3 cosas buenas e inesperadas que provoca una recesión económica

Cuando ocurre una recesión, no todo lo que ocurre es malo, y es que hay algunos efectos que ocasiona que son beneficiosos para la gente. A continuación, te compartimos tres de ellos.

1–Las acciones bajan de precio

Una recesión es el mejor momento para encontrar acciones a buen precio. A medida que cae la Bolsa de Valores, es posible que sientas la tentación de vender cuando el precio cae. Sin embargo, en lugar de provocar pérdidas, las recesiones pueden ser un momento ideal para buscar acciones con descuento y comprar más mientras su precio disminuye.

Toma en cuenta que los mercados suben y bajan, y no hay garantía de que lo que sucedió en el pasado se repita en el futuro. Sin embargo, la historia ha demostrado que comprar cuando el mercado está bajo puede dar buenos frutos en el futuro.

2–Menor tasa de mortalidad

Curiosamente, la tasa de mortalidad puede caer durante una recesión. Entre 2005 y 2010, período en donde ocurrió la Gran Recesión, las tasas de mortalidad en realidad cayeron a medida que aumentaba el desempleo en las áreas urbanas, de acuerdo con Money Talks News.

En la recesión ya mencionada, hubo una disminución en la tasa de mortalidad por enfermedades cardiovasculares y los accidentes automovilísticos fueron otra categoría que tuvo una tasa de mortalidad baja.

Si bien no existe un vínculo directo entre una recesión y una tasa de mortalidad más baja, existe una teoría que dice que, cuando la economía está mal, la gente tiene menos dinero para gastar. Y es posible que salgan y tengan comidas poco saludables con menos frecuencia. También pueden fumar menos o beber meno y es posible que conduzcan menos.

3–Mayor tasa de ahorro

Durante el peor momento de la Gran Recesión en 2009, la tasa de ahorro aumentó al 6.9%, su nivel más alto desde 1993.

Para diciembre de 2021, la tasa de ahorro alcanzó el 8.4%, según la Oficina de Análisis Económico. Esto muestra que a medida que las personas se preocupan más por las condiciones económicas, también cambian sus prioridades en cuanto a las finanzas.

Durante la pandemia de COVID-19, las tasas de ahorro alcanzaron el 35%. Aunque la tasa de ahorro ha caído desde que se percibió que la pandemia disminuyó, sigue siendo anormalmente alta desde una perspectiva histórica.

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