¿Qué busca Donald Trump con el gran desfile militar que celebrará en Washington?

Washington acogerá la gran exhibición el 11 de noviembre

Donald Trump quería que las tropas y sus vehículos se pasearán por las calles de Washington, y verá su deseo hecho realidad.

El Pentágono confirmó que el próximo 11 de noviembre, Día del Veterano en Estados Unidos, el Ejército organizará el desfile que había solicitado el presidente el pasado mes de enero.

Trump hizo esta petición tras quedar impresionado por el desfile del Día de la Bastilla durante su visita a Francia el año pasado, según publicó The Washington Post.

La parada marchará desde la Casa Blanca hasta el Capitolio, sede del Congreso, y terminará con la aparición destacada de “un fuerte componente aéreo”.

También participarán vehículos terrestres, pero no tanques, para no dañar el asfalto de la ciudad.

Desde el momento en que se planteó, partidarios y detractores discutieron sobre la idea con la que el presidente estadounidense quería, en palabras del secretario de Defensa, James Mattis, “mostrar su afecto y respeto por los militares”.

La iniciativa fue duramente criticada por miembros del partido demócrata, que consideran que supondría un gasto absurdo de dinero y que proyectaría un símbolo equivocado al resto del mundo.

También el republicano William Cohen, secretario de Defensa de EE.UU. en el último mandato de George W. Bush entre 1997 y 2001, le dijo a la BBC que la propuesta de Trump es “innecesaria” y consideró que hay mejores maneras de honrar a los uniformados.

¿Por qué ahora?

Los desfiles militares a gran escala son vistos por muchos como una herencia de épocas pasadas o de la Guerra Fría, pero lo cierto es que siguen siendo comunes en varios lugares.

Los de Corea del Norte, organizados al milímetro, son probablemente de los más conocidos. También son habituales en Rusia o China.

Países como Australia o España incluyen exhibiciones militares como parte de la celebración de sus días nacionales. En Reino Unido, se organizan con motivo del cumpleaños de la Reina.

Pero lo cierto es que las exhibiciones militares también existen en Estados Unidos, donde se utilizan en eventos importantes o para conmemorar periódicamente grandes esfuerzos militares hechos en el pasado como en el caso del Memorial Day en honor de los soldados caídos en combate a finales de mayo.

Sin embargo, los desfiles de gran envergadura como el que ahora planea el presidente Trump son bastante inusuales en el país y su organización se redujo históricamente a momentos en que finalizaron grandes conflictos bélicos.

El último de ellos, por ejemplo, fue llevado a cabo en 1991. Entonces, el presidente George Bush decidió celebrar el final de la Guerra del Golfo con un gran evento en Washington.

La situación actual, sin embargo, no parece tener nada que ver con estos escenarios. Y ello es lo que ha despertado algunas de las críticas más duras a la iniciativa.

“El objetivo de estos grandes desfiles en Estados Unidos ha sido siempre, casi sin excepción, el de conmemorar y agradecer el esfuerzo de las tropas tras una guerra que acaba de terminar”, le dijo a BBC Mundo el director ejecutivo del Instituto de Historia Internacional de la Universidad de Boston, Cathal Nolan.

“Pero no estamos en esas circunstancias. Hay guerras y conflictos significativos en numerosos lugares. No es un momento en que el país tenga que celebrar una victoria”, destacó.

“Este llamado a realizar un desfile está saliendo más bien de la nada”.

¿Cuál es el objetivo?

El secretario de Defensa, Jim Mattis, dijo que el Pentágono estaba perfilando una serie de planes potenciales para el desfile y que serían enviados a la Casa Blanca para su aprobación.

El profesor Nolan, experto en historia militar, considera que la celebración de estos grandes desfiles en el mundo suele tener dos objetivos claros.

“Lo vemos en países que intentan intimidar a otros mostrando su fortaleza militar, o bien que intentan impresionar a su propia población nacional ante cualquier intento de rebelión en el país”, opinó.

Para el asesor sénior del programa de seguridad internacional del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington, Mark Cancian, el objetivo del plan de Trump es el de mostrar al mundo -y especialmente a sus enemigos- la fortaleza del ejército estadounidense.

Pero si tal y como dijo Mattis la idea es mostrar su apoyo a los militares, Cancian opina que “desde luego un desfile no es la mejor manera”.

El profesor Nolan coincide en que intentar respaldar públicamente al ejército mediante “un desfile en el que el presidente estará en un escenario como la persona más destacada y adoptando un rol de victoria” no es apropiado.

“Trump es alguien que no ha visitado muchas tropas estadounidenses en grandes conflictos en el extranjero. Tras un año de gobierno, no ha estado en Irak, no ha estado en Afganistán… y eso es realmente vergonzoso”, criticó.

¿Cómo reaccionarán en el exterior?

Otra de las grandes preguntas es cómo podría ser interpretada esta iniciativa de Trump en el exterior, especialmente entre países no aliados de Estados Unidos como Corea del Norte que, precisamente, acostumbra a celebrar grandes desfiles.

“No sé qué armamento se incluiría en el desfile, pero si por ejemplo hubiera mísiles balísticos y yo fuera norcoreano, lo vería claramente como una señal de amenaza”, dijo Nolan.

De cualquier modo, descarta que la exhibición pudiera convertirse en un factor decisivo en la escalada de tensiones entre ambos países.

“Está logrando tanta atención porque sería el primero de su estilo, pero no es más que un desfile”, opinó Cancian.

Sin embargo, Nolan cree que algunos países críticos con Washington verían confirmada su visión de que Estados Unidos es “una sociedad y un imperio militarizados”.

Por el otro lado, considera que los aliados podrían sentirse “decepcionados” ante la idea de que Estados Unidos esté desviando la atención a otros asuntos mientras no resuelve los problemas reales.

¿Es un gasto justificable?

Otra de las críticas a la idea de Trump es el alto coste que podría suponer organizar un evento de estas características y trasladar a Washington todos los equipos militares.

El de 1991 necesitó de un presupuesto de hasta US$10 millones.

Militares retirados dijeron al conocerse la iniciativa de Trump que sería preferible invertir el dinero en mejorar las condiciones de veteranos retirados.

Cancian, que fue militar en el pasado y presenció aquel último desfile tras la guerra del Golfo, considera sin embargo que organizar uno en la actualidad volvería a atraer a un gran número de personas que “también quieren ver a dónde va parte de sus impuestos” destinados a gasto militar.

En su opinión, de hecho, la mayor inversión es todo el tiempo y trabajo previo de las tropas para participar en un evento de un solo día.

“Es un derroche de energía y atención para las tropas, que tienen cosas más importantes que hacer”, dijo Nolan.

El concejo municipal de Washington ya mostró su absoluto desacuerdo con la idea de acoger este desfile, incluso aunque el gobierno federal corra con todos los gastos.

“Lamentablemente, el desfile gigante de tanques está cancelado. Permanentemente“, publicó en Twitter.

Ahora, quedó confirmado que no habrá tanques, pero sí el gran desfile que deseaba el presidente.

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