Ecuador ‘redescubre’ miles de tesoros arqueológicos
Agua Blanca, Ecuador/EFE – Ecuador se ha embarcado en un proceso para “redescubrir” miles de piezas arqueológicas, algunas del año 3.500 antes de Cristo, que están esparcidas por museos comunitarios del litoral y que ha comenzado a catalogar.
Hasta el momento ha sumado más de 3.500 objetos en tan sólo siete museos de dos provincias de la costa, que se han ingresado al banco de datos nacional de bienes patrimoniales.
Una de estas colecciones es la de la localidad de Agua Blanca, cuyos nativos cuidan parte del tesoro arqueológico de la cultura Manteña, que dominó en su tiempo el comercio en el océano Pacífico.
El Ministerio de Patrimonio puso en marcha el proyecto en abril último, pues no había una idea clara de las colecciones que existían en esos museos y su estado, dijo la arqueóloga argentina Rita Álvarez, responsable de Gestión de Bienes Arqueológicos.
En el proyecto -según Álvarez- se dio como prioridad para el inventario a “aquellas instituciones que históricamente han estado excluidas dentro de las políticas culturales a nivel de Estado, los museos comunitarios” en el litoral.
Lo que han descubierto es un verdadero tesoro de objetos de cerámica, concha, piedra y metales que datan de mucho antes de la era cristiana hasta el año 1543.
“Son las típicas piezas que representan a las sociedades que ocuparon la costa ecuatoriana, desde la sociedad Valdivia hasta la Manteña, la que hace contacto con los españoles”, apuntó.
Según Álvarez, Ecuador es un país “muy rico” en lo relativo a bienes patrimoniales arqueológicos, pero históricamente los precursores de la arqueología se centraron en la investigación de una arquitectura de carácter monumental, como la que se dio en Perú y México.
“Áreas como Ecuador y Colombia, que supuestamente no tenían evidencia de carácter monumental, fueron dejadas de lado y las llamaron áreas periféricas”, señaló la experta, al asegurar que ahora se ha revelado que se trata de zonas de gran importancia para la arqueología.
El banco de datos está ahora al acceso de la comunidad científica para profundizar las investigaciones y generar líneas de protección, y para que sirva de refuerzo de la identidad de las comunidades, que pueden realizar autogestión en temas turísticos.
En esa línea se maneja Agua Blanca, en el corazón del Parque Nacional Machalilla (suroeste del país), considerada como una de las primeras comunidades ecoturísticas de la costa ecuatoriana, con un gran potencial arqueológico por contar con ruinas de la cultura Manteña.
En la zona, guías nativos explican a los visitantes su historia ayudados por objetos, como vestimentas y mapas guardados en su museo, en el que se hace énfasis en la similitud de los rostros de pobladores actuales con rasgos de máscaras y esculturas de la cultura Manteña.
En el lugar, gran cantidad de utensilios de pesca, desde sencillos anzuelos hasta objetos más complicados, dan cuenta de una de las actividades en la subsistencia de los habitantes, que antes tenían salida directa al de Marzo por un río del que ahora sólo queda su cauce, que acuna aguas esporádicamente en inviernos copiosos.
Del océano también viene uno de los instrumentos más importantes para llamados a larga distancia que usaban los aborígenes, el caracol, que los habitantes de Agua Blanca hacen ahora sonar como parte del atractivo turístico.
Los guías comunitarios extienden sus explicaciones sobre el terreno mismo en una caminata en la que muestran maquetas de construcciones arqueológicas de la zona y explican detalles del bosque seco tropical.
El recorrido, avanza hasta una laguna de azufre, a la que se atribuyen poderes curativos y en la que se sumergen los visitantes con la ilusión de estar nadando en un escenario histórico y ceremonioso pues, según algunos de los habitantes del lugar, era considerada como “sagrada”.
una pieza arqueológica ecuatoriana que hace parte del proceso de “redescubrimiento” de estas formas artísticas esparcidas por museos comunitarios del litoral. Hasta el momento Ecuador ha sumado más de 3.500 objetos en tan sólo siete museos de dos provincias de la costa, que se han ingresado al banco de datos nacional de bienes patrimoniales