El círculo Zeta en Guatemala

Las señales que los Zetas envían desde Guatemala son una alerta roja. Las rutas que tomaron desde 2008, y las que comienzan a “conquistar y colonizar” dibujan la intención de establecer un anillo operativo, que conecta el occidente, centro, oriente y sur del país. Ese anillo encerraría a otros traficantes menores, y hasta a los socios locales del mexicano Cartel de Sinaloa, y podría incrementar la violencia en el país. La expansión Zeta ya ocasiona algunos desplazados internos, y (en menor grado) emigración hacia México y EE.UU., como en época del conflicto armado.

La violencia aumentó en las rutas de trasiego que los Zetas abrieron en territorio enemigo, del Cartel de Sinaloa, por ejemplo. No así en otros. Los Zetas ya controlaban la mayoría de las rutas del mexicano Cartel del Golfo, cuando se separaron definitivamente de este en 2010—incluyendo las rutas en Guatemala. Ese cartel no ofreció mayor resistencia porque los Zetas eran su brazo militar y la separación dejó al Cartel del Golfo sin colmillo. Cuando hubo resistencia, los Zetas respondieron con violencia, como lo demostró la masacre de 27 campesinos en el norteño departamento de Petén en mayo de 2011, en una finca cuyo propietario presuntamente traficaba para el Cartel del Golfo.

En 2011, la zona de Guatemala colindante con Honduras registró un incremento de violencia sobre el resto del país, salvo por Guatemala y Escuintla (los departamentos más poblados). El incremento obedece, entre otros factores, al aumento del trasiego terrestre de droga Honduras-Guatemala desde 2009 a la fecha (mayor vigilancia terrestre en las pistas clandestinas en Guatemala obligó a orientar la mayor parte del trasiego aéreo hacia Honduras). Es lógico suponer que los Zetas también querrían sacar ventaja de este escenario.

Para 2011, el narcotráfico debía visualizarse en términos de rutas y no de territorios graníticos, según el politólogo guatemalteco Héctor Rosada. Eso explicaba, por ejemplo, que en un mismo departamento—como el occidental Huehuetenango—hubiera presencia Zeta y del Cartel de Sinaloa.

En 2009, el Ministerio Público de Guatemala decía que los Zetas querían establecer una narco-ruta entre Honduras y México (entrando a Guatemala por Izabal y saliendo por Huehuetenango). Pero las acciones de los Zetas demuestran que sus planes son mucho más ambiciosos.

El anillo Zeta comenzó en la zona centro-occidente del país hace cuatro años. Pero sus operaciones se han extendido hacia el oriente del país (frontera con Honduras y El Salvador), donde tratan de monopolizar las rutas de trasiego. Además, desde al menos finales de 2012, ya movían droga en Escuintla (la costa sur, una zona tradicionalmente de los socios guatemaltecos del Cartel de Sinaloa). Esta incursión ofrece el peligro potencial de una bomba de tiempo.

Si los Zetas ya entraron en Escuintla, para llegar a México deben transitar por rutas del Cartel de Sinaloa en Guatemala (en San Marcos, frontera con Chiapas), o sacar la droga por barco, e ingresar a territorio del Cartel de Sinaloa en la costa del Pacífico de México. La ruta de menor resistencia sería la de Guatemala, no sin episodios violentos. En noviembre de 2008, una muestra del choque entre Zetas y socios del Cartel Sinaloa en Guatemala dejó 17 muertos (reportes extraoficiales indican que fueron 60).

Si la historia dicta que el Cartel de Sinaloa no se queda de brazos cruzados, y si el anillo Zeta se consolida, los augurios son de miedo. Para Guatemala, y la región. Los desplazamientos internos, y la emigración por violencia, traen otros problemas—que no han sido abordados con una visión nacional ni regional, y las víctimas están siendo abandonadas a su suerte.

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