¿Un Partido sin Dios?
Ni los Demócratas ni Obama representan los valores latinos
La Convención del Partido Demócrata realizado hace un tiempo en Charlotte, North Carolina, demostró como este partido, bajo el liderato del presidente Barack Obama, se encuentra dominado por la izquierda cultural. De hecho, prácticamente todos los lideres que desfilaron por el podio expresaron insistentemente su apoyo al aborto y al matrimonio de personas del mismo sexo. Desde el alcalde de San Antonio, Julián Castro, a la primera dama, Michelle Obama, todos los oradores declararon su compromiso con estas causas.
Más aún, por todas partes se veían, durante los tres días de la convención, banderines y letreros haciendo alusión a los “derechos gay” y al supuesto derecho de la mujer a decidir abortar a su bebe no nacido. Este encuentro no parecía la convención de uno de los dos principales partidos del país, sino más bien, un mitin de “hippies” y extremistas.
Al inicio, por ejemplo, los coordinadores de la convención quisieron que la controvertible activista pro-aborto, Sandra Fluke, ofreciera uno de los principales discursos de la noche. Fluke se hizo famosa meses atrás cuando, como estudiante de Derecho en la Universidad de Georgetown, hizo una presentación a un grupo de miembros demócratas del Congreso en el que manifestó su firme oposición a que instituciones afiliadas a iglesias, por razones de conciencia, puedan optar por no ofrecer anticonceptivos libre de costo a sus empleados o, en el caso de las universidades, a sus estudiantes.
Y en la última noche de la convención, la hija del expresidente John F. Kennedy, Caroline, siguió el tono extremista de la convención al decir “como una mujer católica, yo tomo la salud reproductiva seriamente, [la cual] hoy en día está bajo ataque”. ¡Mujer católica! Estoy seguro que la señora Kennedy sabe muy bien que la doctrina de la Iglesia católica se opone contundentemente al aborto y la salud reproductiva que defienden los demócratas. “Como católica”, la señora Kennedy debería saber que su comentario para los católicos es básicamente sacrílego.
El momento emblemático de esta convención, sin embargo -que, en efecto, es representativo de todo el radicalismo que se percibió en este encuentro-, se dio cuando el alcalde de Los Ángeles, Antonio Villaraigosa, prácticamente le imploró a los militantes radicales de su partido que incluyeran a Dios en la plataforma del partido. Resulta que el texto de la plataforma que fue aprobada por el comité encargado de redactarla, y que fue revisado por la propia campaña de reelección del presidente Obama, excluyó por primera vez en la historia de esta colectividad política toda referencia a Dios. En específico, se aseguraron que la palabra “Dios” no apareciera en lo absoluto en el texto de la plataforma.
De más está decir que es sorprendente que en un país como el nuestro, fundado en la creencia de un ser supremo, como articulado en la Declaración de Independencia, que habla del “Creador”, de la “Divina Providencia” y del “Dios de la naturaleza”, y como expresado en nuestro lema oficial -“In God We Trust”-, “En Dios Confiamos”, uno de nuestros principales partidos políticos busque ponerle fin a nuestra tradición patriótica de reconocer al Todo Poderoso en sus principales declaraciones y manifiestos. Pero, parece que el Partido Demócrata bajo Obama ha decido claudicar por completo a organizaciones extremistas como el American Civil Liberties Union que quieren sacar a Dios y la Iglesia de la plaza pública.
Los republicanos se dieron cuenta de esta terrible omisión y alzaron su voz el primer día de la convención, lo que provocó que la campaña de Obama, que aparentemente pensaba que nadie se iba a dar cuenta de su atea maniobra, para evitar el escándalo, inmediatamente se moviera para que se enmendara la plataforma para incluir una mención del divino creador.
Así, pues, Villaraigosa llevó al pleno de la asamblea para votación a voz dicha enmienda, pensando que fácilmente sería aprobada por los delegados comprometidos con el presidente Obama. Jamás pensó el alcalde que la inmensa mayoría de los delegados después de ser interpelados una, dos y hasta tres veces por él, votaran de manera claramente audible en contra de la enmienda, en contra de Dios.
Desesperado el alcalde, ante la renuencia de fieles radicales del presidente a seguir el plan políticamente correcto concebido por los propios asesores del Comandante en jefe, en vivo y todo color, se atrevió a decir que la asamblea había votado por dos tercios a favor de la enmienda. Es decir, que el no de los delegados realmente era un sí.
En fin, que quedó claro ante todos que la base política de Obama rechazó a Dios tres veces, y que a diferencia de San Pedro, el arrepentimiento del presidente no fue genuino, sino una mera movida acomodaticia para evitar ataques políticos.
Nosotros los latinos somos gente de fe. Creemos en la familia, y en el derecho a la vida, desde la concepción hasta la muerte natural. No creo que esta convención ni el liderato actual del Partido Demócrata, encabezado por el presidente Obama, sean representativos de nuestros valores. En noviembre asegurémonos que nuestro voto cuente y que votemos por nuestros valores.