Una mano lava la otra… si somos ‘manos’

La tiranía de la mayoría dentro de las minorías tiene un impacto que muchas veces pasa por desapercibido y otras preferimos ignorar a propósito.

Aunque no cabe duda que la reforma del sistema de inmigración es de gran importancia entre los latinos hemos permitido, casi sin darnos cuenta, que este tema domine nuestra agenda política, aun para sectores que no son impactados directamente por este problema, como lo son, por ejemplo, los puertorriqueños quienes son ciudadanos norteamericanos donde quiera que nazcan, y los cubanos que se benefician de concesiones inmigratorias exclusivas gracias a las gélidas relaciones entre Cuba y Estados Unidos que datan de la época de la Guerra Fría.

Sin embargo, con pocas excepciones, cubanos y sobre todo puertorriqueños como el Congresista Luis Gutiérrez de Illinois, han estado a la vanguardia de la lucha por una resolución justa y humana del problema de inmigración no autorizada.

Y así debe ser. Todos por uno y uno por todos, para eso somos ‘manos’. En otras palabras, esta hermandad continental de lengua y cultura debe ser una carretera de dos vías, una que va y otra que viene, hoy por ti, mañana por mí.

Debido a que de los 50 millones de latinos en Estados Unidos, más de 31 millones son mexicanos y méxico-americanos, es natural que los issues que a ellos atañen estén a la cabeza de la lista de prioridades que todos apoyamos. Pero esa supremacía numérica que presta fuerza y visibilidad debe de vez en cuando ponerse al servicio de asuntos que son de importancia para otros grupos latinos más pequeños.

Tomemos como ejemplo a Cuba. Imagínense qué pasaría si millones de latinos amenazaran no votar por sus congresistas, senadores y hasta el mismo presidente, si estos no levantaran el embargo económico que afecta a millones de cubanos dentro y fuera de la isla y que ya lleva más de medio siglo en efecto y no ha cambiado nada de lo que se supone que cambiara. Este es un asunto de política exterior que se ha dejado en manos de un minúsculo número de votantes en Florida que aparenta tener más poder del que tiene.

De vez en cuando la mayoría latina bien pudiera apoyar los esfuerzos de los puertorriqueños en definir de una vez y por todas su status político vis a vis Estados Unidos.

Más importante aún, la mayoría de la minoría debía llevar la voz cantante en definir una agenda propia que realmente incluya temas que afectan a todos los latinos y luchar por ella con el mismo ahínco que lucha por una reforma del sistema de inmigración. Y más que nada, necesitamos que surja un líder latino que sea inclusivo y no ponga todos los huevos en la misma cesta.

Los temas de educación, empleo y vivienda siempre habían estado a la cabeza de la lista de prioridades latinas. Quizás sea hora de retornar a ellos ya que son temas más fáciles de defender y poner en primera plana y de allí librar la batalla por la reforma de inmigración.

Ojalá esto suceda pronto. Por el momento, todos somos mexicanos en solidaridad y porque el odio y racismo que ha fomentado la discusión sobre los indocumentados nos ha colocado a todos en la misma balsa, flotando sin remos en las turbias aguas.

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