Mujeres lideran el movimiento moderno por los derechos civiles
Mucho antes del movimiento #MeToo, las mujeres de comunidades marginadas en Nueva York ya habían asumido el liderazgo de campañas determinantes
Ligia Guallpa, de padres ecuatorianos, era una niña pequeña cuando sintió hambre de justicia por primera vez. Anhelaba ser parte de la lucha de los trabajadores de la construcción para erradicar el abuso y la explotación laboral, pero abrirse brecha en una industria predominantemente masculina implicó una determinación de acero.
Guallpa, de 32 años, comprendió desde muy joven que el machismo sería el gigante por vencer y que luchar por los derechos civiles y laborales de los jornaleros también sería luchar por la equidad de género y el reconocimiento del liderazgo femenino.
“Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano”. Esta poderosa frase del reverendo Martin Luther King Jr., uno de los primeros líderes en el movimiento de derechos civiles en los Estados Unidos, se ha convertido en un referente para Guallpa y otras mujeres al frente de la organización Proyecto Justicia Laboral (WJP), que aglutina a cientos de jornaleros de toda la ciudad.
“Muy pocas veces se habla del rol de la mujer dentro del movimiento por los derechos laborales y civiles. En los centros de trabajadores son las mujeres las que ahora han asumido el liderazgo, el Proyecto Justicia Laboral es una organización de mujeres fuertes y comprometidas con el movimiento”, expresó Guallpa. “Los desafíos son doblemente grandes para nosotras, hemos luchado para ser escuchadas y para tener un rostro. Finalmente hemos llegado a un punto en el que los jornaleros comprenden que no pueden ganar sus batallas sin el involucramiento de la mujer”.
Guallpa comenzó por tener esperanza en sí misma, al igual que la frase de Luther King Jr. Ese fue el primer paso para no ser relegada en una industria dominada por varones, la mayoría de ellos criados con arraigados valores patriarcales y machistas.
“Antes de #MeToo, muchas mujeres de las comunidades históricamente marginadas ya estábamos liderando un movimiento por el respeto y la igualdad. Por años hemos discutido la brecha salarial entre hombres y mujeres en la industria de la construcción y otras industrias”, comentó Guallpa.
Un movimiento acunado por mujeres
El movimiento #MeToo emergió poderosamente en las redes sociales tras las denuncias de agresión sexual de decenas de mujeres contra el productor de cine Harvey Weinstein, fue entonces cuando miles de relatos de abuso inundaron internet bajo la etiqueta “Me too” (yo también), un movimiento que nació hace una década y en el que muchas encuentran ahora valor para hablar.
Inicialmente la actriz Alyssa Milano invitó a mujeres de todo el mundo a denunciar casos de abuso y acoso machista en Twitter, pero fue la activista Tarana Burke la que inició el movimiento en 1996, tras escuchar el testimonio de abuso de una niña por parte de un familiar. Más adelante, en 2006, Burke lanzó la iniciativa “Me too Movement” (Movimiento yo también), como parte de la organización Just Be Inc, de la que es fundadora, en Brooklyn.
Desde el movimiento #MeToo hasta el combativo discurso de Oprah Winfrey -en la gala de los Globos de Oro- contra “los hombres poderosos y brutales”, las mujeres están dando más pasos no sólo para decir basta al abuso sexual, sino para lograr sus reivindicaciones y ser vistas, por fin, como iguales, una lucha que se aviva en el Día de Martin Luther King Jr.
Para la hondureña Elizabeth Gálvez, de 58 años, una organizadora de trabajadoras de casa, el “Me too Movement” es el desenlace de una batalla que han librado las mujeres desde tiempo inmemorial. Ella misma fue víctima del acoso sexual en su lugar de trabajo y ahora educa a otras mujeres acerca de este flagelo.
“Los grandes movimientos vienen desde abajo, desde nuestras comunidades, sin importar el color de piel o nacionalidad. Hollywood le dio luz a una lucha que estuvo demasiado tiempo en las sombras, creo que podemos aprovechar este momento para fortalecer lo que otras mujeres ya habían iniciado desde la base”, dijo Gálvez, una jornalera de la parada de Williamsburg.
Para las líderes latinas en la política neoyorquina, como la asambleísta Carmen de la Rosa, el liderazgo de las mujeres en los movimientos sociales modernos es determinante.
“Las mujeres han liderado el camino en la lucha por la justicia social. A lo largo de la historia, hemos visto cómo mujeres como Rosa Parks y Dolores Huerta se mantenían firmes por los derechos de las minorías y los trabajadores”, dijo de la Rosa en un correo electrónico. “En la lucha por la igualdad, en la lucha por la excelencia educativa para niños en comunidades marginadas, en la lucha por los derechos de los trabajadores, las mujeres han sido el cerebro y la organización que causa un cambio real en nuestras leyes”.
De la Rosa, quien dijo inspirarse en la jueza Sonia Sotomayor para avanzar en su carrera política, destacó ser una orgullosa defensora de la legislación que incentiva a las empresas propiedad de mujeres y minorías para competir por los contratos del gobierno, y nivelar así el campo de juego para las mujeres empresarias.