La fiebre infantil por los fidget spinners es todo un dolor de cabeza para educadores
Expertos en psicología pediátrica y educación académica señalan que son 'un artículo de distracción' en los salones de clase y no son beneficiosos para todos los niños
Tiene un eje central que sostiene dos o tres pequeñas hélices que terminan en unos aros metálicos con rodamiento.
Se trata del Fidget Spinner, un “juguete giratorio” de poco peso y dimensión cuya invención se le acredita a la ingeniera química Catherine Hettinger (originaria de Florida y hoy de 62 años), quien en 1993 lo creó para jugar con su hija. Pero, según contó la ingeniera a principios de este mes al periódico The Guardian, a partir del 2004 no pudo seguir conservando su patente de invención por no tener los $400 dólares que le pedían por los derechos de renovación.
Igualmente contó que su invención se dio cuando padecía de miastenia grave (un tipo de trastorno autoinmune que va debilitando los músculos), que le impedía jugar con su hija de ocho años para distraerla.
Dos décadas después, el pequeño juguete giratorio que se usaba en Estados Unidos e Inglaterra como una herramienta para ayudar a la relajación y concentración de algunos pacientes con autismo, déficit de atención (ADHD), estrés, ansiedad y depresión se comercializó de tal manera que hoy se producen 10 millones de unidades para suplir su gran demanda entre adultos y niños que no sufren estas afecciones.
Invasores de los salones de clase
Su popularidad entre los niños en edad escolar ha provocado en la actualidad una invasión de estos en los salones de clase, convirtiéndose en un dolor de cabeza para los maestros que tratan de enseñar mientras sus alumnos los sostienen en sus manos y se escucha el sonido que emite el movimiento de sus hélices.
“Lamentablemente, este ‘aparatito’ que empezó a usarse con una buena intensión [como un elemento terapéutico] ya no está siendo provechoso desde que se masificó. Hoy se ha convertido en un juguete o ‘artículo de distracción’ en el salón de clase que interrumpe el proceso de aprendizaje”, dice la profesora Alexandra Ochoa, vinculada a una escuela charter de Nueva York. “Realmente es molesto ver que mientras uno está dictando la clase, los chicos [sin estar diagnosticados] tengan enfocada su atención en el fidget spinner en vez de tener sus manos ocupadas en la toma de apuntes y sus ojos enfocados en el tablero o en el material que se está usando”.
Es tal el problema de distracción escolar que se está dando con estos famosos juguetes giradores que numerosas escuelas de Nueva York (incluyendo la de Ochoa), California, Florida, Illinois, Massachusetts, Minesota y Nevada los han prohibido en los salones de clase.
No son para todos los niños
La Dra. Rose Álvarez-Salvat, psicóloga pediatra vinculada al Nicklaus Children’s Hospital de Miami, afirma que “los fidget spinner no son para todos los niños, e incluso ni siquiera para los ‘diagnosticados que los necesitan’ porque todavía no se tienen suficientes estudios para saber si en realidad sirven o no a los menores con ADHD o autismo”.
“Personalmente no se los recomiendo a mis pacientes. A ellos los remito a los tratamientos de terapia que científicamente han demostrado, una y otra vez, que sí ayudan en el aprendizaje y atención de los niños con diagnosis”, subraya la Dra. Álvarez-Salvat. “Por ello veo entendible la incomodidad de los maestros ante la presencia masiva de estos ‘juguetitos’ en los salones de clase”.
La experta en psicología infantil también ve correcta la acción que han tomado varios distritos escolares del país de vetarlos en sus clases porque se han transformado un ‘instrumento de distracción’, como ocurrió en el pasado con las tarjetas de Pokimon y las chaquiras para crear pulseras y collares.
“En este problema, los padres que han comprado un fidget spinner a un hijo sin diagnosis tienen también la responsabilidad de estar pendiente de que el menor no lo lleve a la escuela, porque allí va a recibir su preparación académica y no a jugar con éste. E inclusive, no veo ni bueno su uso en los recreos o descansos, ya que el menor debe estar más bien corriendo o teniendo una actividad física en vez de estar sentado con este juguete en la mano”, concluye la Dra. Álvarez-Salvat.
Un llamado de alerta
Ante la popularidad que han tomado los fidget spinner entre niños y adultos como un juguete o ‘gadget’ más para tener, ya sea, por su bajo costo (se puede conseguir desde 99 centavos en adelante), divertidos colores y diseños, una madre de Houston Texas, de nombre Kelly Rose Joniec, se dio a la tarea de alertar sobre el riesgo de asfixia que se puede tener con ellos.
Según reportó CNN en un artículo que publicó el pasado 17 de mayo, Joniec escribió el sábado 13 de mayo en su sitio de Facebook que cuando se encontraba ese día manejando hacia su casa escuchó que su hija Britton, de 10 años, que se encontraba en el asiento de trasero del auto, se estaba ahogando con una de las piezas metálicas de su fidget spinner que había soltado. La menor fue a parar al hospital y, por fortuna, la pieza fue extraída de su esófago y hoy se encuentra bien.