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Trump relaciona al Tylenol con el autismo y genera polémica en la comunidad médica

Trump vincula el paracetamol con el autismo y anuncia fármaco experimental, pese a la falta de evidencia científica concluyente

Donald Trump

Trump criticó que el Sistema de Salud se haya enfocado por varios años a que el autismo es una condición genética. Crédito: FRANCIS CHUNG | EFE

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abrió un nuevo frente de debate en materia de salud pública al afirmar este lunes que el paracetamol, uno de los analgésicos más utilizados en el mundo y conocido popularmente en el país como Tylenol, podría estar relacionado con el autismo si se consume durante el embarazo.

El anuncio, realizado en la Casa Blanca, incluyó también la presentación de leucovorín, un fármaco usado en quimioterapia, como tratamiento para aliviar algunos síntomas del trastorno del espectro autista (TEA).

Trump aseguró que la nación enfrenta una “crisis horrible” en torno al autismo y recomendó a las mujeres embarazadas limitar el uso de Tylenol, salvo que sea “médicamente indispensable”. “No hay ninguna desventaja en dejar de usar este medicamento”, señaló, argumentando que existen “pruebas que no podemos ignorar”.

El director de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), Martin Makary, respaldó el anuncio y adelantó que el organismo colocará advertencias en las etiquetas de los productos que contienen acetaminofén. Según dijo, la medida busca alertar a médicos y pacientes sobre los posibles riesgos de su uso prenatal.

Leucovorín, la otra apuesta de Trump

Además de la advertencia sobre el paracetamol, Trump informó que la FDA había aprobado leucovorín, un medicamento empleado en tratamientos de cáncer, para su uso experimental en personas con autismo. Sin embargo, la evidencia científica que respalde su eficacia es limitada y fragmentada, y hasta ahora no existe consenso entre expertos acerca de sus beneficios reales.

Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud y Servicios Humanos, criticó a los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) por centrarse durante años en los factores genéticos del autismo y dejar de lado las investigaciones ambientales. “Eso sería como estudiar los factores genéticos del cáncer de pulmón sin analizar los cigarrillos”, comparó.

Trump también ha generado controversia por el uso de leucovorín para tratar a pacientes con espectro autista. (Foto: FRANCIS CHUNG / EFE)

Rechazo de médicos y especialistas

Las reacciones en la comunidad médica no tardaron en llegar. El Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos defendió la seguridad del paracetamol durante el embarazo y recordó que tratar adecuadamente enfermedades como la fiebre o el dolor puede ser mucho más seguro que arriesgarse a posibles complicaciones.

“Las condiciones médicas que se atienden con este fármaco son mucho más peligrosas que cualquier riesgo teórico”, afirmó Steven J. Fleischman, presidente de la organización. La Autism Science Foundation coincidió en que los estudios disponibles no demuestran un vínculo directo entre paracetamol y autismo.

Estudios contradictorios

Algunos trabajos científicos han sugerido posibles asociaciones. Un estudio publicado en agosto por la Escuela de Medicina de Icahn, en Mount Sinai, planteó que la exposición prenatal al acetaminofén podría incrementar el riesgo de autismo y de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

No obstante, la mayoría de expertos subraya que estos hallazgos muestran correlaciones, no causalidad, y que suspender el uso del medicamento sin pruebas concluyentes podría resultar más perjudicial que beneficioso.

Trump también citó “rumores” sobre la baja prevalencia de autismo en Cuba, atribuyéndolo a que en ese país el acceso a Tylenol es limitado. “Hay partes del mundo que no tienen Tylenol y no tienen autismo. Eso ya dice mucho”, declaró. La afirmación fue rápidamente cuestionada por especialistas, quienes señalaron que los diagnósticos de autismo varían de acuerdo con los sistemas de salud y los criterios clínicos, por lo que comparar países con metodologías distintas carece de fundamento científico.

Contexto político

El anuncio se enmarca en un proceso más amplio de la administración Trump para incrementar su influencia en las agencias de salud. El presidente ha impulsado cambios en protocolos de vacunación y en regulaciones farmacéuticas, generando preocupación entre sectores médicos que temen un uso político de la evidencia científica.

Mientras tanto, las organizaciones profesionales insisten en que las decisiones de salud pública deben basarse en investigaciones sólidas y replicables. Para muchos médicos, los mensajes emitidos desde la Casa Blanca corren el riesgo de sembrar desinformación y desconfianza en tratamientos que llevan décadas considerándose seguros.

Una controversia abierta

El debate sobre la relación entre paracetamol y autismo no es nuevo, pero las declaraciones de Trump lo colocan nuevamente en el centro de la atención mediática. Aunque existen estudios preliminares que plantean dudas, la comunidad científica insiste en que la evidencia actual es insuficiente para establecer un vínculo causal.

En cuanto a leucovorín, los especialistas advierten que cualquier uso como tratamiento para el autismo debe pasar por ensayos clínicos rigurosos antes de ser considerado una alternativa viable.

Por ahora, lo que queda claro es que el anuncio presidencial refuerza la tensión entre la política y la ciencia en temas de salud pública. Mientras Trump y su equipo llaman a actuar de inmediato, las principales asociaciones médicas piden prudencia y recuerdan que la prioridad debe ser proteger tanto a las madres como a los niños con información veraz y basada en evidencia.

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