La triste historia de la tribu que pesca “a pulmón” en medio del mar

Los pescadores nómadas Bajau de Indonesia abandonan el mar debido a la sobrepesca y el cambio climático

Pesca

Los Bajau han tenido que dejar la pesca, su actividad ancestral, para poder sobrevivir. Crédito: Shutterstock

Los pescadores nómadas de la tribu Bajau, conocidos por su capacidad de bucear a pulmón hasta 15 metros de profundidad, están dejando atrás las aguas turquesas de Indonesia para buscar una vida mejor en tierra firme.

La pesca exagerada y el cambio climático están forzando a esta comunidad a adaptarse a nuevos modos de vida, poniendo en riesgo su rica herencia cultural y su identidad única.

Un cambio de vida forzado para estos pescadores

Sofyan Sabi, miembro de la comunidad Bajau, relata el cambio radical en su estilo de vida: “Nos hemos visto obligados a cambiar de oficio. Ahora somos agricultores”. Este hombre de 39 años, que antes se ganaba la vida pescando en las aguas de Célebes, en Sulawesi, Indonesia, ahora cultiva maíz y bananas. “La agricultura ofrece mejores ingresos porque puedo plantar muchos productos”, añade

Durante siglos, los Bajau han llevado una vida nómada, navegando entre Indonesia, Malasia y Filipinas en sus barcos de techo de paja. Desde niños, aprenden a zambullirse a profundidades de entre 10 y 15 metros para pescar peces y pulpos, que pueden venderse hasta por 500,000 rupias (unos $30 dólares).

Se cree que la capacidad de los Bajau de poder mantenerse durante mucho tiempo debajo del agua se debe a una cuestión genética. (Foto: Shutterstock)

Los científicos atribuyen la capacidad de los Bajau para bucear por largos periodos y a gran profundidad a una posible mutación genética. Esta mutación habría aumentado el tamaño de su bazo, permitiendo que su sangre almacene más oxígeno, lo que les facilita realizar inmersiones prolongadas.

Para los Bajau del pequeño pueblo insular de Pulau Papan, el estilo de vida de sus ancestros ha prácticamente desaparecido. “A veces, no ganamos nada al ir al mar”, comenta Sofyan. La sobrepesca comercial y el aumento de las temperaturas han hecho que las capturas en el mar sean cada vez más imprevisibles. Según Wengki Ariando, investigador de la Universidad Chulalongkorn de Bangkok, los Bajau “se enfrentan a una disminución de los recursos marinos”.

Impacto del cambio climático en la vida de los pescadores “a pulmón”

El cambio climático ha alterado los hábitos migratorios de los peces, blanqueado los corales y modificado la cadena alimentaria. Como resultado, las reservas de peces en las aguas indonesias disminuyeron 500,000 toneladas en 5 años, pasando de 12,5 millones de toneladas en 2017 a 12 millones en 2022, según el Ministerio de Pesca.

“Las reservas de peces disminuyen porque muchas personas los capturan”, lamenta Arfin, un pescador de 52 años.

Esta tribu ha tenido que dejar su vida cerca del mar para meterse de lleno en la agricultura. (Foto: Shutterstock)

Los Bajau comenzaron a establecerse en la isla de Pulau Papan hace 3 generaciones, explica Davlin Ambotang, residente del lugar. “Consideraron esta isla adecuada para construir casas y se establecieron aquí. Ya no son nómadas”, comenta.

Sin embargo, la vida en tierra presenta sus propios desafíos. El hermano de Sofyan tiene un pequeño albergue, pero recibe pocos visitantes, que son sistemáticamente dirigidos hacia estructuras administradas por las autoridades. “No hay ingresos adicionales. El gobierno controla todo”, suspira Sofyan, quien asegura que hay “muchos conflictos entre las autoridades y los locales”.

Hasta ahora apátridas, los Bajau se han establecido gradualmente en pueblos similares, con la esperanza de obtener el reconocimiento de las autoridades. “Los Bajau cambiaron sus medios de subsistencia porque, para ser aceptados como pueblo en Indonesia, deben ser sedentarios”, explica Ariando. La campaña para registrarlos oficialmente comenzó en los años 1990, bajo la dictadura de Suharto.

En el pueblo, mientras las mujeres juegan al voleibol y los hombres fuman cerca de una mezquita de cúpula plateada, se percibe una sensación de pérdida de identidad. “Tenemos la impresión de que la joven generación está perdiendo su identidad”, subraya Ariando. Con la llegada del Internet, los Bajau han creado grupos en las redes sociales con miles de suscriptores para ayudarse mutuamente a resolver sus problemas.

Tirsa Adodoa, esposa de un pescador, lamenta la falta de desarrollo en su comunidad: “No hay desarrollo, nada”. Los habitantes reciben de 2 a 3 sacos de arroz cada mes por parte del distrito, pero “no es suficiente si contamos únicamente con la captura de pulpos. Si el precio del pulpo baja como ahora… eso no será suficiente ni siquiera para comer y comprar dos o tres cosas”, se queja esta mujer de 20 años.

Algunos Bajau esperan que las generaciones futuras mantengan sus costumbres de navegación y temen que se alejen definitivamente de sus ancestros marineros. “Cuando se sientan cómodos en tierra, no les será fácil regresar al mar”, teme Muslimin, un pescador de 49 años.

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