Para cocinar no se necesita ser científico de la NASA: chef Falsarius
El chef propone la sencillez frente a la complejidad.
Madrid (EFE).- Oculto tras su nariz de payaso, el chef Falsarius continúa en internet con su “cocina para impostores”, en la que propone la sencillez frente a la complejidad emanada del “boom” de la gastronomía española, que “ha asustado a mucha gente, al hacer pensar que cocinar es como ser científico de la NASA”.
En una entrevista con Efe, Falsarius sigue apostando por su comida de “supermercado” que es “barata y sin locuras estrambóticas” y “muy práctica en estos tiempos de penurias”.
Su objetivo es demostrar que todo el mundo puede cocinar, porque “comer rico es fácil”, aunque luego, añade, “se puede sofisticar todo lo que quieras”.
“La gente se levanta pensando en lo que le apetecen unas lentejas o un cocido, no una tempura con emulsión de salicomia (un vegetal)”, recalca.
La trayectoria pública de Falsarius y su cocina de “fondo de armario” comenzó hace unos seis años cuando decidió buscar una solución a su “mala cabeza” que le impedía recordar algunas de sus recetas “impostoras” y creó un blog en el que inició una recopilación de sus propuestas a modo de archivo.
Ante su “sorpresa”, una legión de seguidores comenzó a seguir sus creaciones a través de internet y a pedirle más propuestas, lo que posteriormente condujo a la publicación de varios libros y a participar en medios de comunicación, porque, en sus palabras, los impostores tienen “bastante fortuna en España”.
Reconoce que el auge de la cocina española es “fantástico” para la marca España, aunque muchos de los restaurantes solo por la prensa, por lo que no ha querido destacar a ninguno de ellos, salvo el “Aponiente” de Ángel León, en la localidad gaditana de El Puerto de Santa María, donde comer “es una auténtica experiencia” a base de “humildes pescaditos”.
Algunos de los cocineros más renombrados de España han dedicado a Falsarius algún comentario poco “amistoso” que él, achaca, “a que hay gente que se toma todo muy en serio”.
“Cada uno puede hacer lo que quiera, pero también nos podemos reír un poco”, porque “todo esto no es más que una necesidad básica, el alimentarse, no una religión”, insiste.
Para la época otoñal recién iniciada recomienda un buen plato de cuchara, a los que no hay que dedicar mucho tiempo porque en España tenemos la suerte de contar con unos productos envasados “buenísimos”.
Sin embargo, y en respuesta a una demanda expresada por algunos de sus seguidores, está ideando propuestas menos calóricas y, por ejemplo, trabaja en una “morcilla vegetariana” que le está “volviendo loco”.
Eso sí, quiere aclarar que la cocina “para impostores”, con una base importante en congelados y latas de conservas, es sana, pese a que “el apellido confunda y haya gente que piense que conservas quiere decir que está todo lleno de conservantes”.
En sus recetas intenta que haya un equilibrio y, aunque se usen alimentos de “bote”, que siempre haya algún producto natural y fresco y, por supuesto, “un hilito de aceite de oliva virgen extra”, que es su “perejil” particular.
El perfil de sus seguidores ha evolucionado y cada año, en la feria de libro, le “sorprenden más”, porque la horquilla de edad es cada vez más amplia, y va desde jóvenes Erasmus, a recién separados o señoras “cocineras de pro que están hartas de estar toda la mañana en la cocina para que luego no le den ni las gracias”.
Falsarius no tiene previsto desvelar su identidad ni su “ascendencia” culinaria, pero avisa de que seguirá “colgando” sus propuestas en internet, aunque reconoce que lo que no tiene es una receta contra la crisis, porque las que se le ocurren, dice, “atentarían contra el Código Penal”.