COLUMNA COMBATE: Frampton como un nuevo Pacquiao
Después de su exhibición ante Leo Santa Cruz ya no quedan dudas de que el británico es un peleador con patente para triunfar en EEUU
Conocíamos a Carl Frampton por su tremenda carrera en tierras británicas, pero siempre nos quedó la duda acerca de si podía pasar la aduana de los mejores pesos chicos de este lado del mundo.
Visto que otros muy famosos como Ricky Hatton se hundieron acá sin dejar nada, siempre nos inquietaba la duda.
Pero después de su exhibición ante Leo Santa Cruz –los jueces le dieron la decisión de una pelea que era empate- ya no quedan dudas de que Frampton es un peleador con patente para triunfar en EEUU como ya lo hicieron Ken Buchanan, Joe Calzaghe y alguno más.
Aunque llega a América ya a los 29 años, lo hace por la puerta grande y tras el impacto de su aparición es inevitable compararlo con Manny Pacquiao.
Héroes de los imposibles.
Pacquiao llegó al mercado de América con pasos tímidos en 2002 y un año después ya había montado pleito con los gallos y supergallos mexicanos para cruzarse a trompadas con Barrera, Morales y Márquez en una serie de combates que iluminaron al boxeo y les llenaron a ellos los bolsillos.
De ahí en más el gran Pacman construyó en torno a sí mismo toda una mitología protagonizando algunas de las más grandes peleas en más de una década.
Lo de Frampton tiene orígenes distintos pero el destino final es el mismo: las marquesinas de las grandes carteleras de Las Vegas.
Ya el “Chacal” dio el primer paso: montar una rivalidad frente a un consentido de la crítica como “Terremoto” Santa Cruz, quien no dio por justo el resultado del pasado sábado en Brooklyn y pidió la revancha.
Frampton dijo: “Sí, pero en mi tierra“. Santa Cruz la quiere en Los Angeles. Y el punto medio puede ser Las Vegas. Lo demás puede desatar una trilogía y luego un cruce de caminos con varios rivales que ya quieren examinar de qué está hecho “El Chacal”.
Ni más ni menos, el camino de Pacquiao.
Crónicas de chiquitos que tumban puertas grandes.
Luego la seguimos.