“¡Chicas… chicas!”. La esclavitud sexual que afecta a mujeres vulnerables
Las autoridades han puesto en la mira a grupos criminales que explotan sexualmente a familiares que son menores de edad. La sentencia contra una red en Nueva York revela el alcance de esta lucrativa actividad ilegal
En el 2007 a la edad de 15 años la mexicana Briselda “N” llegó a Nueva York tras recibir la invitación de su tía Luz Elvira Cardona quien ya vivía en esta ciudad. La oferta era para ingresar en el lucrativo negocio de la limpieza de casas, con ingresos en dólares y un mejor porvenir. ¿Cómo rechazar el ofrecimiento?
Nacida en Tapachula, Chiapas, la adolescente confiaba mucho en ese rostro que recordaba porque habían vivido momentos entrañables en familia: “Íbamos a la iglesia y pasábamos mucho tiempo juntas”, dijo al testificar en el juicio en contra de su tía.
Lo que ignoraba Briselda es que Luz Elvira, junto a su esposo José Zárate Morales, la madre de él, Blanca Hernández Morales y su pareja Roberto Cid Domínguez, operaban un negocio de prostitución en las rutas de los condados de Port Chester, Yonkers, Ossining y Brewster, al norte y este de la Gran Manzana.
Al arribar Briselda a Queens, y tras enterarse Luz Elvira y José que la sobrina nunca había tenido relaciones sexuales, negociaron con un cliente la venta de “su virginidad”. A partir de ese hecho la menor de edad fue obligada a tener relaciones sexuales comerciales con un promedio de 20 hombres cada día, según hallaron los fiscales.
A mediados de octubre de este año, Luz Elvira Cardona (35 años), José Facundo Zárate Morales (34), Roberto César Cid Domínguez (60) y Blanca Hernández Morales (53) la Organización de Tráfico Sexual Cid Hernández, fueron hallados culpables por un jurado ciudadano en la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York (EDNY) de nueve cargos criminales entre los que se hallan la explotación sexual de sus familiares menores de edad, extorsión y lavado de dinero.
La Cid Hernández es sólo una de las muchas redes de trata familiares que han sido detenidas y juzgadas en años recientes en Nueva York, tras de utilizar una variación del mismo método que somete y explota a mujeres vulnerables sobre todo desde el barrio de Queens pero también desde El Bronx y Brooklyn. Cada vez son más los dictámenes contra proxenetas que operan la parte más inhumana del tráfico, esa que el Organización de las Naciones Unidas (ONU) definió como “esclavitud sexual”.
Deberes y derechos de las víctimas
“Cuando conocí en Tecamachalco, Puebla (México) a José Osvaldo Meléndez, a las pocas horas ya me estaba diciendo que era muy bonita, que deberíamos intercambiar números de teléfono y cuando lo hicimos comenzó a enviarme mensajes diciéndome cosas que me hacían sentir bien. Decía que yo era muy guapa. Que le gustaría salir conmigo. Que estaba soltero. Una vez me compró un ramo de rosas muy grande y eso me gustó” relata a El Diario de Nueva York María Rosalba, víctima en esta ciudad de la Organización Meléndez Rojas, cuyos miembros fueron enviados hasta a 4 décadas de prisión en febrero del 2022 en la EDNY. No obstante haber sido explotada catorce meses, poco tiempo en comparación con el promedio, María aprendió muy bien los pasos que suelen dar quienes enganchan a víctimas.
Los encuentros se dan cada día en muchos lugares donde se reúnan el perfil de mujeres vulnerables. El noviazgo con un proxeneta embozado suele durar poco pues a los pocos días aparece un rapto, una violación y luego el inicio de la explotación sexual, sea con medios diplomáticos o violentos.
Ya desde antes de la pandemia del Coronavirus, los traficantes se enfocaban en víctimas marginadas o con circunstancias complejas, como migrantes indocumentadas que necesitan desesperadamente un empleo. En esas condiciones, ellas suelen aceptar los planteamientos, casi siempre falsos, planteados por sus explotadores. Al estudiar el tema, la ONU detectó 8 grandes factores preexistentes que dan pie al tráfico humano, aunque los 3 más relevantes son la necesidad económica (51%), una familia disfuncional (20%) y la relación sentimental que una víctima inicia con alguien que escondió su condición de traficante (13%).
Entre las amenazas que los tratantes siembran entre sus víctimas es que de nada les sirve denunciar cuando están cautivas. “Me decían que la policía no me haría caso y que me detendrían por ser ilegal y, además, prostituta”, recuerda María. Pero si bien es cierto que en Nueva York y en la mayoría de los Estados de la Unión Americana ejercer la prostitución puede ser merecedor a multas y encierros cortos, cuando las autoridades detectan a una víctima de trata, enseguida la llevan a un refugio, la canalizan con alguna organización donde les proporcionan ayuda legal y sicológica, entre otras cosas.
