Abrigando el cuerpo y el alma
Está la niña de 11 años que decidió que en su próximo cumpleaños no recibirá regalos si no que pidió a sus invitados que a su fiesta lleven sacos y abrigos que ya no usen. También aquél empleado de una financiera que, luego de ver a un homeless refugiado entre cartones y periódicos viejos cerca de Grand Central, comenzó una iniciativa para recolectar sobretodos entre los compañeros de su empresa. “Son muchísimas las historias que recibo a diario por email y Facebook”, comenta Jennifer Stockard, Presidenta de One Warm Coat -Un Saco Abrigado-; una organización que hace más de dos décadas posibilita algo tan simple como loable: que una persona, en cualquier lugar del país, pueda aliviar el frío de otra en su comunidad.
Aquí en Nueva York hay por el momento 51 iniciativas desde Albany y ciudades del norte del Estado hasta los 5 condados- llevadas a cabo por universidades como el Lehman College, hospitales y organizaciones comunitarias. Pero esa cifra es fluctuante y sí que varia. “Va cambiando cada minuto. En un momento miro en el mapa de nuestro website donde, según la región, están listados todos los coat drives y dice un número, hago un llamado por teléfono y cuando vuelvo la vista, hay 10 más”.
Unicamente hace falta buena voluntad para convertirse en el organizador y movilizar a amistades y parientes o a colegas del trabajo en el ámbito laboral o estudiantes y profesores en el mundo académico, del resto se encarga One Warm Coat. A través del website onewarmcoat.org, se pueden conseguir, sin costo, desde gráficos e ilustraciones para enviar un correo electrónico masivo promocionando el drive, hasta calcomanías para poner en los canastos y alertar a los donantes dónde deben depositar los sacos según sean de niño, mujer u hombre. “También damos panfletos para correr la voz sobre el evento y letreros y afiches para poner en el lugar donde se haga la colecta de abrigos”, apunta Jennifer que, durante la entrevista, interrumpe con emoción cada vez que ve un nuevo drive en el mapa.
“A mí en particular me atrajo el mensaje de esta organización; el decir ‘deja de fantasear con ayudar y abre tu closet ya mismo, elije un saco y dónalo;’ todos pueden hacer eso. Claro, nuestra meta es que, además de ser donante, decidas convertirte en anfitrión y lo estamos logrando”, afirma Jennifer. Desde que One Warm Coat se fundó, en 1992, se han recolectado a través de nuestros drives más de 4 millones de sacos”.
Quienes más donan y realizan colectas, explica, son las mujeres, pero cada vez más escuelas deciden sumarse y cada invierno One Warm Coat es contactado por cientos de colegios. “Tanto públicos como privados; a los estudiantes les encanta y es muy emotivo recibir las fotos de los chicos rodeados de sacos y posando con los abrigos como si fueran trofeos. Algunos son niños pequeños pero gracias a este proyecto se familiarizan con el concepto de ‘hacer el bien'”. Para afianzar esto, One Warm Coat trabó una alianza con una red de preescolares a nivel nacional y establecieron un programa educativo a partir de la colecta de sacos. “Lo llamamos Kids who Care y los chiquitos no solamente son responsables junto a sus maestras de organizar y recolectar los sacos, si no que también tiene un costado académico porque aprenden a contar, aprenden los colores, las estaciones del año y, quizás lo más importante, que hay gente necesitada. En general, quien aprende a ser solidario de niño se convierte en un adulto solidario”, sostiene Jennifer.
Comedores populares, refugios para gente sin techo y otras organizaciones que necesitan abrigos incluyen su información en la página y así pasan a ser parte de la paleta de potenciales receptores de las prendas. “El que organiza el drive elige la institución a la que quiere beneficiar, nosotros no nos metemos para nada”.
Para que nadie tenga excusas para no donar esta organización ha hecho un acuerdo con The Container Store y con Brooks Brothers y quien tenga sacos en buenas condiciones puede acercarse a las tiendas y depositarlos allí. “El otro día alguien llevó 30 a una sucursal. Este invierno seguimos cumpliendo con nuestro lema”, señala Jennifer, “entibiar el corazón de todos, de a un saco a la vez”.