Huelga por un cambio
La única manera en que podré darles a mi esposa e hijos un mejor futuro es haciendo valer nuestros derechos y organizando un sindicato con mis compañeros camioneros
Sociedad
Trabajo como camionero de puertos en Green Fleet Systems, una empresa que presta servicios en los puertos de Los Ángeles y Long Beach. Lo hago para mantener a mi esposa y tres hijos. Aunque transporto carga que vale millones de dólares cada día desde los puertos a bodegas y estantes de las tiendas en todo el sur de California, me tratan como si no fuera tan importante.
Vine a Estados Unidos en 1989 en busca del sueño americano, después de huir de la guerra civil en El Salvador. Creí que si trabajaba duro, podría darles a mi esposa e hijos oportunidades que nunca les hubiera podido dar en El Salvador. Luego de trabajar duro y ahorrar por muchos años, pude obtener mi licencia de conducir Clase A y convertirme en camionero de puertos.Como camionero de puertos, esperaba poder ganarme la vida dignamente y enviar a mis hijos a la universidad.
Pero lo que me pasó en los puertos ha sido muy distinto. He pasado por cosas por las que ningún estadounidense que trabaja duro debería pasar. El pasado 5 de febrero, mi esposa embarazada ingresó al hospital porque iba a perder el bebé. Llamó y pidió que yo fuera al hospital. Pero Green Fleet Systems, mi empresa, dijo que yo no podía irme y consolar a mi esposa cuando estaba perdiendo a nuestro bebé. Tenía miedo que me despidieran si me negaba a trabajar, así que obedecí sus órdenes. Fue un día muy duro para mí y mi familia. Nadie debe temer perder su empleo por pasar tiempo con una familiar cuando ella tanto lo necesita.
Aunque los camioneros de puertos son profesionales capacitados, nos enfrentamos a condiciones laborales tercermundistas y ganamos salarios muy bajos. Nuestros salarios no son justos comparados con los miles de millones de dólares en carga que pasan por los puertos a diario. Transportamos carga para algunas de las empresas más grandes del mundo, y gracias a nosotros ellas ganan millones de dólares. Sin embargo, luchamos por proveer comida para nuestras familias. Porque nos pagan por carga y no por hora, los choferes siempre andan apurados para salir y entrar en los puertos, lo que hace que los accidentes sean comunes.
No siempre fue así. Antes, los camioneros de puertos estaban protegidos por un sindicato. Tenían dignidad, los respetaban en el trabajo y ganaban bien. Ya que la industria ha cambiado, muchos de mis compañeros deben depender de programas públicos de beneficios para recibir beneficios médicos para nuestras familias y estirar el dólar. A un camionero que arriesga su vida todos los días y trabaja entre 50 y 60 horas por semana no se le debería tratar de esta manera.
Por eso es que mi esposa y yo decidimos entrar en acción por segunda vez y participar en una huelga junto con mis compañeros choferes. El 18 y 19 de noviembre, los camioneros de Green Fleet nos declaramos en huelga por 36 horas para expresar nuestras exigencias y traer justicia a los puertos. Nos hemos ganado los mismos derechos que otros trabajadores estadounidenses deberían tener, porque trabajamos duro. Nos hemos ganado el derecho de formar nuestro sindicato y lograr dignidad, respeto, salarios justos y beneficios asequibles. Trabajamos duro para los puertos; ahora es tiempo de que los puertos trabajen para nosotros.
La única manera en que podré darles a mi esposa e hijos un mejor futuro es haciendo valer nuestros derechos y organizando un sindicato con mis compañeros camioneros. Esta es la única manera en que podré ir a trabajar cada día con la cabeza en alto, orgulloso del trabajo que hago. He decidido entrar en acción como tantos otros trabajadores con salarios bajos en restaurantes de comida rápida y tiendas que se están uniendo en todo Estados Unidos para exigir justicia y crear cambios positivos en nuestros centros laborales.