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La historia de resiliencia de una refugiada

Huyendo de la violencia política en Nicaragua, Erica llego a los EEUU buscando darles a sus hijos una mejor vida, una con más estabilidad

Erica y sus hijos, Jeremy y Josmyr.

Erica y sus hijos, Jeremy y Josmyr. Crédito: Caridades Católicas | Cortesía

Cuando Erica se bajó de un avión en Nueva York en julio de 2024, estaba agotada, pero llena de esperanza. Oriunda de Nicaragua, Erica huyó de la violencia política y soportó años de inestabilidad en Costa Rica antes de obtener el estatus de refugiada en Estados Unidos. Hablando suavemente en español a través de un intérprete, Erica compartió que quería darles a sus hijos una mejor vida, una con más estabilidad.

Las historias de refugiados a menudo comienzan en crisis, pero en última instancia, se tratan de resiliencia. La historia de Erica no es la excepción.

Erica nació en Nicaragua, pero se vio obligada a irse después de que su padre fuera asesinado por orden del régimen actual. Temiendo por su seguridad, ella y su familia huyeron a Costa Rica con la esperanza de encontrar refugio. Pero sin un estatus legal permanente en ese país, Erica no pudo trabajar legalmente ni acceder a servicios esenciales.

Esta falta de oportunidades la obligó a buscar refugio en los Estados Unidos.

Con la ayuda de HIAS y la Coalición de Reasentamiento de Westchester, Erica y sus tres hijos se reasentaron en Nueva York. Poco después, ella se contactó con Caridades Católicas de Nueva York, que le proporcionó recursos cruciales y un sistema de apoyo para ayudarle a reconstruir su vida.

Erica recordó que los primeros días fueron increíblemente difíciles. Llegó sin familia, sin hablar inglés y sin certezas o garantía alguna; solo con sus tres hijos y su determinación.

Desde el momento en que llegó, Erica estuvo rodeada de personas comprometidas a ayudarle a salir adelante. La Coalición de Reasentamiento de Westchester la ayudó a conseguir alojamiento y le brindó apoyo logístico para todo, desde la inscripción escolar para sus hijos hasta las citas médicas. Los voluntarios de la coalición incluso llevaron a su hijo a sus entrenamientos de fútbol.

Los tres hijos de Erica —Kendy (19), Jeremy (11) y Josmyr (9)— se han adaptado bien. Kendy, la mayor, está a punto de graduarse de la escuela secundaria. Le encanta la escuela y a sus amigos. “Ella está aprendiendo inglés rapidísimo”, dijo Mariana Duenas, la trabajadora social de Erica en Caridades Católicas.

Caridades Católicas ayudó a Erica a conseguir empleo como camarera de pisos en un hotel, limpiando habitaciones y lavando ropa. En poco tiempo, ella empezará un nuevo trabajo como conserje escolar. Es un puesto más estable con mejores horarios y beneficios. Erica está muy agradecida; el apoyo la hace sentir segura.

La asistencia laboral fue mucho más allá de la colocación laboral. Erica recibió ayuda para redactar su currículum u hoja de vida, participando en simulacros de entrevistas y ella continúa recibiendo apoyo de un asesor laboral. Un año después de su llegada, Caridades Católicas está ayudando a Erica a iniciar el proceso para obtener la residencia permanente en los Estados Unidos.

Leucemia: Un diagnóstico repentino

Justo cuando la vida parecía estabilizarse, Erica recibió un nuevo golpe. En noviembre de 2024, le diagnosticaron leucemia.

En ese momento, sintió que su mundo se derrumbaba. Temía por sus hijos, preguntándose qué sería de ellos si ya no podía cuidarlos. Erica consideró regresar a Costa Rica para recibir tratamiento, pero su médico la instó a quedarse en los Estados Unidos, donde tendría acceso a la atención médica adecuada.

Estar en Estados Unidos, donde el acceso a una atención médica de calidad marcó la diferencia, fue una bendición. Con la cobertura de Medicaid y el apoyo de la red que la rodeaba, Erica contactó con especialistas y comenzó el tratamiento. Ahora toma medicamentos y se mantiene en remisión.

“Ella mira hacia atrás y ve lo fuerte que se ha vuelto en tan solo un año”, dijo Mariana.

Erica nunca perdió el sentido del humor, ni siquiera en los momentos más difíciles. “Su sentido del humor anima a todos a su alrededor”, dijo Wendy Naidich, directora de la Coalición de Reasentamiento de Westchester.

Erica cree que su fe la ha ayudado a superar las dificultades y le ha brindado el apoyo que necesitaba. “Dios existe. Dios está aquí. A través de Dios, encontré todas mis fuentes de fortaleza”, dijo Erica.

Refugiados como Erica no solo sobreviven, sino que contribuyen. Trabajan, levantan familias, construyen comunidades y sueñan con un futuro mejor.

Erica vive el día a día, guiada por la fe. Pero ella aún sueña con ver a sus hijos terminar la escuela y encontrar buenos trabajos, y con tener una casa donde puedan vivir todos juntos en paz.

“Erica está muy agradecida con Estados Unidos y está decidida a dar lo mejor de sí: como madre, como trabajadora, como amiga, como mujer en los Estados Unidos”, dijo Mariana.

“Es un momento difícil para ser refugiada o asilada en este país”, dijo Wendy. “Erica tiene una actitud muy positiva ante lo que está sucediendo, a pesar de todo lo que nos rodea. Es realmente admirable”.

Beatriz Carvalho, gerente de medios, Caridades Católicas. beatriz.carvalho@catholiccharitiesny.org

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