Las madres que no pueden celebrar
La lucha contra la violencia de género necesita visibilidad los 12 meses del año
Mientras muchos se preparan este fin de semana para rendirle homenaje al ser que les dio la vida, habrá otras madres que no tendrán nada que celebrar. Al contrario, será una día de triste recuerdo porque la violencia de género les robó lo más preciado: las vidas de sus hijas.
El más reciente episodio de feminicidio que ha encendido de nuevo las alarmas sobre esta problemática social ocurrió en Puerto Rico, donde la joven embarazada Keishla Marlen Rodríguez Ortiz, de 27 años, fue golpeada, drogada, amarrada, atada a un bloque y lanzada al río. La investigación apunta como sospechoso al boxeador Félix Verdejo. Según testigos, el acusado no quería que Keishla tuviera el bebé.
Es lamentable que sólo en casos como este -donde alguno de los involucrados es una persona pública reconocida- se retome el debate de una epidemia compleja, latente y enraizada en el núcleo familiar. Sólo en Puerto Rico en lo que va del año 18 mujeres han muerto a manos de sus parejas. El año pasado la cifra llegó a 52.
Varios puntos de vista han surgido recientemente sobre cómo abordar la violencia doméstica. Particularmente porque otra de las secuelas de la pandemia de coronavirus justamente ha sido el aumento de mujeres maltratadas.
Los expertos: sociólogos, psicólogos, trabajadores sociales entre otros, coinciden en un punto clave: “Hay que comenzar desde la niñez”. En las escuelas elementales, donde los chicos empiezan a formarse, es crucial adoptar un enfoque más integral para inculcar el respeto a la vida, el respeto a la mujer y que la violencia no puede ser la respuesta.
Las cifras revelan que 33 por ciento de los jóvenes en Estados Unidos están involucrados en relaciones de pareja donde el componente de la agresión está presente. Es más, las chicas de entre 16 y 24 años tienen 3 veces más probabilidades de ser abusadas por parte de sus parejas en comparación con el resto de la población. Y si esto fuera poco, en una encuesta, 1.5 millones de chicas de secundaria confesaron que sus parejas las habían golpeado.
No cabe ninguna duda de que la violencia de género es un asunto de política pública. No esperemos a que los ‘cuerpos’ de más mujeres como Keishla terminen en una morgue. La lucha contra la violencia de género necesita visibilidad los 12 meses del año.
Ha quedado demostrado que no son suficientes las campañas de información. El estigma de esta epidemia mata: no todas denuncian a su agresor, y cuando lo hacen el sistema casi siempre les falla. Por eso hay que empezar desde los cimientos: la psique infantil.