Shakira da caderazo a la educación
El nombramiento de Shakira a la Comisión Asesora del Presidente sobre Excelencia Educativa para Hispanos ha dado rienda suelta a un sinnúmero de lenguas en el deslenguado mundo del Internet.
Algunos la acusan de dejarse usar por el Presidente Obama para hacer cuchi-cuchi a los latinos que están con el moño virao y amenazan con no votar por él porque no ha logrado que el Congreso apruebe ni un proyecto de ley que ayude a los indocumentados.
A esos no les hago caso. Ya me he resignado a que a este presidente no se le de crédito por nada y se le acuse de todo. Allá ellos. Lo único que les pido es que no se quejen cuando la Casa Blanca y las dos cámaras del Congreso las ocupen los Republicanos, esa gente que tanto nos aman y nos respetan.
Otros se burlan y cuestionan que una sensual estrella de la farándula que se gana la plata meneando las caderas y enseñando el ombligo pueda ser un role model para los estudiantes. Esos son unos idiotas. Los actores y actrices, cantantes y bailarines son seres humanos y tienen el mismo derecho que cualquier ciudadano con un empleo más aburrido y santurrón de participar en la vida cívica de la nación.
Si bien muchas celebridades crean fundaciones caritativas con el propósito de reducir sus impuestos, la gran mayoría lo hace porque sienten que utilizar su fama para ayudar a otros es una manera de agradecer y devolver al público que los ha hecho millonarios un poquito de sus ganancias. Hay un grupo más pequeño que lo hace porque sinceramente creen en la causa que apoyan, ya sea salvar ballenas o rescatar periquitos patiamarillos o descubrir una cura para el cáncer.
Esta es la realidad: el 50 por ciento de los estudiantes latinos no terminan la escuela superior. Eso es un desastre no solo para el futuro de nuestra comunidad sino también para el país en general, pues la educación es la mejor manera de salir de la pobreza. Por esta razón aplaudo cualquier iniciativa, por descabellada e insípida que parezca, de alentar a nuestros jóvenes a terminar su educación básica.
Pero eso no significa que no me falten resquemores en cuanto a la efectividad de la influencia de los famosos. Traté de buscar pero no encontré estadísticas que reflejen si tal o más cual proyecto encabezado por un cantante o un futbolista ha logrado convencer a qué número de adolescentes a terminar sus estudios. Tampoco recuerdo haber escuchado en un discurso de graduación o una entrevista a un triunfador nombrar a un famoso por su éxito académico.
Lo que sí vemos y oímos una y otra vez de boca de individuos exitosos como Sonia Sotomayor y el mismo Barack Obama, es resaltar, y agradecer, el importante papel que jugó en su niñez y juventud el aliento y la disciplina recibida diariamente por sus madres y abuelas y otros parientes en cuanto a los estudios.
Eso no lo puede lograr ninguna comisión o panel o iniciativa gubernamental, con o sin celebridades.
De todos modos, debemos estar orgullosos de la labor social de Shakira y agradecer su caderazo de respaldo.