La inteligencia artificial (IA) como aliado médico
Uno de los movimientos más ambiciosos de Ellison en los últimos años ha sido su apuesta por la inteligencia artificial (IA) como herramienta médica. En colaboración con Sam Altman, CEO de OpenAI, está impulsando la construcción de gigantescos centros de datos en Texas, diseñados para entrenar sistemas de IA con capacidad para diagnosticar enfermedades, personalizar tratamientos y anticipar crisis de salud.
Ellison cree que la IA será clave para una revolución médica silenciosa, donde los diagnósticos precoces y la prevención reemplacen al modelo actual, más reactivo y menos eficiente. Estos sistemas de IA, alimentados por datos de millones de pacientes, podrían descubrir patrones que los médicos humanos pasarían por alto, y ayudar a formular tratamientos adaptados al genoma y estilo de vida de cada individuo.
La visión, en definitiva, es que la tecnología no solo alargue la vida, sino que aumente significativamente su calidad.

¿Puede el dinero comprar la juventud?
Las inversiones de Ellison en la ciencia de la longevidad no ocurren en un vacío. Se inscriben en una tendencia más amplia entre los ultrarricos de Silicon Valley. Jeff Bezos, Peter Thiel, Bryan Johnson y el propio Altman también están destinando grandes sumas a iniciativas que buscan extender la vida humana más allá de sus límites actuales.
En este contexto, surgen preguntas inevitables: ¿Estamos ante un futuro donde solo los más ricos podrán acceder a terapias antienvejecimiento? ¿Se está creando una nueva desigualdad basada en la duración de la vida?
Expertos en bioética han advertido sobre los riesgos de un futuro “posthumano” donde la biotecnología esté al servicio de una élite, generando divisiones aún más profundas entre quienes pueden pagar por una juventud prolongada y quienes envejecen con los recursos tradicionales del sistema de salud.
Los avances científicos en materia de longevidad generan tanto entusiasmo como incertidumbre. En el plano técnico, los desafíos son enormes: si bien se ha logrado prolongar la vida de ratones de laboratorio hasta en un 30%, los resultados aún son preliminares en humanos. Además, no hay consenso sobre si es posible detener, o incluso revertir, completamente el envejecimiento sin efectos secundarios graves.
En el plano ético, voces críticas cuestionan la concentración de poder que representa el hecho de que pocas personas decidan el rumbo de la medicina futura con base en sus prioridades individuales. ¿Es legítimo que un grupo selecto, por más visionario que sea, dicte las reglas del juego de la longevidad?
A pesar de las controversias, es innegable que Larry Ellison y otros tecnomillonarios están impulsando un cambio de paradigma. Si sus inversiones logran acelerar descubrimientos médicos, el impacto podría beneficiar eventualmente a toda la humanidad. Como ocurrió con los smartphones, que inicialmente fueron accesibles solo para las élites y hoy están al alcance de millones, algunos investigadores creen que las terapias antienvejecimiento también podrían democratizarse con el tiempo.
Ellison, que ha pasado de programador a magnate y de empresario a filántropo futurista, se está convirtiendo en una de las figuras centrales del debate sobre el futuro de la salud. Su rostro sin arrugas, a los 80 años, es hoy símbolo de una ambición ancestral: la de vivir más y mejor, sin resignarse al paso del tiempo.
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