El estrés afecta la fertilidad

La presión psicológica va de la mano de la pareja que no puede concebir

Muchas parejas no tienen problemas orgánicos para concebir, pero el estrés que tienen en su vida diaria influye para que no sean fértiles o para que les tome tiempo en conseguir que la mujer quede embarazada.

Muchas parejas no tienen problemas orgánicos para concebir, pero el estrés que tienen en su vida diaria influye para que no sean fértiles o para que les tome tiempo en conseguir que la mujer quede embarazada. Crédito: thinkstock

Los Angeles – Poco después de que Fabiola contrajo matrimonio recibió la gran noticia: iba a ser madre.

El proceso de gestación transcurrió sin mayor problema, y al final de los nueve meses pudo ver por fin a su pequeña hija. Dos años después, ella y su pareja se plantearon la posibilidad de buscar un segundo bebé, pero para entonces la situación fue muy diferente.

Tras un año de búsqueda, creyeron oportuno buscar el apoyo de un especialista y seguir paso a paso con el protocolo de revisión, después de una serie de estudios recibieron una respuesta clara: orgánicamente no existía ningún impedimento para concebir, pero lo cierto es que el ansiado bebé no llegaba.

Aunque se sabe que el ámbito psicológico no es un factor que influya de manera determinante en la infertilidad, el estrés es una característica que acompaña a la pareja infértil, prácticamente desde los primeros resultados infructuosos de embarazo.

Entonces se genera un ambiente de tensión entre el hombre y la mujer, así como hacia el exterior en los círculos cercanos quienes empiezan a querer saber a qué se debe que la familia no crezca, como en el caso de Fabiola y Antonio, o que no llegue el primer bebé.

La doctora Lilia Arranz Lara -encargada de intervención psicológica del Servicio de Reproducción Humana del Hospital 20 de Noviembre, del Instituto de Seguridad Social y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE)-, explica que quienes atraviesan por este proceso pueden enfrentar tres situaciones.

“El estrés se genera principalmente por tres causas: la primera es consecuencia del estilo de vida, es decir, por el tipo de trabajo u horarios; el segundo recae en el aspecto familiar, sobre todo cuando uno de los miembros de la pareja se hace cargo económicamente de los padres o hay un enfermo en casa; y por último es el que se produce por problemas económicos, incluso por la capacidad de respuesta para cubrir los gastos que se refiere a la atención médica con respecto a la infertilidad”, afirmó.

Es frecuente que ante el panorama adverso que les representa la concepción, algunas parejas tiendan a buscar el origen del problema en aspectos de tipo psicológico, sin embargo, la experta asegura que los casos de infertilidad ideopática representan menos del uno por ciento, por lo que la inmensa mayoría corresponden a alguna falla orgánica.

Independientemente de que decidan acudir a un especialista en biología de la reproducción, que los ayude a llevar hacia buen puerto su anhelo de ser padres, es importante que ambos tomen en sus manos, una de partes que les corresponde plenamente y en la que deben estar involucrados al 100%, que es la que se refiere a propiciarse un ambiente de tranquilidad, confianza, amor e intimidad.

Lilia Arranz Lara sostiene que otro factor que juega un papel importante en el aumento del estrés es el hecho de mantener relaciones sexuales con el único fin de lograr el embarazo, “y este nivel de presión puede derivar en una depresión de leve a severa, dependiendo del tiempo que se hayan sometido a la búsqueda de la paternidad”.

No permitan que sus encuentros amorosos se conviertan en una cita programa para la búsqueda del embarazo, como aconseja Zita West, autora del libro Fertilidad y embarazo: Guía completa para embarazarte, de Editorial Aguilar. “La idea de hacer el amor pudo fugarse por la ventana y el sexo es un acto mecánico apegado a un horario. La falta de espontaneidad puede quitarle ganas a los hombres que sienten que de ellos sólo se espera tengan el mejor desempeño en cualquier momento”, dijo, agregando que “tal vez un fin de semana sea una buena opción para su relación sexual”.

Este consejo le funcionó a Fabiola y Antonio, quienes comparten que “sentirnos relajados y quitarnos la presión de tener que concebir, ayudó a que compartiéramos esos días con mucha intensidad. Después de este periodo, recibimos la feliz noticia de que en lugar de dos, regresamos tres. Yo ya estaba embarazada”.

Si la cigüeña no se ha aparecido es recomendable que tampoco contribuyas a espantarla con tus temores, enojo e impotencia ante el hecho.

Pon en las manos de un especialista tu salud física y apoyen toda su ilusión en el amor que se tienen como pareja.

Ciertamente la vida es un milagro que requiere de varios factores para tomar forma, tú toma la parte que te corresponde y entréguense en cuerpo y alma a este proyecto de ambos comparten.

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