Espía sí, con el enemigo no
Juez exonera al soldado Manning del cargo más fuerte en su contra
FORT MEADE, Maryland. Más de tres años después de que Bradley Manning fue arrestado por divulgar secretos militares a WikiLeaks, un juez militar exoneró el martes al soldado estadounidense de acusaciones de ayudar al enemigo, pero lo halló culpable de espionaje, robo y fraude por computadora.
La jueza, coronel del ejército Denise Lind, deliberó aproximadamente 16 horas a lo largo de tres días antes de llegar a su decisión, en un caso que atrajo la atención mundial: sus partidarios alabaron a Manning como un defensor de la verdad, mientras el gobierno estadounidense lo consideró un anarquista y traidor.
Manning, de 25 años y oriundo de Crescent, Oklahoma, se puso de pie enfrente de la jueza cuando ella leyó el veredicto. La jueza no ofreció explicación, pero anunció que divulgará sus conclusiones detalladas por escrito, aunque no dijo cuándo.
Cuando la jueza leyó el veredicto, Manning parecía impertérrito, aunque su abogado, David Coombs, emitió una leve sonrisa cuando la jueza dijo que no sería hallado culpable de colaborar con el enemigo.
“Hemos ganado la batalla, ahora tenemos que ganar la guerra”, dijo Coombs. “Hoy es un buen día, pero Bradley no está a salvo en lo absoluto”.
La acusación de ayudar al enemigo era la más grave de 21 cargos que pesaban contra Manning, y conllevaba una sentencia de cadena perpetua. La audiencia para determinar su sentencia tendrá lugar el miércoles. En total, podría ser sentenciado a 136 años de cárcel.
El juicio militar efectuado a Manning fue inusual porque el acusado reconoció haberle otorgado al cibersitio más de 700 mil partes de batalla y cables diplomáticos, y un video de un ataque de un helicóptero estadounidense ocurrido en el 2007 que mató a civiles en Irak, entre ellos un fotógrafo de Reuters y su chofer. En ese video se escucha a los pilotos burlándose de las víctimas.
Manning se declaró culpable hace unos meses de cargos menores que le habrían valido 20 años de cárcel, pero aun así las autoridades lo llevaron a juicio por los cargos más severos.
En febrero, en una audiencia preliminar, Manning dijo que filtró la información para dejar al descubierto “la sed de sangre” y el menosprecio a la vida humana de las fuerzas armadas estadounidenses, y lo que él considera el engaño de la diplomacia estadounidense.
Afirmó que seleccionó información que él creía no perjudicaría la seguridad nacional de Estados Unidos, y que deseaba generar un debate sobre las políticas militares e internacionales de Washington. Manning no habló durante la corte marcial.
El abogado defensor David Coombs calificó a Manning de “un joven, ingenuo pero bien intencionado” que tenía problemas emocionales, en parte porque era homosexual.
Expresó que Manning pudo haber vendido la información o dársela directamente al enemigo, pero que se la dio a WikiLeaks a fin de “generar reformas” y provocar el debate. Un experto en contraespionaje calculó que los partes de guerra obtenidos por Manning tendrían un valor de 5.7 millones de dólares, en base a lo que otras agencias de espionaje han pagado en el pasado por información parecida.
Coombs aseveró que Manning no tenía manera de saber que al-Qaida podría accesar WikiLeaks, y un reporte de contraespionaje del 2008 exhibió que gobierno mismo no sabía mucho sobre el cibersitio.
El abogado además se mofó del testimonio de un antiguo supervisor quien dijo que Manning una vez le comentó que la bandera estadounidense no valía nada para él, y quien comentó que ella sospechaba que Manning era un espía antes de que fuera despachado a Irak.
Coombs señaló que ella nunca puso la denuncia contra Manning por escrito aunque ella sí lo denunció por tomarse demasiados descansos y tomar demasiado café.
El gobierno sostiene que Manning tenía entrenamiento de experto y violó acuerdos firmados en que se comprometía a proteger los secretos. Incluso tuvo que dar una presentación sobre seguridad operacional durante su entrenamiento, al caer en problemas por colgar un video de YouTube sobre lo que estaba aprendiendo.
El fiscal principal, mayor Ashden Fein, dijo que Manning sabía que el material sería visto por al-Qaida, un elemento clave necesario para lograr que él sea hallado culpable de colaborar con el enemigo. Incluso Osama bin Laden tenía algunos de esos archivos digitales en su guarida cuando fue eliminado.
Algunos de los partidarios de Manning asistieron a todo el proceso en su contra, que duró dos meses. Muchos de ellos protestaron frente a los portones del Fort Meade, donde el juicio tuvo lugar.
Llevaban camisetas con la palabra “truth” (“verdad”) y usaban computadoras para bloguear, tuitear y recaudar fondos para la defensa del soldado. Uno de los manifestantes fue expulsado del recinto cuando la jueza consideró que había proferido amenazas por internet.
Manning, de 25 años y oriundo de Crescent, Oklahoma, ha admitido que le dio a WikiLeaks a comienzos del 2010 cientos de miles de documentos con partes de batalla, cables diplomáticos y videos.
Manning sostiene que no creía que la información perjudicaría a las tropas en Irak o Afganistán o que pondría en peligro la seguridad nacional.
Horas antes del veredicto, una veintena de manifestantes se reunieron frente al cuartel militar, alabando a Manning.
“El no estaba tratando de colaborar con el enemigo, estaba tratando de darle a la gente la información que necesitan para que puedan hacer que sus gobiernos rindan cuentas”, opinó Barbara Bridges, residente de Baltimore.
El juicio ocurre en momentos en que otro funcionario de mediano rango en el mundo del espionaje estadounidense, Edward Snowden, es acusado de revelar secretos. Snowden, un empleado civil, le dijo al diario The Guardian que su motivación era parecida a la de Manning, pero que la información que filtró había sido seleccionada con más cuidado.
Los partidarios de Manning opinan de que un fallo culpatorio habría intimidado a otros activistas deseosos de revelar pruebas de mala administración por parte de sus gobiernos.
Antes del de Snowden, el caso de Manning era el más notorio contra el espionaje bajo el gobierno de Obama, que ha sido criticado por su dura reacción contra los filtradores de secretos. Los casos judiciales por espionaje emprendidos por el gobierno de Obama suman más que el total de todos los casos emprendidos en gobiernos anteriores.
El caso de WikiLeaks es de lejos la difusión más voluminosa de secretos de estado en la historia de Estados Unidos. Entre los partidarios de Manning estaba Daniel Ellsberg, conocido por filtrar documentos sobre la Guerra de Vietnam al New York Times en los años 70.
El material publicado por WikiLeaks en el 2010 detalla denunciados de abusos de soldados estadounidenses en Irak y Afganistán, y la falta de apoyo del gobierno estadounidense hacia el gobierno de Túnez, un dato que según los partidarios de Manning ayudó a detonar la ola de protestas en el mundo árabe.
El gobierno estadounidense sostiene que la difusión de esos secretos amenazan la seguridad de valiosas fuentes de información militares y diplomáticas, y que generó tensiones con diversos gobiernos.
Durante el juicio, los fiscales aseguraron que Manning se asesoró con WikiLeaks y con el fundador del cibersitio, Julian Assange, para saber cuáles secretos “cosechar” a su favor, incluso pocas semanas después de llegar a Irak en el 2009.
Las autoridades federales consideran la posibilidad de enjuiciar a Assange, quien ha estado atrincherado en la embajada ecuatoriana en Londres, resistiendo ser extraditado a Suecia para enfrentar cargos de delitos sexuales.