Levantarse a comer en la madrugada es más peligroso de lo que crees
Puede incrementar el riesgo de desarrollar obesidad y, en un futuro próximo, alguna enfermedad cardiovascular; así como problemas en la regulación de las horas de sueño recomendadas que pueden inducir a un estado prediabético
Todos en algún momento hemos despertado en la madrugada con hambre y creemos que un pequeño alimento no habría de afectarnos. Y, sin más, comemos o picamos algo del refrigerador y regresamos a la cama.
Pero, ¿te has preguntado los efectos de esta costumbre en nuestro cuerpo? Quizá seas de los que piensa que esta práctica no afecta nuestra salud y que si el cuerpo lo pide seguro es porque lo necesita.
Sin embargo, esto no es del todo cierto y aquí te contamos por qué levantarse a comer de madrugada es peligroso.
Esta actividad, como la hemos señalado, es en realidad un tipo de trastorno alimenticio. Aunque es importante destacar que no en todos los casos, pues si ocurre muy rara vez no debería ser un problema; sin embargo, cuando la práctica es frecuente existe un riesgo.
Este trastorno recibe el nombre de Trastorno Alimenticio Nocturno (TAN), del que se distinguen dos tipos más: el Síndrome Alimentario Nocturno (SAN), en el que la persona come cualquier alimento; y el Trastorno Alimentario del Sueño (TAS), en el que la persona se despierta a mitad de la noche a comer de forma inconsciente.
Comer durante la madrugada podría ser peligroso ya que puede incrementar el riesgo de desarrollar obesidad y, en un futuro próximo, alguna enfermedad cardiovascular; así como problemas en la regulación de las horas de sueño recomendadas que pueden inducir a un estado prediabético. Una investigación realizada por la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señala que permanecer despiertos hasta la madrugada y comer alimentos pesados trae problemas en la salud, ya que “en estos casos, aunque el sistema digestivo está en reposo se le fuerza a trabajar”.
Con ese forzamiento a realizar sus funciones, el resto de “los órganos vinculados al procesamiento de la grasa tampoco van a ser eficientes, por lo tanto, una parte importante se acumulará”, señala la investigación, por lo que la probabilidad de subir de peso se incrementa y, con ello, viene el riesgo de desarrollar obesidad o enfermedades cerebrovasculares. Esto tendría su explicación en el proceso del sueño ya que, de acuerdo con un estudio publicado por Experimental Physiology, “el trabajo nocturno es un factor de riesgo para la enfermedad cardiovascular por el aumento de triglicéridos (grasas) en el cuerpo”. Y, de acuerdo con la investigación de la UNAM, también se asocia el sueño con estos problemas.
Pues, al “disminuir las horas de sueño, aumenta el apetito” y se induce a un estado prediabético. Estas personas optan por una ingesta de alimentos ricos en grasas y carbohidratos. Mientras que aquellos que duermen de 8 a 10 horas eligen consumir alimentos naturales ricos en proteínas como las verduras.
Así que si eres de los que por gusto o por trastorno alimenticio se acerca a la cocina durante la madrugada para comer algún alimento, deberías pensártelo dos veces pues sacrificar tus horas de sueño por un alimento puede llevarte a la obesidad.