Bodega en Baltimore es “zona cero” de acopio de ayuda para Puerto Rico
Enfrentan ahora el reto de enviar los productos para damnificados
BALTIMORE (Maryland) – Atendiendo un llamado en las redes sociales, la empresaria puertorriqueña, Elda Devarie, ha convertido parte de su enorme bodega en Baltimore (Maryland) en un exitoso centro de acopio de ayuda humanitaria para los damnificados en Puerto Rico, dando fe del poder del empresariado para reconstruir la isla.
Rodeada de palés de agua embotellada, pañales, latas de comida, ropa y medicinas, Devarie ofrece un recorrido a este diario por la cavernosa bodega de “EMD Sales”, que es ahora “zona cero” del febril vaivén de voluntarios de toda el área de Washington D.C. que empaquetan ayuda humanitaria para Puerto Rico.
“Soy una persona optimista, y creo que si hay una bendición en medio de esta tragedia es que (los puertorriqueños del área) antes estábamos fragmentados, pero nos hemos encontrado, y estamos creando espacios para ayudar a reconstruir Puerto Rico”, dijo Devarie, originaria del sector de Río Piedras.
“Sobra la voluntad y la generosidad de la gente, pero el gran reto es llevar toda esa ayuda a la isla. Hay necesidades a corto y largo plazo, y la clave es organizarnos bien”, señaló Devarie, cuya empresa distribuye desde hace casi tres décadas comida importada para supermercados en toda la costa Este de EEUU.
A casi un mes del paso del huracán “María”, la magnitud del desastre pone a prueba la resiliencia de los puertorriqueños: el 85% sigue sin luz eléctrica, sólo el 64% tiene agua potable, y el 59% tiene servicio de telefonía celular.
El saldo de muertos vinculado con el huracán ha ascendido a 48, más de 5,000 personas siguen en albergues y, en los últimos días, ha aumentado el riesgo de enfermedades infecciosas.
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Miles de negocios penden de un hilo, especialmente en el sector de turismo, y eso está poniendo en la cuerda floja a centenares de miles de trabajadores en la isla, que ya antes del huracán afrontaba una imparable fuga de cerebro.
Devarie sintoniza a diario las noticias, pero aseguró que prefiere centrar sus energías no en la crisis fiscal ni la deuda de casi $73,000 millones de la isla, sino en cómo movilizar a los empresarios del área y a los voluntarios que aportan su talento para una “misión de amor”.
Misión de amor
Desde hace 9 años, “EMD Sales” lleva a cabo la campaña “Bolsas de amor”, con las que cada invierno ofrece alimentos básicos para unas 800 familias de bajos recursos, pero el huracán obligó a Devarie a llevar esa misión a mayor escala, para tender la mano a comunidades que han quedado completamente aisladas en Puerto Rico.
Así, sumándose a una extensa red de conexiones, y de la mano de la Administración de Asuntos Federales de Puerto Rico (PRFAA), Devarie entregó un primer cargamento de 3,500 libras de suministros en un vuelo de la Guardia Nacional de Washington, D.C. el pasado 27 de septiembre.
Poco después, la empresa Marken LLP donó el costo de un avión fletado y logró trasladar, el pasado 3 de octubre, cerca de 70,000 libras de suministros, destinados a 16 puntos en toda la isla, principalmente hospitales, asilos de ancianos, iglesias, centros comunitarios, albergues e instalaciones en áreas remotas.
Después llegó la ayuda de la empresa Lockheed Martin, que donó el costo de dos aviones más.
El próximo miércoles, un avión fletado por el grupo cívico “Friends of Puerto Rico”, enviará 100,000 libras de ayuda humanitaria, casi todas recabadas por “EMD Sales” y otras organizaciones del área.
Devarie espera que otras corporaciones se sumen al llamado de ayuda, tomando en cuenta que el alquiler de un avión fácilmente oscila entre $70,000 y $100,000.
Un “lienzo en blanco”
Sentado a su lado, el consultor Tomás Esterrich, veterano de las Fuerzas Armadas de EEUU, coincidió con Devarie en que la devastación está creando oportunidades para “reinventar” y “repensar” Puerto Rico y aprovechar esa “obra de construcción”.
“Tenemos que ver este proyecto como un lienzo en blanco, una oportunidad para repensar Puerto Rico, para encontrar la mejor manera de reconstruir la infraestructura, el tendido eléctrico”, señaló Esterrich, quien ha participado en los esfuerzos humanitarios.
“¿Por qué estamos pidiendo postes a Florida, para tener que reemplazarlos si el próximo año se vuelven a caer? ¿Por qué no enterrar esas líneas de teléfono, de luz eléctrica, o al menos parte?”, precisó Esterrich.
“Tenemos la oportunidad de pintar a Puerto Rico de nuevo, con nuestros colores, nuestra bandera, pero hagámoslo moderno. Si Tesla quiere venir a hacer un nuevo grid eléctrico, ¿Por qué no vamos a aceptarlo? Si vienen otros a compartir tecnología nueva para limpiar la basura y generar energía eléctrica, ¿Por qué no?”, subrayó Devarie.
Hay más puertorriqueños en EEUU que en la isla, y Devarie repite su llamado para que todos “pongan su granito de arena”, a través de la página web “Relief for Puerto Rico” .
“Acá no hay ayuda que no se aproveche, pero tenemos que hacerlo de forma organizada. Queremos llevar un mensaje de esperanza al pueblo puertorriqueño, que sepan que no están solos… pero necesitamos aviones”, enfatizó Devarie.