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Discuten con dureza de política exterior

Republicanos fueron implacables en sus críticas contra Obama

SPARTANBURG, Carolina del Sur.- Implacables en sus críticas contra el presidente Barack Obama, los aspirantes presidenciales republicanos no estuvieron de acuerdo en el debate de campaña sobre el camino correcto en Afganistán, el uso de la técnica de tortura conocida como “submarino” o la conveniencia de un ataque militar preventivo para evitar que Irán consiga una bomba atómica.

“Si reelegimos a Barack Obama, Irán tendrá un arma nuclear. Y si usted opta por Mitt Romney, Irán no tendrá un arma nuclear”, vaticinó el exgobernador de Massachusetts durante el debate del sábado por la noche.

Sobre el “submarino”, Herman Cain y la congresista Michelle Bachmann dijeron que restablecerían la llamada técnica del ahogamiento simulado, la cual fue empleada con los presos en la base naval de Guanánamo. Cain fue un paso más allá, y agregó que dejaría en manos de los líderes militares, en lugar de sus superiores civiles, decidir qué formas de interrogación contaban como tortura, a la que dijo oponerse.

Sobre Afganistán, tanto el exgobernador de Utah, Jon Huntsman, como el representante de Texas, Ron Paul, dijeron que era hora de que las fuerzas estadounidenses regresaran a casa después de una guerra de 10 años de duración.

Mientras los republicanos hablaban de política exterior, Obama estaba en el escenario mundial, como diplomático en jefe de EEUU.

Después de reunirse con presidente ruso Dimitri Medvedev en Hawai, el mandatario dijo que los dos intentaban “dar forma a una respuesta común” a los nuevos alegatos de que Irán ha estado intentando en secreto construir una bomba nuclear.

Si el viaje presidencial le dio una pausa a los republicanos, no lo demostraron en el debate de 90 minutos.

“Hay muchas maneras de ser inteligentes acerca de Irán, y pocas maneras de ser estúpido. La administración ha esquivado todas las formas de ser inteligente”, dijo el ex presidente de la Cámara Newt Gingrich.

El debate tuvo lugar menos de dos meses antes de la selección oficial de delegados a la convención nacional que se inicia el 3 de enero en las asambleas de Iowa, en medio de una campaña extraordinariamente agitada.

Romney ha estado a la cabeza o cerca del primer lugar de las encuestas de opinión pública durante meses, mientras que una serie de rivales que compiten para emerger como su principal rival ha subido y bajado por turnos.

Cain es el actual líder en esa lotería, aunque Gingrich ha subido significativamente en las encuestas nacionales en las últimas semanas, mientras Perry ha vuelto a caer. Y si bien el tema de defensa y política exterior no se presta fácilmente para una discusión sobre las principales controversias de la campaña, la competencia ha tenido muchas en las últimas dos semanas.

Cain ha negado rotundamente cualquier acusación de acoso sexual, después de que cuatro mujeres lo han señalado, mientras que Perry se embarcó en una gira de disculpa después de un error desastroso en el debate del miércoles, cuando no logró recordar el nombre de la tercera de las agencias gubernamentales que quiere abolir.

El debate en Wofford College estuvo escueto, y cualquier intento de ganar puntos a costillas de un rival careció de los antagonismos personales de los anteriores encuentros.

El tono se estableció desde el principio, cuando le preguntaron a los republicanos si apoyarían un ataque preventivo para evitar que Irán consiga un arma nuclear.

Gingrich rápidamente estuvo de acuerdo con Romney, al decir que si todas las demás medidas fallaban, “se tienen que tomar las medidas que sean necesarias” para evitar que el régimen islámico obtenga una bomba nuclear.

El ex senador de Pensilvania Rick Santorum estuvo de acuerdo. Al recordar que un misterioso virus informático había perturbado los laboratorios nucleares de Irán, y que científicos iraníes han sido asesinados en los últimos meses, dijo que “espero que Estados Unidos haya estado involucrado” en esas y otras acciones encubiertas.

Paul no quiso ser parte de un ataque militar. “No vale la pena ir a la guerra”, dijo. Añadió que si la seguridad de Estados Unidos se ve amenazada el presidente debe pedir al Congreso una declaración formal de guerra antes de lanzar una acción militar.

Perry no contestó directamente la pregunta. “Este país puede sancionar al Banco Central de Irán en este momento y parar la economía de ese país, y eso es lo que el presidente tiene que hacer”, dijo.

La guerra en Afganistán produjo la misma respuesta que la pregunta relativa a las ambiciones nucleares de Irán: críticas unánimes al presidente, pero diferencias entre los republicanos que buscan ocupar su lugar.

Huntsman, quien se desempeñó como el primer embajador de Obama en China, dijo que era hora de retirar todas las fuerzas estadounidenses de Afganistán. “Yo digo que es hora de volver a casa. Yo digo que esta nación ha logrado sus objetivos principales”, señaló.

Romney y Perry dijeron que estarían del lado de los mandos militares sobre el terreno acerca de cuándo retirar los efectivos. Ambos criticaron a Obama por “telegrafiar” las intenciones del país.

Sin embargo, Romney apoyó un calendario para una retirada total a finales de 2014, como ha mencionado Obama.

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