Organizarse ahorra plata
Hacer un calendario de pagos ayuda a evitar sobrecargos y penalidades
La desorganización financiera es cara y estamos en tiempos de ahorrar hasta el último centavo.
Es cara porque si por descuido se dejan billes sin pagar, porque se ha pasado la fecha de hacerlo, aparecen los intereses o los sobrecargos por pagos tardíos. En algunos casos, también puede aparecer una mancha en el informe crediticio que puede perjudicar compras futuras.
Si los pagos están domiciliados a su cuenta de banco y estos llegan cuando no hay dinero, puede tener que hacer frente a un pago por sobregiro.
La Oficina de Protección al Consumidor Financiero (CFPB en sus siglas en inglés) aconseja a quienes tienen problemas durante la pandemia para pagar sus gastos mensuales que se pongan en contacto con las empresas que les proveen los servicios porque muchas de ellas están siendo flexibles con los billes.
Una de las cosas que esta Oficina recomienda es que si se pueden pagar se establezca un calendario para hacerlos. Al tener ese calendario con el pago exacto o aproximado (si depende del uso como la electricidad, por ejemplo) a lo largo del mes se puede presupuestar mejor el dinero disponible y evitar penalidades.
Si los pagos se hacen por correo postal es importante registrar estos al menos siete días antes de que sea debido para evitar problemas de cartas que llegan tarde y por ello se carga una penalidad. En el caso de que el pago sea en línea es conveniente marcarlo dos o tres días antes del vencimiento para evitar tardanzas.
Esta Oficina recomienda dar un paso más en esta gestión sencilla de pagos que, además, es clave para la elaboración del siempre aconsejable presupuesto. Se trata de añadir a este calendario de pagos el de ingresos para comparar lo que entra y sale de su bolsillo. Lo puede hacer mensualmente, que es cuando los pagos son recurrentes, o quincenalmente si los divide alrededor de la fecha en la que cobra su salario.
En el caso de que se le junten muchos pagos en un momento del mes alejado del día de pago, y por tanto con menos dinero, puede hablar con algunos de los proveedores de servicios para intentar alterar el calendario. En el caso de la renta, a veces resulta más fácil pagar por quincenas un pago más bajo que el mensual.
Y ¿qué hacer con los papeles?
Muchos de ellos, los billes que vienen todos los meses, por ejemplo, pueden destruirse tal y como aconseja la Comisión Federal de Comercio (FTC). Esta agencia sugiere que se destrocen con la trituradora los documentos periódicos del banco, de pagos de tarjetas, o las nóminas (una vez que están verificadas con el W2) a ser posible para evitar robos de identidad.
Hay que salvar de la destrucción temporalmente las facturas relacionadas con impuestos (durante un máximo de siete años o el tiempo que sea cuando se trata de reformas en casa que se va a vender luego), las que llevan implícitas garantías, son prueba para devoluciones o motivo de disputas.
Lo que si hay que guardar son los certificados de nacimiento, defunción, tarjetas del seguro social, documentos sobre ciudadanía o estado civil (divorcio, por ejemplo). Eso hay que mantenerlos siempre en lugar seguro.