Trump retrasó planes ambientales en el mundo, pero la guerra Israel-Hamás también trae efectos negativos
La decisión de Trump de retirar a EE.UU. del Acuerdo de París retrasó los planes contra el cambio climático, pero ahora la guerra en Israel contra Hamás, aunada a la de Ucrania, tendrá efectos complicados en negociaciones del COP28
El exministro peruano Manuel Pulgar-Vidal, uno de los arquitectos del Acuerdo de París, cree que el espíritu de esa histórica COP21 está “absolutamente vigente”, pero ahora teme que el conflicto entre Israel y el grupo islamista Hamás enmarañe las negociaciones en la Cumbre de Dubái (COP28).
Con más de tres décadas de experiencia en derecho y político ambiental, Pulgar-Vidal se mantiene moderadamente optimista en relación a la lucha contra el calentamiento global, aunque reconoce en una entrevista con EFE, en São Paulo (Brasil), que la geopolítica “se siente fuertemente”.
Superado ‘el efecto Trump’, periodo en el que Estados Unidos abandonó el Acuerdo de París hasta la llegada al poder de Joe Biden, y los estragos de la pandemia, el debate climático ahora se ve afectado por las guerras.
El impacto de las guerras en las COP
“Ucrania-Rusia ha generado problemas de seguridad alimentaria y ahora está Israel-Palestina, que definitivamente se va a ver reflejado” en la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático, que se celebrará entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre en Emiratos Árabes Unidos, afirma.
El también líder de la Práctica Global de Clima y Energía de WWF asegura que desde que estalló el conflicto en Ucrania, “Europa del Este es potencialmente incapaz de ponerse de acuerdo” en foros climáticos “porque está en dos bloques politizados”.
“Incluso no tenemos idea de quién puede ser el próximo país que organice la COP después de Emiratos, porque le toca a Europa del Este y parece que existen ciertas condiciones. Rusia no quiere que sea ningún país de la Unión Europea y los países de Europa del Este que son de la Unión Europea probablemente no quieren que sea ningún aliado ruso”, explicó.
En su opinión, la misma lógica puede ocurrir entre Israel y los países árabes en la COP28.
“Mi intuición me dice que podría haber dificultades”, augura el que fuera presidente de la COP20 en 2014.
“A veces incluso uno encuentra que los países que están en situación de conflicto levantan la mano para cuestiones procedimentales que lo único que hacen es postergar las decisiones de fondo”, abunda.
Pese a los “muchos obstáculos por vencer”, considera que la lucha contra la emergencia climática, además de político, es un proceso económico y financiero, y eso es algo que “se está dinamizando fuertemente”.
“Obviamente no estamos en el punto que deberíamos estar, pero vamos en la dirección correcta”, apunta Pulgar-Vidal, quien viajó a Brasil para participar en la primera edición del Foro Latinoamericano de Economía Verde, organizado por la Agencia EFE.
El efecto de la Latinoamérica fragmentada
Sin embargo, lamenta falta de articulación en Latinoamérica, a la que ve “absolutamente fragmentada por ideologías desde hace 25 años”, lo que le ha restado “potencia y poder” en la cuestión climática, “a diferencia de lo que ocurre en África”.
En ese contexto, mencionó la Semana Africana del Clima 2023 que tuvo “líderes del más alto nivel, mucha cooperación y muchos anuncios”, algo que no se está dando en Latinoamérica, a su juicio.
“Esa división nos ha quitado oportunidades de financiamiento, de cooperación y de transferencia tecnológica”, apunta.
Además, explica que “América Latina, si bien es cierto que se da cuenta de las consecuencias del cambio climático, que son evidentes, no se ha podido desprender de la trampa de los combustibles fósiles”.
Y cita a países como Argentina, Bolivia, Brasil, Venezuela y Ecuador, todos con grandes reservas de gas y/o petróleo.
“La disponibilidad de recursos fósiles nos ha distraído fuertemente de la transición energética”, sentencia.
Además, critica que “muchos países” latinoamericanos aún “no tienen clara su visión” de cara al 2050 y recuerda que, según datos oficiales, la región puede llegar a perder “del 20 al 25 % del PIB solamente por no ser climáticamente responsable”.
Aunque no todo son malas noticias. Pulgar-Vidal celebra la mayor voluntad para coordinar acciones por parte de los países amazónicos desde la Cumbre de Belém realizada en agosto, a iniciativa del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
“Espero que la Amazonía pueda ser una semilla de reunificación”, en un momento en el que el bioma enfrenta una de las peores sequías de las últimas décadas, expresa.
Y confía en que en la COP28 haya avances en relación a “cómo salir gradualmente de los combustibles fósiles”.
“El espíritu del Acuerdo de París se mantiene absolutamente vigente”, sentencia.