“Muero por sacarlo y que conozca todo”: Nacer en tiempos del coronavirus
La experiencia de dar a luz durante la pandemia bajo estrictas medidas de precaución pone tensión a las madres y sus familias
LOS ÁNGELES – Dimitri Alexander Gutiérrez llegó al mundo el 23 de marzo, casi a las 11 de la noche, a pocas semanas de haber estallado en California la crisis de salud provocada por el coronavirus.
El 4 de marzo, el gobernador de California Gavin Newsom y el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, habían declarado la emergencia y emitido la orden “Quédate en Casa” para frenar el avance de la enfermedad que ha puesto en confinamiento prácticamente al mundo entero.
Ruby Janet Muñiz había soñado con dar a luz a su primer hijo al lado de su compañero y de las mujeres más importantes de su vida, su madre y su suegra, pero jamás se le hubiera ocurrido pensar que un virus le iba a impedir cumplir su sueño.
“Solo me pudo acompañar mi pareja en el parto”, dice esta madre quien a los 25 años de edad, alumbró a su primer hijo en la Maternidad Queen of the Valley de la ciudad de West Covina en el condado de Los Ángeles.
“Antes del coronavirus, la doctora me había dicho que no habría problemas para que mi mamá y mi suegra estuvieran en el parto. Cuando apareció la epidemia, le volví a preguntar. Me respondió que solo una persona podría entrar. Fue algo muy triste, pero tuvimos que hacerlo por el bien del bebé”, dice.
En los últimos días del embarazo, cuando ya el COVID-19 se había convertido en una verdadera amenaza, Ruby Janet se puso en cuarentena y se encerró en su casa.
“Solo iba a la cita con el doctor, y llevaba mascarilla y guantes. Siempre estaba leyendo historias de embarazadas durante el coronavirus, y buscaba mantenerme informada”, dice.
A Ruby Janet se le rompió la fuente el domingo 22 de marzo. Ella y su compañero se fueron de inmediato al hospital, donde ya no la dejaron irse a su casa.
“Fue muy estresante estar mi pareja y yo, solos en el hospital esperando el nacimiento de mi bebé. Tampoco nos dejaron grabar el parto”, recuerda.
Debido a que después de dar a luz, tuvo que ser operada de emergencia para extraerle la placenta, ya que no salió de manera natural, pasó internada en el hospital cuatro días. Su bebé además tardó varios minutos en reaccionar al nacer y fue puesto en observación. “Fue algo muy traumático. No fue lo que me esperaba”, dice.
A la distancia
Sus padres y sus hermanos conocieron a su bebé casi una semana después de nacido.
“Llegaron a la casa todos recién bañados, con guantes y mascarillas. No pasaron por ningún lado antes de llegar. Tuvieron que contentarse con conocer a Dimitri Alexander desde lejos”, dice.
Ella y su compañero no han reparado en tomar medidas de precaución.
“Cuando él entra a la habitación donde estamos el bebé y yo, tiene que hacerlo recién bañado y con ropa limpia”.
Ella no sale para nada de su habitación. “Solo hemos ido al doctor. Mi suegra se encarga de la casa y mi mamá trae comida. Ellas son las únicas dos personas que han cargado al bebé”, observa.
Ruby Janet se esmera mucho en cuidar a su hijo porque sabe que los recién nacidos no tienen muchas defensas.
“Me hubiera encantado otra experiencia a la hora del parto, como la imaginé desde niña. Pero estoy siguiendo las reglas para evitar el coronavirus porque es algo muy serio”.
Y le busca el lado positivo a la experiencia. “Tengo que ser fuerte por mi hijo. Solo deseo que encuentren una cura a la enfermedad, y todo se calme para que regresemos a la vida normal”, dice.
Su mayor deseo es salir a la calle con su hijo en brazos y presentarle el mundo. “Muero por sacarlo y que conozca todo”.
Angustia y frustración
Rocío Higuera Muñiz, la abuela de Dimitri Alexander, reconoce que se sintió muy angustiada y frustrada por no poder estar en el nacimiento de su primer nieto como lo planeó con su hija por nueve meses.
“Ni siquiera al lobby nos permitieron entrar. Me afectó mucho emocionalmente, y me asusté cuando llegamos al hospital y había un montón de carpas en el estacionamiento para recibir a todos los posibles enfermos del coronavirus”.
Sin embargo, platica que al reflexionar semanas después, ya más calmada, entiende que los protocolos de seguridad tomados por el hospital donde nació su nieto, fueron los adecuados para protegerlo a él y su hija.
“Tengo entendido que ahora no dejan entrar ni a los esposos al parto. Al menos cuando nació mi nieto, a su papá sí se lo permitieron”, dice.
Rocío visita a su hija y nieto cada dos o tres días. “Yo hubiera querido estar ahí cada día con ellos como habíamos planeado, pero el coronavirus no nos ha dejado”.
Cuando visita a su nieto, sigue todo un ritual de limpieza.
“Salgo bañada y con ropa limpia. Voy directo a la casa de mi hija, sin hacer ningún alto en el camino. Al llegar, me quito los zapatos, me desinfecto y lavo las manos. Me cuido lo más que puedo para poder ver a mi nieto, y ayudar a mi hija”, sostiene.
Aunque el nacimiento de su primer nieto no fue como lo soñaron, esta familia se ha adaptado a las reglas establecidas para evitar la propagación del coronavirus, y sobre todo para proteger al recién nacido.
“Yo ya había pensado hasta en las palabras que le iba a decir a mi hija en el momento que diera a luz. Al principio, lloré porque el coronavirus frustró nuestra ilusión, pero Bendito Dios, el bebé está bueno y sano; aunque no lo vamos a poder disfrutar plenamente hasta que termine esta epidemia”, dice la dichosa abuela.
Y quizá cuando el niño crezca, dice que les va a preguntar, dónde están las fotos y el vídeo de mi nacimiento. “Le tendremos que decir que nació en una época histórica, en tiempos del coronavirus, y que no pudimos tomarle por su propia protección y porque nos tenían a todos confinados en nuestras casas”.
Recomendaciones médicas
El doctor Ilan Shapiro, director médico de bienestar y salud de la clínica Altamed, dijo que para no exponer a los recién nacidos a la epidemia, se deben evitar las visitas para conocerlo, porque aunque los estén amamantando, no tienen desarrollados sus anticuerpos. “Y si los familiares, los quieren besar, bésenlos en una fotografía. No se les acerquen”, advierte.
Es conveniente, dice, que si las mamás se sienten cansadas y con mucha tensión, pidan ayuda a su pareja. “Salgan unos diez minutos de su cuarto y respiren un poquito. Si pueden, salgan a orearse y que les pegue el sol”, dice.
A las embarazadas, les recomienda que se cuiden, huyan de los enfermos, laven las manos con frecuencia, ejerzan la rutina del distanciamiento social y coman sano.
El Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), revela en su página web que la transmisión de madre a hijo durante el embarazo es poco probable, pero después del nacimiento, el recién nacido es susceptible de ser contagiado de persona a persona.
Indican que un pequeño número de bebés han salido positivos al virus poco después de su nacimiento. Sin embargo, se desconoce si lo adquirieron antes o después de nacer.