Cómo reconocer el pescado fresco

El pescado fresco debería contar con agallas mojadas y un olor que te recuerde al mar

pescado fresco

El consumo de alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, como los que se encuentran en los pescados azules es de gran ayuda para provenir el deterioro cerebral.  Crédito: Shutterstock

El pescado es un alimento habitual en la dieta occidental y que retiene mejor sus propiedades entre más fresco esté. Si no lo compras a menudo, puede que no sepas cómo reconocer un pescado fresco, lo cual puede traer problemas.

Si es tu caso, aquí te daremos algunas indicaciones con las que podrás reconocerlo fácilmente y así poder disfrutar de todos sus nutrientes.

Fíjate en la piel

El portal de alimentación Canal Cocina indica que reconocer que un pescado está fresco o no requiere que miremos y toquemos su piel, porque la piel de un pescado fresco debería ser firme y brillosa.

Al tocar suavemente la piel del pescado, esta debería volver a su lugar como signo de elasticidad. Si no es así, el pescado no está fresco.

Mira sus ojos

Los ojos de un pescado fresco deberían estar claros y exentos de cualquier opacidad. Además, ellos tienen que sobresalir un poco. Esta comprobación no siempre es posible dado que en ocasiones el pescado se vende sin su cabeza.

Percibe su aroma

Un pescado fresco no debería tener un olor rancio o similar al amoniaco, sino que debería tener un aroma similar al del mar o a las algas, porque eso significa que no ha pasado mucho tiempo desde que fue extraído del agua. En otros términos, el pescado no debería tener olor “a pescado”.

Revisa las agallas

pescado
Foto: Pixabay

Las agallas de un pescado fresco deben ser brillantes y tener un color vivo. Las agallas de un pescado fresco se caracterizan por estar mojadas, no con una apariencia viscosa ni mucho menos secas. Si las agallas están mojadas, eso indicará que no tiene mucho tiempo fuera del agua.

A medida que te acostumbres a comprar pescado, será más fácil identificar y diferenciar el pescado fresco del que no lo está. Es una habilidad que se desarrolla con la práctica, por lo que fallar de vez en cuando está permitido siempre que no interfiera en tu alimentación.

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