Maestros hispanos entre los 50 fallecidos del sistema escolar de NYC a causa del coronavirus
Entre las víctimas hay 22 asistentes docentes, 21 maestros, dos administradores, tres oficinistas, un consejero y un trabajador del servicio de alimentos
Cuando en algún momento, la comunidad escolar de la Escuela Pública 9, en el vecindario de Prospect Heights de Brooklyn vuelva a las aulas, sentirán el vacío dejado por la maestra de tercer grado dominicana, Sandra Santos Vizcaíno, la primera docente hispana víctima del coronavirus en la Gran Manzana y uno de los 50 miembros del sistema de educación pública que han perdido la vida ante la pandemia.
“Siempre la extrañaremos con su alegría infinita en nuestros pasillos. Sandra hizo que todos se sintieran especiales, ella vivió para enseñar”, publicó Wanda Chong, en un gesto de condolencias a su colega que lamentablemente se empieza a replicar, con otros nombres, en diferentes espacios del distrito escolar de la ciudad de Nueva York, en donde el COVID-19 tampoco está teniendo pausas.
Al inicio de esta semana, el Departamento de Educación de la ciudad de Nueva York (DOE) confirmó la muerte de medio centenar de sus empleados, debido a casos asociados con la pandemia.
Se trata de una de las fuerzas laborales más grandes de la ciudad, y de acuerdo con los datos revelados, entre las víctimas hay 22 asistentes docentes, 21 maestros, dos administradores, tres oficinistas, un consejero y un trabajador del servicio de alimentos en diferentes centros escolares de los cinco condados.
No se divulgaron nombres, ni detalles sobre en qué escuelas habían trabajado los empleados, tampoco los agentes de seguridad escolar que pertenecen al Departamento de Policía de la ciudad de Nueva York (NYPD).
“Todos hemos perdido algo”
En un comunicado en su página web, la Federación Única de Maestros (UFT) destacó que “sin excepción, todos hemos perdido algo durante esta pandemia, los estudiantes han perdido la posibilidad de aprender en las aulas, hemos perdido la libertad, pero las peores pérdidas, son las humanas”.
Michael Mulgrew, el presidente de UFT, informó a medios locales que los planteles que han perdido educadores, han tenido que pedirles a otros maestros que asuman al grupo de estudiantes afectados o que distribuyan a los estudiantes entre los docentes restantes.
“Es un momento muy traumático ya que los consejeros de duelo están trabajando a toda marcha. Realmente es un gran desafío hacerlo de forma remota. Nuestra gente está completamente abrumada en este momento”, aseveró Mulgrew.
El coronavirus ha cobrado un precio particularmente alto en los asistentes docentes, que representan solo el 19% de la fuerza laboral pero más del 44% de las muertes.
Las estadísticas en toda la ciudad, desde el 1 de marzo, reflejan que el virus ha asestado un duro golpe a las comunidades de color de bajos ingresos de la ciudad.
Mulgrew, destacó que en el grupo de los asistentes docentes que trabajan muy frecuentemente de cerca con estudiantes con discapacidad, hay un número importante que pertenecen a las comunidades de color y ganan salarios de alrededor $26,000.
La UFT creó un sitio web conmemorativo para honrar a los trabajadores de los centros escolares que han perdido la batalla ante la pandemia.
“No podemos reunirnos en este momento desgarrador para llorar a estos queridos miembros de UFT. Pero los honramos y celebramos el trabajo de sus vidas en UFT Honors”.
Cifras para el soporte emocional
La autoridad educativa ahora expondrá las cifras de muertes semanalmente, luego de fuertes presiones por haber mantenido en silencio estos datos.
Este primer reporte , incluye los decesos reportados del 16 de marzo al 10 de abril. De ahora en adelante, cada lunes compartirá los números actualizados, reflejando el número de víctimas de la semana anterior.
“La ciudad está recopilando responsablemente la información, con el único sentido de desplegar eficazmente el apoyo a las crisis, a través de asesores de orientación y trabajadores sociales de forma remota. Además queremos garantizar el soporte correcto cuando los edificios escolares vuelvan a abrir“, explicó Richard Carranza, canciller de educación de la ciudad de Nueva York.
El DOE impulsará en las comunidades escolares planes de salud mental y apoyo emocional para procesar estas pérdidas.
“También estamos apoyando al personal para notificar a sus comunidades de la manera más apropiada posible, respetando los deseos de las familias”, precisó Carranza.
Educadores latinos que se “despiden”
La quisqueyana Sandra Santos Vizcaíno, de 54 años, visitó por última vez la escuela Sarah Smith en Brooklyn, el pasado 19 de marzo, en donde era maestra de tercer grado. Fue docente de educación bilingüe en planteles de Nueva York por 25 años.
Se graduó en Bard College y obtuvo una maestría en ciencias y educación científica en la Universidad de Long Island.
“Vivimos un momento desafiante, al enfrentar la devastadora realidad de perder una gran maestra, al enfrentar además los sonidos de nuestros pensamientos y miedos”, escribió Fatimah Ali, directora de la escuela, en una carta a la comunidad el pasado 31 de marzo cuando trascendió la noticia de su deceso.
Soñaba con retirarse al lado de su esposo a su querida isla, en donde construyeron la casa que siempre anheló.
“Nos aseguraremos de honrarla”, dijo Richard Carranza, canciller de educación de la ciudad.
Le sobrevive su esposo y dos hijos.
El personal de la Escuela Pública 79 en East Harlem, está de luto por la pérdida de un miembro muy especial de su comunidad escolar, la asistente docente Rosario González.
Trabajó durante 35 años en el mismo centro educativo. En 2016, había sido reconocida por el Distrito 75 por su calidad de servicio en su escuela.
“Para aquellos de nosotros que tuvimos la suerte de conocerla, ella era la abuela que abarcaba a un padre, una maestra y una amiga”, refirió su compañera, Esther Moreno.
Su nieta, Jasmine González-Chávez, describió a Rosario como la piedra angular de la familia González.
“Ella nos mantuvo juntos y nos hizo sentir a cada uno de nosotros como la persona más especial en su vida, con los ojos brillantes de amor y siempre listos con suaves palabras de elogio“, recordó..
Inspirada en el ejemplo de su abuela, González-Chávez se convirtió en educadora y enseña cuarto grado en la escuela pública 36 en El Bronx.
La boricua, nacida en Mayagüez, Carmen Manto, trabajó como asistente docente durante muchos años en la Escuela Pública 152 en Woodside, Queens.
Es definida por sus ex compañeros de ese plantel como una “aguerrida trabajadora” que se dedicaba con especial pasión a los alumnos, además que era conocida por ser una defensora de los animales.
“Siempre serán necesarios sus comentarios divertidos y su manera original de resolver los problemas”, comentan sus allegados.
Además de su esposo, a Carmen le sobreviven su madre, Rosario Rivera, sus tres hijos y cinco nietos.