La mexicana que escapó de la esclavitud sexual en Nueva York
Sandra fue secuestrada a los 19 años y obligada a prostituirse en Queens y Brooklyn
Sandra, ahora de 30 años, fue forzada al comercio sexual a los 19 años, luego de ser secuestrada en México y llevada a Nueva York.
En 2011 logró escapar de Alfredo, su padrote, y encontró ayuda en “Sanctuary for Families”, una organización civil que apoya a mujeres víctimas de violencia y trata de personas.
Ella cuenta que su “padrote” la obligaba a dormir hasta con 30 hombres al día y era el tal Alfredo quien arreglaba las citas en diferentes barrios neoyorquinos, como Corona, Jackson Heights y Brooklyn.
“Me acostaba en el coche. Tenía un conductor diferente cada semana. En un mal día, cuando salimos de Nueva York y fuimos a Long Island o Connecticut, no pude descansar. Un día, en el lapso de 16 horas consecutivas en Boston, hubo como 80 hombres”, contó a The New York Post.
Dice que Alfredo la golpeaba y le negaba la comedia, incluso agua.
Los choferes estaban coludidos y ofrecían tarjetas a los clientes potenciales, quienes salían de clubes nocturnos de poca monta en Queens y Brooklyn.
Sandra contó que conoció a Alfredo en el centro de su pueblo, en las montañas de México, y él comenzó a salir con ella, hasta que la invitó a conocer su mamá, pero en realidad la llevó a la Ciudad de México, donde la prostituyó en La Merced, conocido barrio en esa capital.
Después de tres años Sandra cuenta que Alfredo le dijo que la llevaría a Nueva York, donde no tendría que trabajar más como prostituta, y ella le creyó. El sujeto le pagó 3,500 dólares a un coyote y ella fue transportada hasta la zona de Corona Park, donde ayudaría a la hermana en un negocio de limpieza de casa.
“No le creí, pero tenía esperanza de que pudieran ayudarme aquí. Tengo una hermana que vive cerca de Washington”.
Sandra tuvo razón en no creerle a Alfredo, ya que terminó siendo prostituida por 34 o 45 dólares el servicio, dependiendo del cliente, si era hispano o estadounidense.
Un día ella le perdió el miedo a su padrote y decidió irse, alentada por su hermana y tras pedir ayuda al Consulado General de México en NY, que finalmente la orientó a recibir ayuda de “Sanctuary for Families”.
Aunque Alfredo quiso hacerle daño, ella logró escapar y rehacer su vida, por lo que ahora ayuda a las autoridades buscar a su captor que, quizá, ha vuelto a México.