Estudio confirma que el megalodón tenía sangre caliente

La sangre caliente del gran animal marino le habría permitido tolerar aguas más frías, lo que le habría ayudado a expandirse por casi todo el planeta. Asimismo, esta característica podría haber implicado su extinción

Fósil de un megalodón.

Fósil de un megalodón.  Crédito: Ethan Miller | Getty Images

Una nueva investigación sugiere que el megalodón (Otodus megalodon), un enorme tiburón extinto que acechaba los océanos con sus enormes dientes de hasta 18 centímetros hace unos 3.6 millones de años, habría tenido sangre caliente, según se detalla en un estudio publicado recientemente por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Son sus enormes dientes, con los que podía desgarrar cualquier presa en las profundidades marinas, y los posteriores análisis de la composición mineral del tejido esmaltado, los que han permitido revelar nuevos antecedentes para comprender mejor cómo vivía este depredador y cómo fue que se extinguió.

Un depredador presente en casi todo el mundo

Los investigadores estiman que el megalodón, que podía alcanzar los 20 metros de longitud y solía cazar mamíferos marinos como las ballenas, tenía una temperatura corporal media de unos 27 grados Celsius, y podía mantenerla unos 7 grados C más sobre la del agua marina.

Esto puede haber convertido al megalodón en un depredador más dinámico, un nadador fuerte, capaz de digerir los alimentos de forma energéticamente eficiente y, lo que es más importante, de tolerar aguas más frías, lo que le permitió ampliar su área de distribución a casi todo el mundo.

Comparación con especies actuales

La mayoría de los peces son de sangre fría (ectotermos) y su temperatura corporal coincide con la del agua. Pero unos pocos son de sangre caliente (endotérmicos) y generan su propio calor corporal. Algunos ejemplos de estos son los tiburones, entre ellos el más grande de la actualidad, el tiburón blanco.

“Las únicas especies vivas comparables en la actualidad, tanto en términos de dieta como de temperatura corporal, son el gran tiburón blanco y, en menor medida, el marrajo. Sin embargo, como se muestra en nuestro estudio, el megalodón era un poco más cálido que estos dos depredadores modernos, lo que lo hace único“, dijo el autor principal Michael Griffiths, geoquímico y paleoclimatólogo, de la Universidad William Paterson de Nueva Jersey.

Su sangre caliente habría sido responsable de su extinción

El Megalodón, quizá el mayor tiburón de todos los tiempos, apareció hace unos 23 millones de años y desapareció hace unos 3,6 millones de años en medio de un descenso de la temperatura de los océanos y del nivel del mar.

La sangre caliente podría haber sido útil para el megalodón en aguas más frías. Sin embargo, “el hecho de que la especie se extinguiera, sugiere la probable vulnerabilidad -o el coste- de ser de sangre caliente, ya que la sangre caliente requiere una ingesta constante de alimentos para mantener un metabolismo elevado”, declaró el paleobiólogo y coautor del estudio Kenshu Shimada, de la Universidad DePaul de Chicago.

“Es muy posible que se produjera un cambio en el ecosistema marino debido al enfriamiento climático que hizo descender el nivel del mar, lo que alteró los hábitats y las poblaciones de los tipos de alimentos de los que dependía el megalodón, como los mamíferos marinos, posiblemente escasearan, provocando la extinción del megalodón”, añadió Shimada.

Influencia del cine y nuevas cosas por descubrir

Los científicos ya sospechaban que el megalodón era de sangre caliente, pero el nuevo estudio aporta la primera prueba empírica. Los investigadores analizaron las características geoquímicas de los dientes fósiles de megalodón para determinar la temperatura a la que se formaron los minerales del tejido similar al esmalte, un indicador de la temperatura corporal.

Después de haber sido eclipsado durante décadas en la cultura popular por el gran tiburón blanco, como por ejemplo el éxito de taquilla de 1975 “Tiburón” y su interminable progenie, el megalodón está ahora en el centro de atención gracias a la película de 2018 “The Meg” y su próxima secuela “Meg 2: The Trench.”

El megalodón está representado principalmente solo por dientes y un puñado de especímenes vertebrales en el registro fósil“, señaló Shimada. “Contrariamente a las novelas y películas que presentan al megalodón como un tiburón monstruoso y de gran tamaño, lo cierto es que aún no sabemos exactamente cómo era o cómo vivía. Esta es exactamente la razón por la que la ‘ciencia del megalodón’ sigue siendo un campo académico apasionante”, reflexionó.


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