Trump separa de su madre a niña migrante mexicana con síndrome de Down
De los casi 2,000 casos al menos 21 infantes son originarios de México
MÉXICO – Alicia es una niña a la que este artículo le da título, porque las autoridades mexicanas se reservaron la identidad, para no violar sus derechos humanos y su condición de víctima, porque a los 10 años la pequeña fue separada de su madre migrante que pedía asilo en Estados Unidos a pesar de las limitaciones que para ella implica padecer síndrome de Down.
“Manifestamos nuestra más categórica y enérgica condena a esta política cruel e inhumana“, advirtió el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray en conferencia de prensa para puntualizar su postura respecto a la política de cero tolerancia de Donald Trump que ya no permitan que los solicitantes de asilo menores de edad permanezcan con sus padres.
“Solicitamos al gobierno de Estados Unidos que reconsidere esas políticas“.
El gobierno mexicano encontró a Alicia en MacAllen junto con su hermano de la misma edad a 92 kilómetros del único apoyo que tenía al cruzar la frontera como indocumentada: su madre, quien fue enviada al centro de detención migratoria de Brownsville.
Videgaray no dio detalles de los sinsabores de la niña, pero por el síndrome que padece podría necesitar, en esta etapa de crisis emocional, terapias de lenguaje, físicas y una atención muy especializada. Sólo dijo que de un momento a otro podría ir a casa de su padre, quien tiene la residencia en Estados Unidos, mientras la madre sigue su proceso legal.
El canciller aclaró que entre los 1,995 casos de niños separados de sus padres reportados por el gobierno de EEUU, sólo 25 casos son niños de nacionalidad mexicana, aunque la cifra está aún por determinarse porque a través de los consulados México sólo ha detectado 21 casos.
De éstos, 12 fueron separados y enviados a distintos albergues mientras los padres se encuentran en centros de detención de Seattle. Siete ya fueron deportados bajo los convenidos de Repatriación Ordenada y entregados a familiares; el resto, sigue en proceso.
“El gobierno mexicano respeta la política migratoria del gobierno de Estados Unidos”, expresó. “Pero no podemos ser indiferentes ante un hecho de violación de derechos humanos‘‘.
Entre las fallas más importantes que detectó el gobierno mexicano en el proceso de separar las familias en EEUU hay dos que, de no corregirse, podrían perderse para siempre padres e hijos porque:
- La administración de Trump no tiene coordinación entre las agencias que participan en el proceso y
- No existe un registro concurrente (sistematizado, a veces se hace, a veces no) de padres y niños.
“El hecho de que no haya un registro con la misma ficha genera dificultad para la reunificación o repatriación conjunta de los casos‘‘, advirtió Videgaray que ya en multiples llamadas que hizo a EEUU a la secretaria de Seguridad Interior, de Salud, Departamento de Estado; y a la Organización de Estados Americanos, Unicef y a todos los funcionarios con quienes ha buscado apoyo. Pide a la comunidad internacional no se quede en silencio.
Por lo pronto, el gobierno mexicano ofreció la infraestructura de sus 50 consulados a los pares de Guatemala, El Salvador y Honduras cuyos problemas con la separación de niños se multiplican por 10.
El Canciller @LVidegaray dijo que el @gobmx no permanecerá indiferente ante una situación como la separación de familias en la frontera y señaló que en la política exterior de México existe una responsabilidad moral y constitucional de protección y respeto a los Derechos Humanos. pic.twitter.com/HeMlzQ1wSz
— Relaciones Exteriores (@SRE_mx) June 19, 2018
Organizaciones de repatriados como New Comienzos consideran que si bien las intensiones son buena, la respuesta en los consulados aún es deficiente y hace falta que aceleren el proceso de respuesta rápida cuando un repatriado es detenido: en su base de datos de 8,000 personas deportadas desde 2015, sólo el 95% fue atendida.
“El 01 800 siempre está ocupado o suena y nunca contestan y eso desepera mucho: yo mismo lo viví en carne propia‘‘, dijo Israel Concha, fundador de la organización. “Mande después 100 cartas y nunca me respondieron‘‘.