Presidente pondrá la cara tras el colapso de la “Obamanía”

El mandatario hablará de la derrota demócrata en las elecciones este miércoles

El Presidente Obama y su partido fueron los grandes perdedores en las elecciones.

El Presidente Obama y su partido fueron los grandes perdedores en las elecciones. Crédito: Archivo.

Washington — El presidente Barack Obama pondrá la cara al público un día después que su partido perdiera el control del Senado.

El mandatario ofrecerá el miércoles una rueda de prensa en la que abordará los resultados de las elecciones legislativas en las que los republicanos se hicieron con el control absoluto del Congreso.

Según detalló la Casa Blanca, la conferencia de Obama será a partir de las 1:50p.m. en la Sala Este de la residencia presidencial.

Los republicanos ampliaron su mayoría en la Cámara de Representantes y solo necesitaban arrebatar seis escaños a los demócratas para controlar el Senado, pero les quitaron siete y el total podría ascender a diez si ganan en Alaska y Virginia (aún en el recuento de votos) y en una segunda vuelta en Louisiana en diciembre.


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La victoria republicana en las elecciones legislativas superó todos los pronósticos al ampliarse a sólidos bastiones demócratas y certificó el fin de la “Obamanía” que en 2008 arrasó en estados históricamente conservadores.

Los republicanos infligieron al presidente Obama su peor derrota desde que llegó a la Casa Blanca en 2009: se hicieron con el control absoluto del Congreso y arrasaron en las elecciones a Gobernador en feudos demócratas como Massachusetts, Maryland e Illinois.

Sólo necesitaban arrebatar seis escaños a los demócratas, pero les han quitado siete (West Virginia, South Dakota, Arkansas, Montana, Colorado, Iowa, y North Carolina) y el total podría ascender a diez, si vencen en Alaska y Virginia (donde aún se recuentan votos ante la ajustada contienda), y en Louisiana (pendiente de una segunda vuelta el 6 de diciembre).

Colorado y North Carolina fueron las derrotas más dolorosas y significativas: en 2008 el empuje de Obama rompió la tendencia conservadora de estos estados, que retuvo en 2012 con la excepción del último, que volvió a manos republicanas.

En Colorado, donde Obama venció holgadamente en las dos últimas Presidenciales, la creciente población hispana (21%) no fue suficiente para que los demócratas conservaran su escaño en estas legislativas.

North Carolina, histórico bastión republicano, votó sólo una vez demócrata en las últimas siete Presidenciales: a Obama en 2008, aupado por el crecimiento de las minorías en el estado.

La estrecha batalla en Virginia ha sido una de las grandes sorpresas, ya que este estado no se contaba entre los 13 llamados a decidir el futuro del Congreso.

Virginia, que no era demócrata desde los años 60, fue uno de los grandes triunfos de Obama en 2008 y 2012, una tendencia hacía pensar que sería un lugar bastante seguro para el partido en estas legislativas y en las Presidenciales de 2016, explicó John Hudak, experto en elecciones del centro de estudios Brookings Institution.

La pérdida de Iowa, demócrata en seis de las últimas siete presidenciales, fue especialmente representativa del voto de castigo que hoy quisieron enviarle los electores a un Obama en sus horas más bajas incapaz de superar el 40% de popularidad desde hace un año.

Conservar New Hampshire, sólido bastión demócrata, fue el único respiro que tuvieron los demócratas, el único de los 13 en contienda ajustada en el que han logrado vencer hasta el momento.

Además de Alaska y Virginia, queda por saber aún el vencedor en Louisiana, tradicional estado conservador, que celebrará una segunda vuelta el 6 de diciembre después de que ninguno de los candidatos superara el martes el 50 por ciento de los votos.

Cuando Obama inauguró su presidencia en 2009, el Senado y la Cámara de Representantes eran demócratas. En 2010 los republicanos asestaron un duro golpe a su Presidencia arrebatándole la Cámara Baja, el martes consumaron su avance tomando el control absoluto del Congreso.

A Obama le quedan ahora dos años en la Casa Blanca con un Congreso totalmente controlado por los republicanos en el que le será muy difícil sacar adelante sus grandes promesas aún por materializar: la reforma migratoria, el cierre del penal de Guantánamo o el aumento del salario mínimo.

El Congreso que se va es el más dividido de la historia del país y uno de los menos productivos, queda por ver si republicanos y demócratas serán capaces de llegar a acuerdos en los próximos dos años y sacudir el fantasma de la parálisis que ha reinado en el Capitolio desde 2010.

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