Su novio la dejó porque le obligaba a bañarse antes de tener sexo
Ellen lleva usando guantes para no exponerse a los gérmenes desde hace más de ocho años
Ellen Hardy es una joven que tiene una condición que ha cambiado por completo su comportamiento y su vida.
Estaba solo en el primer curso de universidad cuando desarrolló una obsesión con la limpieza. Hasta tal punto llega que ahora siempre usa guantes. La mayoría de las veces se pone dos pare en un intento desesperado por mantenerse libre de gérmenes.
La vida de Ellen no solo se convirtió en una pesadilla viviente debido a su condición, sino que también provocó el fin de su relación con el hombre que amaba.
En en agosto de 2016 fue diagnosticada con trastorno obsesivo compulsivo (TOC), una afección de salud mental común que causa pensamientos obsesivos y comportamientos compulsivos. Su salud y bienestar se han visto tan afectados que Ellen está desesperada por recaudar unos $12,000 dólares para poder costearse un tratamiento en una clínica de salud mental.
Al principio su problema no era tan grave, sentía que debía proteger sus manos por la noche, para que no se resecaran tanto. Pero poco a poco, se fue obsesionando hasta sentir que tenía que cubrirlas todo el día. Llegó a tener más de 200 pares de guantes. El siguiente paso fue que sintió que también debía cubrir el resto de su cuerpo.
Los amigos y la familia pronto notaron el extraño comportamiento de Ellen, especialmente después de que ella comenzó a cubrirse de arriba a abajo con una “capa protectora” de ropa.
Su TOC comenzó a causar problemas con sus seres queridos. Es especialmente difícil con su hermana gemela, que no puede entender qué le ha pasado y cómo ha cambiado tanto en unos pocos años.
A pesar de su condición, que implica lavarse las manos compulsivamente más de 100 veces al día, Ellen encontró el amor, conoció a su compañero en una Comic-Con, una convención de entretenimiento y cómics.
“Pudimos disfrutar de una relación relativamente normal a pesar de mi TOC. Por suerte, al principio fue comprensivo y empático”.
Pero Ellen admite que si tenían relaciones íntimas insistía en que su novio, a quien no quiere nombrar, se lavara “la mayor parte de su cuerpo” primero.
El chico aguantó hasta que ya no pudo más, decidió cortar la relación y le confesó que era debido a su TOC. Sentía que se estaban perdiendo muchas cosas bonitas de la vida.
“Me dijo que quería que fuéramos una pareja normal, quería poder tocarme sin que yo fuera corriendo al baño a lavarme la cara, o poder besarme sin que yo insistiera en que primero se lavara la boca. Todo se acumuló con el tiempo, tampoco ayudó ver a otros amigos en relaciones estables, felices. Le hizo ver que tenían todo lo que nosotros no teníamos“, cuenta Ellen según refleja el diario The Mirror.
Al darse cuenta de cuán grande era su problema y cómo afecta a las personas que le rodean, Ellen decidió quitarse los guantes el mes pasado y no se los ha vuelto a poner desde entonces.
“No ha sido fácil, ya que mis manos se han vuelto tan sensibles después de ocho años de usar guantes día a día que tengo que volver a aprender a cómo tocar y cómo se sienten las cosas”.
Aunque cada día supone una lucha, Ellen está motivada para superar su obsesión y dejar de lado el TOC de una vez por todas.