La importancia de la vitamina C
Es necesaria durante todo el año por los múltiples beneficios que aporta al organismo
Una limonada caliente o un jugo de naranjas recién exprimidas son dos de los remedios naturales más comunes cuando de gripes se trata. No en vano es así, pues la vitamina C ha sido utilizada durante mucho tiempo como una aliada en la prevención y curación de los resfriados.
No obstante, no hay que limitar su consumo sólo a la presencia de procesos virales. Esta vitamina es necesaria durante todo el año por los múltiples beneficios que aporta al organismo.
La vitamina C es soluble, lo que quiere decir que el cuerpo no es capaz de acumularla en grandes cantidades y por eso es necesario incorporarla a la dieta. Para un adulto promedio, la dosis diaria recomendada es 60 miligramos. Una alimentación variada, que incluya por lo menos un alimento cítrico al día le puede garantizar el aporte completo sin necesidad de recurrir a suplementos.
Si bien, una de sus principales características es que aumenta la resistencia del cuerpo ante infecciones, éste no es su único beneficio. La vitamina C o ácido ascórbico facilita la absorción del hierro, ayuda a la disminución de los coágulos sanguíneos, le otorga mayor brillo a la piel y es excelente para disminuir el colesterol en la sangre. Incluso hay estudios que afirman que su consumo diario evita la formación de agentes cancerígenos.
Esta vitamina favorece la regeneración de las células y contribuye a la salud en general, debido al poder que tiene para luchar contra la oxidación de los radicales libres. Contribuye además en la formación de colágeno, cartílagos, vasos sanguíneos y músculos. Asimismo, la vitamina C ayuda a una mejor cicatrización de las heridas, pues el colágeno actúa como una especie de pegamento natural que mantiene unidas las nuevas células en formación.
En general, es posible afirmar que el consumo adecuado de vitamina C es garantía de una mejor salud. Por el contrario, un consumo deficiente puede verse reflejado en manifestaciones físicas importantes como sangrado de encías, piel apagada, dificultad en la cicatrización, cansancio, anemia, dolores en las articulaciones e irritabilidad.
Una forma grave de deficiencia de vitamina C se conoce como escorbuto, que afecta principalmente a adultos mayores con desnutrición.
De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Nueva York, los alimentos que poseen ácido ascórbico en mayor cantidad son fresas, 95 miligramos por taza; papaya, 85 miligramos por porción; naranja y kiwi, cada uno con 70 miligramos por cada ración y mango que aporta 45 miligramos por cada taza.
En las verduras también puede conseguir cantidades importantes de vitamina C, especialmente en los pimientos, el brócoli y la alcachofa.