Renuncia Benedicto XVI
El Papa toma la histórica decisión 'por falta de fuerzas' y sorprende al mundo
CIUDAD DEL VATICANO (AP) Con unas cuantas palabras en latín, Benedicto XVI anunció una decisión que no se había dado en más de medio milenio: la renuncia de un Papa. Y su declaración abrió en la Iglesia católica, durante una época ya turbulenta, un proceso complejo y agitado para reemplazar al máximo líder religioso de 1,000 millones de personas antes de la Pascua.
Ni siquiera los colaboradores más cercanos del pontífice estaban enterados de la decisión antes de que ésta se anunciara durante una reunión de cardenales o consistorio que se realizaba el lunes por la mañana, con una agenda de rutina.
Y sin un claro favorito para suceder a Benedicto, otra sorpresa podría sacudir al catolicismo el mes próximo, cuando se realice el cónclave que habrá de elegir al nuevo pontífice.
“Sin duda éste es un momento histórico”, dijo el cardenal Christoph Schoenborn, alumno de Benedicto en teología y considerado aspirante al pontificado. “Justo ahora, 1,200 millones de católicos en el mundo contienen la respiración”.
Luego de declarar que carece de la fuerza para cumplir con su misión pastoral, Benedicto XVI, de 85 años, anunció que renunciará el 28 de febrero, una decisión que no se observaba desde hace 600 años y que resultó asombrosa pese a que el Papa ya había dicho anteriormente que dejaría su función si llegara a sentirse abrumado por la edad o por enfermedad.
Benedicto consideró que su decisión tenía una “gran importancia para la vida de la Iglesia”.
La decisión sentó las bases para un cónclave un encuentro secreto donde los cardenales votan para elegir a un nuevo Papa antes de la Pascua, dado que no tendrían que observarse los nueve días de duelo que son una obligación cuando un pontífice fallece.
Además, la medida permitiría a Benedicto tener influencia sobre quién será su sucesor, aunque él no votaría en el cónclave. Benedicto ha elegido ya a buena parte del Colegio de Cardenales, los príncipes de la Iglesia que elegirán al próximo Papa, lo que protegería su legado conservador.
El cardenal Andre Vingt-Trois, arzobispo de París, consideró la decisión un “acto liberador para el futuro”, al destacar que de ahora en adelante, los Papas no se sentirán ya obligados a permanecer en el cargo hasta la muerte.
“Se podría decir en cierto modo que el papa Benedicto XVI rompió un tabú”, dijo el cardenal a la prensa en París.
El asombro se extendió del consistorio al mundo.
“Todos los cardenales se asombraron y se miraban unos a otros”, comentó monseñor Oscar Sánchez, de México, quien estaba en la sala donde se realizó la reunión el lunes por la mañana, cuando Benedicto XVI formuló su anuncio.
El Papa hizo hincapié en que el cumplimiento de los deberes del pontificado ser líder de más de mil millones de católicos en todo el mundo necesita del “vigor tanto del cuerpo como del espíritu”. “Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino”, dijo Benedicto XVI a los cardenales.
“Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando”, agregó
“Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado”, añadió.
El lunes, Benedicto XVI dijo que serviría a la Iglesia durante el resto de sus días “por medio de una vida dedicada a la oración”.