Censo del 2020 será un desafío para los latinos
El miedo, la voluntariedad y la tecnología son grandes barreras para la comunidad
El Censo se renueva cada 10 años y es importante que sea fidedigno, revelando la población de cada pie cuadrado del país porque de su exactitud depende la distribución de dinero para programas como el Medicaid, el Medicare Part B, el SNAP, las comidas de los colegios y las plazas de estos, entre muchas otras cosas.
A nivel político, de la cantidad de población en cada distrito se deduce la necesidad de más o menos representantes en Washington.
Ser contado es crucial para los servicios de individuos y sus comunidades pero la edición del 2020 se prepara como un desafío para la comunidad latina que ya en 2010 estuvo infracontabilizada. Hasta 400,000 niños de 0 a 4 años no se añadieron a esta contabilidad de personas porque los adultos en los hogares no incluían a los más pequeños.
En la edición del 2020 el conteo “puede ser peor a no ser que nos impliquemos más”, advirtió este jueves Arturo Vargas, director ejecutivo de Naleo.
Vargas explicó que, a diferencia de ediciones anteriores, el Censo de dentro de tres años usará información que se obtenga primordialmente de respuestas conseguidas a través de los formularios en la red en vez de la que se obtenga en los de papel con entrevistas por teléfono o presenciales. Los trabajadores del Censo no van a cubrir manzana a manzana su ciudad sino que se usará imágenes en mapas y programas en la red. Solo un número pequeño de hogares se visitarán en persona y se completará la información cruzando datos con otras agencias.
Son cambios que se exigen para reducir los costos de la elaboración de un Censo que ya tendría que haber recibido fondos para preparar esta edición pero de momento no está siendo financiado por el Gobierno.
Adicionalmente se va a modificar la pregunta sobre la raza y etnia para buscar mayor precisión.
Estas modificiacione,s que exigen una mayor voluntariedad, llegan en un momento en el que hay miedo tanto entre la población inmigrante, como entre los más pobres como admitieron este jueves Vargas y Richard Tobe, subdirector de operaciones de la oficina del Gobernador de Nueva York, en un acto para explicar los cambios y los desafíos que se presentan.
Los inmigrantes indocumentados pueden sentir miedo de ser contabilizados a pesar de que los datos del Censo no se cruzan con los de otras agencias y las personas que por motivos económicos comparte casas con muchas personas pueden sentirse disuadidas de dar el paso y admitir dónde residen por el mismo miedo a ser expulsado. Allison Cenac, gestora regional de Nueva York, animó a quienes viven con varias personas en la misma vivienda, en garajes, en sótanos o lugares que no están diseñados como viviendas, que den el paso y sean contados.
“Los inmigrantes deben ser contados”, insistió Vargas que lamentaba que dado el clima político hay razones par que la gente tenga miedo. Su interés es que haya una campaña de información que transmita a los inmigrantes que por ley no se comparte la información. “Estoy preocupado y es difícil transmitir el mensaje”, admitió Tobe.
“Hemos dicho a la gente que está en su derecho a no contestar preguntas del ICE pero en el caso del Censo tenemos que decirles que lo contrario es lo que les interesa”, explicó Vargas. “El mensaje que tenemos que mandar es que la gente que quiere perjudicarte es la misma que la que no quiere que cuentes en el Censo”, explicaba.