Jóvenes y alcohol: combinación peligrosa
Los adolescentes son más propensos a consumir alcohol en la temporada de fiestas
Los Angeles – Las fiestas de Año Nuevo unen a las familias para compartir, recordar y disfrutar momentos de felicidad. Pero a veces la felicidad se empaña al combinarse juventud, consumo de alcohol y la acción de manejar.
La tragedia que se desprende de la mala combinación la experimentó hace cuatro años Jocylen Garrity, de 21 años y origen cubano.
“Tenía 16 años cuando mi mamá murió en un accidente de tránsito causado por una chica ebria que era mayor que yo tan solo un año”, cuenta la residente de Glendale, California, y estilista de profesión.
“Y sentí mucho enojo con la mala decisión que hizo esa chica de haber conducido mientras estaba ebria, porque cambió por completo mi futuro, mi vida y la de mis dos hermanos que en ese entonces tenían 11 y 6 años”, añade la joven.
Garrity asegura que ya sanó su enojo y duelo, y la experiencia le enseñó que “conducir ebrio es el peor error que puede cometer un adolescente o una persona mayor”.
El año pasado murieron en California 791 personas en choques relacionados con el alcohol. La cifra mostró un descenso en comparación con los años anteriores, y los expertos atribuyen el declive a los esfuerzos que se están efectuando para concienciar al público sobre el peligro de conducir bajo los efectos del alcohol.
“En los días festivos siempre se incrementa la incidencia de lesiones y fatalidades relacionadas con conducir bajo los efectos del alcohol”, sostuvo Kath Robi, exagente de la policía de Los Ángeles. “Y, por esta razón, para salvar vidas las autoridades incrementan los puntos de chequeo de DUI y la vigilancia en las calles”.
De acuerdo con las estadísticas, el consumo de alcohol aumenta entre 20 y 40% durante diciembre por ser un mes de mucha fiesta y eventos sociales.
Robi, hoy presidenta de la mesa directiva de la organización Madres en contra de los conductores ebrios (MADD) de esta ciudad, denotó que el problema de los conductores borrachos durante los días festivos es grave en la comunidad latina y mexicoamericana.
Su declaración no solo la sostiene con datos estadísticos, sino también por la experiencia de tener desde hace cuatro años una hija con lesiones graves en la espalda como resultado de un accidente de tránsito originado por una conductora mexicoamericana ebria de 40 años, que desde la adolescencia tenía problemas de alcoholismo.
“En este periodo festivo, los hombres y mujeres mexicoamericanos tienen la segunda tasa más alta de las fatalidades de tránsito relacionadas con el consumo de alcohol en los cuatro grupos de usuarios de las carreteras: conductores, pasajeros, peatones y ciclistas”, explicó.
“Y en términos de los adolescentes, sabemos que los estudiantes latinos tienden más que sus compañeros anglosajones a manejar cuando han ingerido alcohol”, agregó.
Para Stephen Wallace, director y profesor asociado de investigación del Centro para la Investigación de los Adolescentes y la Educación (CARE) de la Universidad de Susquehanna, en Pennsylvania, los padres tienen mucho que ver en el hecho de que los adolescentes ingieran o no bebidas alcohólicas.
“Muchos adultos consienten el consumo de alcohol por parte de los jóvenes porque creen que tienen poco que decir al respecto, ya que son ellos los primeros en beber ante sus hijos”, asegura Wallace, quien también es asesor de la organización Estudiantes contra decisiones destructivas (SADD, Inc.), que recientemente hizo un estudio con Liberty Mutual Insurance sobre el consumo del alcohol entre los jóvenes durante vacaciones y días festivos.
Según la investigación, casi 31% de los adolescentes encuestados dijeron haber bebido licor en presencia de sus padres durante los días festivos, 40% dijo haber ingerido bebidas alcohólicas cuando no estaban con sus padres y un poco más de 40% aseguró que sus padres permiten que asistan a fiestas donde el alcohol está a su disposición.
“Las lesiones y fatalidades originadas por accidentes de tránsito se incrementan en los días de Navidad, Hanukkah y Año Nuevo, especialmente cuando se suma a la festividad la propensión de algunos adultos de consentir que los jóvenes consuman alcohol”, resaltó Wallace.
Para la exagente Robi, la solución del problema está en manos de los mismos padres que con el ejemplo, más que con palabras, deben educar a sus hijos sobre el peligro de tomar y conducir.
Wallace comparte la misma opinión de Robi y agrega: “Los padres, además de ser modelos positivos para sus hijos, deberían establecer un contrato donde los chicos prometen que no van a tomar y menos conducir habiendo ingerido una o varias copas”.
El doctor Luis Sandoval, especialista en salud mental de las oficinas médicas de Kaiser Permanente en Santa Ana, California, explicó que la adolescencia es un periodo de curiosidad, en la cual el probar algo nuevo es emocionante.
“Los adolescentes usan el alcohol por varias razones. Para sentirse bien, para reducir el estrés, para sentirse como personas adultas o para pertenecer a un grupo”, dijo el galeno.
Denotó que los adolescentes que tienen familiares con problemas de alcoholismo tienen más probabilidades de tener problemas graves de abuso de sustancias, ya sea por herencia biológica o por el mayor acceso de alcohol en casa.
También corren riesgo de tomar los adolescentes que sienten que no están conectados con sus padres ni que son valorados por ellos. Igualmente lo están los jóvenes con autoestima baja o con problemas emocionales o de salud mental.
Algunas de las señales del adolescente que está abusando del alcohol incluyen ojos enrojecidos y dolencias, pérdida de interés en la escuela, nuevos amigos que se interesan poco por sus familias, llegar tarde o simplemente no llegar a casa y llegar a casa con ropa distinta y bañados.
Es importante que los padres expresen su punto de vista en forma clara y precisa cuando descubren que sus hijos están usando alcohol u drogas.
“El buen ejemplo es lo más importante, ya que los hijos pueden quedar impactados cuando ven que sus padres toman en exceso y se comportan de una forma que no compagina con su personalidad cuando no están ebrios”, apuntó el doctor Sandoval.
“Así que lo mejor que pueden hacer los padres es analizarse ellos mismos y reflexionar en por qué ellos consumen alcohol y qué mensaje de buen ejemplo quieren darle a sus hijos”, aconsejó el experto.