Doctor lidera autodefensas contra crimen organizado
Conozca la historia de Juan Manuel Mireles, convaleciente líder de los grupos de autodefensa en Michoacán
MÉXICO – El consultorio del doctor Juan Manuel Mireles, el convaleciente líder de los grupos de autodefensa en Michoacán, es un cuartel de apenas dos metros cuadrados inmerso en el trajín de la clínica de salud pública de Tepalcatepec, donde se refugió después de décadas de activismo pro migrante en el norte de California.
De regreso en México, entre estetoscopios y analgésicos, este médico, fundador y ex presidente de la Federación Casa Michoacana, con sede en Modesto, gestó el movimiento civil que tomó las armas en contra de los Caballeros Templarios en febrero del año pasado para arrebatar paso a paso el control a los criminales en 22 municipios.
“No eran más de 100 en Tepalcatepec y tenían aterrorizado a 25,000 habitantes”, dijo a este diario antes del accidente de la avioneta que lo llevó al hospital el pasado sábado por traumatismo cráneo encefálico y de mandíbula.
Hasta este fin de semana, Mireles, de 56 años, logró la articulación, control y expansión de las autodefensas en el occidente del país en parte por la confianza que depositó en él la red de líderes regionales que también fueron migrantes en California como Hipólito Mora, de La Ruana.
Algunos de ellos, conocían al “doctor”- como lo llaman los amigos- desde que trabajaba en la Cruz Roja de Modesto y promovía una red de abogados contra abusos de la policía, una campaña de alfabetización y una clínica contra el alcoholismo y la drogadicción en Ceres City.
A la par, organizaba marchas y hacía lobby a favor del alza al salario mínimo en el congreso local (Sacramento) como miembro de la Unión de Campesinos César Chavez.
En esas movilizaciones de 2001 lo recuerda Luis Rivera, hoy promotor de autodefensas de Coalcomán, quien fundo también en el norte de California un club de su comunidad y luego regresó con la familia para ver crecer a sus hijos en México.
“Allá (en Estados Unidos) el doctor era muy reconocido por su carisma y participación transparente en los clubes”, recuerda. “Con su apoyo logramos consolidar una planta de tratamiento de aguas negras”.
Durante la gestión del hoy líder de los policías comunitarios como presidente de la Federación Casa Michoacana en California se realizaban en promedio cinco proyectos del programa 3×1 al año; para el 2012, ninguno.
“Los templarios pedían recientemente hasta $10,000 para dejar hacer la obra”, denunció ante las autoridades.
Sin embargo no hubo respuesta para frenar la extorsión a pesar de su buena relación con el gobierno estatal desde que a principios del milenio el entonces senador Lázaro Cárdenas Batel (que promovía su futura gubernatura) visitó Modesto.
En 2008, Mireles promovió sin éxito una candidatura como legislador migrante en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) local. Un años después regresó con su familia a Michoacán con un cargo muy a su medida en el gobierno de Leonel Godoy: subsecretario de Asuntos Internacionales de la Secretaría de Salud de Michoacán.
La dependencia desapareció en menos de dos años y Mireles se mudó como médico al hospital de Tepalcatepec, donde se ideó parte del movimiento de autodefensas.
“En el último año atendí 26 casos de violaciones de niñas de entre 11 y 14 años por parte de los Templarios”, recordó. Ese fue el detonante de la organización comunitaria. “Se paraban afuera de las secundarias y si alguna les gustaba se las llevaban”.
Su coraje lo llevó a organizar a los padres de la escuela Secundaria Técnica 9 para conspirar el plan que después siguieron limoneros, ganaderos, campesinos afectados por las extorsiones y matanzas de la delincuencia organizada.
Mireles descubrió –según su testimonio- vínculos de poder de todo tipo entre bandidos y empresarios o entre bandidos y gobierno como la máxima consanguínea que asegura como verdad: “La esposa del gobernador y la mujer de La Tuta (líder de los Caballeros Templarios) son hermanas”, afirmó.
Por eso no se fía de nadie: “en el momento que tomé las armas sabía que tendría que defenderme hasta la muerte”. Y la vio cerca.