Los fiscales, por otro lado, también las “invitan” a que denuncien a sus captores, declaren contra ellos e incluso testifiquen en un probable juicio. Al final de los procesos, las mujeres suelen ser beneficiadas con el estatus de no inmigrante T, o visa T, la cual les permite permanecer y trabajar en los Estados Unidos hasta por cuatro años. Al final de este periodo también pueden solicitar ya sea una renovación de la T o hasta una tarjeta de residencia legal, o Green Card, si cumplen con ciertos requisitos.
Cifras como punta de iceberg
El tráfico de personas es la tercera actividad ilegal más lucrativa en todo el mundo sólo detrás del narcotráfico y la falsificación. A iniciar el siglo la trata de personas con fines de explotación sexual significaba casi el 80 por ciento del tráfico total. La procuración de justicia, que ha ido avanzando a partir de que la ONU implementó en el 2003 el Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de personas, ayudó para que en el 2019 aquél 80 por ciento disminuyera al 50 por ciento, si hablamos de cifras a nivel global.
Hablando en específico de las detenciones que se “negocian” entre Estados Unidos y México, estas aumentaron a partir del 2009 cuando, los Departamentos de Justicia y Seguridad Nacional y la Fiscalía General de la República mexicana se coordinaron en una iniciativa bilateral para desmantelar de manera más efectiva las redes de trata de personas. Los esfuerzos han dado lugar a procesos exitosos tanto en México como en los Estados Unidos, incluidos el juicio federal de más de 190 acusados en múltiples casos en Georgia, Florida, Texas y Nueva York. Un caso especial es la muy entusiasta EDNY donde en casi dos décadas se han acusado de trata sexual a más de 90 personas (casi la mitad de todo el país), asistido a más de 160 víctimas, incluidas más de 45 menores y reunido a 25 hijos con sus madres.
En el empeño y éxito del EDNY tuvo mucho que ver la fiscal Loretta Lynch (2010-2015) en cuyo lustro se procesaron a más de 50 traficantes de todo el mundo y rescataron alrededor de 120 víctimas, 17 de ellas menores. Tras ser removida de NYC al ser nombrada Fiscal General Federal por el presidente Barack Obama, Lynch recordó que “los traficantes de personas se aprovechan de algunos de los miembros más vulnerables de nuestra sociedad para explotarlos” y que ese sometimiento moderna no debería tener cabida “en una nación que ha superado el flagelo de la esclavitud”.
A pesar de los avances, el delito de trata con fines de explotación sexual sigue siendo poco perseguido pues según cifras del 2022 de la Unidad de Víctimas Especiales del Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York, sólo se registraron 3 ofensas que involucran “Tráfico Sexual” contra, por ejemplo, las 678 catalogadas como abuso sexual. En 2021 y 2020 no hubo un solo caso nuevo, en 2019 apenas uno y en 2018 tres.
Un flagelo que se renueva
Cualquier tarde de viernes a partir del mediodía sobre la Avenida Roosevelt a la altura de la calle 100 en el barrio de Queens, comienzan no muy discretos a aparecer los “tarjeteros”. Con ellos inicia el negocio de la prostitución en los burdeles del barrio, aunque también muchos están conectados a los choferes que son los que reparten a las mujeres explotadas como esclavas, es decir que no reciben beneficio alguno de las ganancias.
Tarjetear no es exclusivo de los hombres pues, de vuelta a la Organización Cid Hernández, sus líderes ponían a las propias mujeres a repartir los contactos en los condados donde tenían la operación exclusiva. Antes de que la llevaran a casas particulares donde a cambio de 30 dólares, era obligada a tener relaciones sexuales con desconocidos, Ivonne comenzó promoviendo el “negocio” entre quienes tenían tipo latino en Port Chester y Yonkers, las rutas de su tía Blanca Hernández, otra de las recién halladas culpables en la corte de Brooklyn.
Al mes de haber llegado a Nueva York, la tía Blanca le dijo a Ivonne que ya se tenía que poner a trabajar y que tenía el sitio para hacerlo.
- ¿Cuál era ese trabajo?- la atajó la fiscal que la interrogó.
- Chicas, chicas work- aclaró la víctima.
- ¿En qué consiste el trabajo?
- En ir de casa en casa teniendo sexo con gente. Ellos me pagaban. Y luego regresaba al auto, entregaba el dinero y me llevaban a otro pueblo o casa.
En la audiencia del veredicto de mediados de Octubre y mientras el presidente del jurado repetía “culpable” a los cargos y acusados que le iba nombrando la juez Lashann Dearcy Hall, y pese a que eso los podría enviar varios años a prisión, ninguno de los 8 familiares que acudieron ni tampoco Blanca, José Facundo o Luz parecieron sorprendidos por lo que iban escuchando.
Quizás el único que parecía abrumado era Roberto Cesar Cid Domínguez quien movía su cabeza en señal de desaprobación por lo que oía y hasta en un instante se quedó mirando fijamente hacia la mesa totalmente ausente en sus pensamientos.
Y es que, a sus 60 años, es muy probable que él no salga con vida de prisión.
- Juan Alberto Vázquez es autor del volumen Los Padrotes de Tlaxcala; Esclavitud Sexual en Nueva York (2023. Random House) que habla de las rutas familiares de tráfico sexual de México a la Gran Manzana.