Adiós y gracias señor presidente

El mandatario mostró grandeza al reconocer que necesitamos voces nuevas, frescas, más jóvenes

Joe Biden habla desde el Salón Oval, el 24 de julio 2024.

Joe Biden habla desde el Salón Oval, el 24 de julio 2024. Crédito: EFE

Es difícil la lucha cuando sentimos el sol en la espalda y todavía nos falta camino por recorrer. Esa es la sensación que deja el discurso con el que Joe Biden explicaba cómo tuvo que dar un paso al costado y dejar en manos de generaciones más jóvenes la competencia por la presidencia de los Estados Unidos.

Con la grandeza de quienes reconocen que ya no es su momento, Biden se despidió de la campaña con la que pretendía completar ocho años en la Oficina Oval. Y aunque no dijo nada que no supiéramos, en su discurso televisado, en horario estelar, muy bien libreteado para evitar nuevos tropiezos en su imagen, explicó porque Kamala Harris toma las riendas de la campaña demócrata en las elecciones del 5 de noviembre. 

A Biden le llovían críticas, incluso desde esta columna, pidiendo que reconociera que ya no tenía más que aportar, porque estos tiempos de postpandemia y polarización política necesitan mentes brillantes ¡como la suya!, pero más frescas y ágiles.

Lo irónico es que, se va por las críticas a su octogenaria edad, pero deja en ese mismo vendaval a su contendor, Donald Trump quien ya completó 78 inviernos, lo que lo convierte en el aspirante más longevo a la presidencia de la primera potencia del mundo.

El presidente Biden mostró grandeza al reconocer que necesitamos voces nuevas, frescas, más jóvenes y que tras sus más de 50 años de ejercicio en la capital política del mundo la juventud sí importa, como lo demuestra la elección del candidato a la vicepresidencia por el partido Republicano JD Vance. Aunque tener menos de 40 años, lo convierte en un primíparo en política partidista. 

Biden fue enfático cuando reconoció el honor con el que cierra el capítulo de su vida laboral y pública en la icónica Casa Blanca, esto luego de su paso por el Congreso, donde entonces se encontró con otro novato quien lo invitó a formar la fórmula vencedora: Barak Obama. Por ejemplo, ambos enfrentaron los debates para salvar la crisis financiera del 2008 que amenazaba con acabar la economía mundial.

En el discurso, Biden sonó hasta cándido cuando en apunte personal dijo que pese haber sido un niño tartamudo en un pueblo de Pensilvania se convirtió en el líder. Sin embargo, el discurso no fue un adiós, pues aclaró que la tarea no ha terminado y en el semestre que le falta para concretar el mandato al que sí fue elegido, se concentrará en atacar la inflación y que se concentrará en la agenda legislativa. 

Por eso, no queda nada más que decir, gracias y adiós míster president.

Como autora, Sofía Villa escribe esta columna a título personal y sus opiniones no representan a Televisa-Univision donde trabaja como Manager Assignment.

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