Regresa feroz Bebe

El nuevo disco de Bebe trae mucha energía y es más 'salvaje', dice la artista

Bebe acaba de lanzar su nuevo álbum, 'Un pokito de rocanrol'.

Bebe acaba de lanzar su nuevo álbum, 'Un pokito de rocanrol'. Crédito: EMI

A Bebe nadie le va a decir lo que tiene que hacer.

Hace tres años, cuando estaba en plena promoción de su segundo disco de estudio, Y., la cantante dejó todo a un lado cuando se dio cuenta de que estaba preñada.

“Les dije, ‘señores, lo siento mucho, pero yo voy a disfrutar mi embarazo y mi maternidad'”, contó la intérprete en una entrevista telefónica que ofreció desde Madrid hace unos días. “Yo procuro hacer las cosas que yo quiero, no como un capricho, sino porque creo que es lo que debo hacer”.

Esto a pesar de que sabía que su regreso a los escenarios era crucial luego de la áspera relación que se había creado entre ella y los medios de comunicación cuando, con el estreno de su disco debut, Pa fuera telarañas, y su inesperada fama, fue bastante asediada.

El plan original era quedarse embarazada cuando terminara la promoción de Y. (que se pronuncia “y punto”), “pero ella fue más inteligente que todo eso y apareció”, dijo la intérprete española respecto de Candela, el “bichito” de 22 meses responsable de la ausencia pública de la artista por casi tres años.

Esto significó que a Bebe, cuyo verdadero nombre es María Nieves Rebolledo, no le importó en ese momento el rumbo que tomara su carrera, a pesar de que era su oportunidad para congraciarse con la prensa.

Para entonces, su fama estaba por los cielos en España y América Latina -en Estados Unidos su presencia fue menos relevante-, su canción Malo había roto los esquemas y había sido la cantante más nominada del Latin Grammy (tuvo cinco postulaciones).

Harta del acoso y de su súbita fama, al terminar la gira de Pafuera telarañas, la artista extremeña, -que no solo no sabía cómo lidiar con periodistas, sino que tampoco quería hacerlo-, se desapareció del mapa. Tomó su auto y se fue a vagar por varios meses por todos los rincones de España, sola.

“Cuando acabé el primer disco yo me tomé un tiempo en el que estuve viajando, estuve conmigo misma curándome”, reconoció. “Decidí hacer una reflexión de todo y para el segundo álbum me lo empecé a tomar muy bien; aprendí a hacer la lectura de que… si yo me metí en esto no era solamente para hacer discos, sino que tenía que entender la parte que es la prensa, y que tenía que saber llevarlo y entenderlo, y a partir del segundo disco ya todo fue mucho mejor, y ahora con el tercero pues también, aquí me tienes, haciendo entrevistas desde las tres de la tarde”.

Ya eran las nueve de la noche para Bebe, hora de la cena en España. Candela estaba junto a ella cuando comenzó a hablar de Un pokito de rocanrol, disco que salió a la venta la semana pasada y que la trae de vuelta al ruedo musical.

El nuevo material, como sus discos anteriores, incluye canciones que denuncian desde el abuso de pareja hasta la desigualdad social, pasando por el humor negro y los amores buenos y malos.

Pero Bebe aclara que no hay enojo alguno en lo que canta.

“Más bien hay una Bebe fiera”, respondió. “Más que enfado lo que hay es mucha energía, y energía muy fuerte, y también hay mucho sentido del humor negro y cosas muy positivas, y eso es debido sobre todo a ella [a Candela]. A haber tenido un hijo”.

Lo que sí cambió en este álbum fue la gente con la que trabajó la artista. Sus materiales anteriores habían sido producidos por Carlos Jean; en esta ocasión entró al cuadro Renaud Letang, uno de los creadores de música más reconocidos de Francia que ha colaborado con artistas como Manu Chao, Sergent García y Feist.

“Con Renaud ha sido todo lo contrario [que con Carlos Jean]; todo lo grabado fue con músicos en el estudio. Con el anterior [productor] era ordenador [computadora] y guitarra”, dijo.

Con productor nuevo o sin él, lo que Bebe defiende a toda costa es la fuerza de las letras. Para ella, aunque pareciera que Pafuera telarañas es insuperable, Un pokito de rocanrol es el resultado de explorar nuevos caminos, pero siempre bajo sus propios estándares.

“Por supuesto que la música no es la misma. El primer disco es más rabioso en un momento dado que este, y para quien lo escucha por primera vez puede cautivar más” reconoció la cantante de 33 años. “En el primero estaba Malo, una canción muy fuerte que marcó el disco, pero este es mucho más salvaje”.

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