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Plátano, papa y arroz: El poder del almidón resistente para la regeneración articular y muscular

Almidón resistente: El truco de enfriar papa, arroz y plátano crea butirato, potente antiinflamatorio, regenera articulaciones y salud intestinal

El plátano es un aliado para combatir la inflamación y la rigidez en las articulaciones.

El plátano es un aliado para combatir la inflamación y la rigidez en las articulaciones. Crédito: Shutterstock

La salud articular, muscular y la vitalidad descansan en una buena alimentación y un estilo de vida saludable. Dentro de los alimentos funcionales que contribuyen a mantener estos tres pilares está el truco de enfriar plátano, papas y arroz como estrategia bioquímica inteligente que utiliza el almidón resistente para alimentar nuestra microbiota, produciendo butirato que desinflama y regenera el cuerpo desde el intestino.

Incluir estos sencillos alimentos en la dieta es sostenible, económico y profundamente coherente con la biología humana. Es un poderoso recordatorio de que nuestra salud se activa de noche con los “equipos de mantenimiento” que le damos a través de alimentos sencillos, según una charla publicada en el canal de YouTube del experto en metabolismo, Fran Suárez.

Los estudios revelan una relación entre los síntomas cotidianos (dolor y rigidez) y su origen en el intestino y el metabolismo, por lo que la alimentación viene a jugar un papel clave, ya que el plátano, la papa y el arroz se comportan como agentes de la “reparación desde la raíz” por el almidón resistente.

Incluir en la alimentación algo tan simple como el plátano verde, papa o arroz cocido y enfriado puede parecer demasiado sencillo, pero el proceso de cocción y enfriamiento transforma estos alimentos en una fuente poderosa de almidón resistente. Estos ingredientes actúan como fertilizantes naturales para la microbiota intestinal, que es donde comienza la verdadera regeneración del cuerpo.

El intestino, ese segundo cerebro del que tanto hablaba Fran Suárez, que controla no solo la digestión, sino también la energía, la inmunidad y la salud articular.

La ciencia del intestino: menos inflamación, más energía

Los alimentos ricos en almidón al cocinarlos y luego enfriarlos se transforman en al almidón resistente.
Los alimentos ricos en almidón al cocinarlos y luego enfriarlos se transforman en al almidón resistente.
Crédito: Shutterstock

Estudios de Harvard confirma que mantener una microbiota equilibrada no solo es vital para la digestión, sino que también es clave para reducir la inflamación sistémica y mejorar significativamente la función muscular y articular. Aquí es donde entra en escena un componente fascinante: el almidón resistente.

Esta estrategia de alimentación no es solo un truco de cocina, sino que está respaldada por la ciencia. La Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard lo confirma en su sección The Nutrition Source, al referirse al mecanismo de acción del almidón resistente. Según los expertos:

“Descubrieron que parte del almidón es resistente a la digestión y pasa al intestino grueso, donde gran parte es utilizada como fuente de alimento por las bacterias saludables que viven en nuestro colon.”

  • Este se encuentra principalmente en alimentos comunes que han sido cocidos y enfriados, como la patata, el arroz o el plátano verde.
  • Este carbohidrato especial tiene la capacidad de llegar intacto hasta el intestino grueso. Una vez allí, actúa como el alimento predilecto de las bacterias ‘buenas’.
  • El Gran Beneficio: Al ser fermentado por estas bacterias, se produce butirato (ácido graso de cadena corta). El butirato es una molécula poderosa, conocida por sus propiedades antiinflamatorias y su capacidad para promover la regeneración de la mucosa intestinal, cerrando el círculo de la salud corporal.

Relación entre el dolor y la inflamación

En videos anteriores, Suárez respaldó su tesis de que el dolor y la rigidez no son consecuencia de la edad, sino que tienen una mayor afectación por la inflamación silenciosa. Sostiene que gran parte de los problemas de movilidad y energía se originan en la inflamación silenciosa: un fuego lento que afecta los tejidos poco a poco. Mientras que los cartílagos desgastados, músculos debilitados y articulaciones rígidas pueden ser consecuencias de un intestino desequilibrado.

La microbiota intestinal —esa comunidad enorme de bacterias que regula la digestión, el sistema inmune, el metabolismo y el estado de ánimo— se desequilibra con dietas procesadas, exceso de azúcar, frituras y estrés constante. Las bacterias ‘malas’ generan compuestos inflamatorios que viajan por la sangre dañando tejidos y articulaciones.

Bajo este enfoque, la solución está mucho más al alcance del consumidor, sobre todo en el estilo de vida y en la elección de los alimentos. Y justamente aquí es donde entra la activación del Almidón Resistente en alimentos sencillos, ricos en almidón, como el plátano, la papa y el arroz, con el proceso de cocción y enfriamiento.

El manejo de cocción y enfriamiento genera una transformación química que lo convierte en un prebiótico esencial. Se trata del butirato (ácido graso de cadena corta), una molécula que, producida por la microbiota al fermentar el almidón, actúa como un potente antiinflamatorio, reparador de la barrera intestinal y estimulante de la producción natural de colágeno.

Además, el combinar estos alimentos con proteínas (huevo), grasas saludables (AOVE) y vegetales verdes transforma el almidón resistente en un “catalizador de regeneración celular” completo.

Esta técnica de cocción y enfriamiento del plátano, papas y arroz es muy sencilla, aunque hay que tomar en cuenta que “recalentar demasiado” destruye el almidón resistente.

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