Odisea para sacar una licencia de licores en Queens

Hispano perdió $4,500 que pagó a una intermediaria que se encargaría del proceso

Edgar y Luis Rivera, dos hermanos ecuatorianos propietarios del Restaurant Rivera, ubicado en Queens, se quejan de que hace seis meses solicitaron la licencia para vender licor en su negocio y aún no han obtenido ninguna respuesta.

Edgar y Luis Rivera, dos hermanos ecuatorianos propietarios del Restaurant Rivera, ubicado en Queens, se quejan de que hace seis meses solicitaron la licencia para vender licor en su negocio y aún no han obtenido ninguna respuesta. Crédito: Humberto Arellano / EDLP

Queens – Milton Rivera lleva seis meses tratando de obtener la licencia de licor para su nuevo restaurante ecuatoriano en Jackson Heights, Queens.

Rivera es uno de los propietarios del restaurante Hermanos Rivera Corp, ubicado en el 90-31 de la avenida 37 en Jackson Heights, que abrió sus puertas hace seis meses.

El problema, explicó Rivera, es que cada día que pasa pierde ingresos porque no puede vender cervezas.

A comienzos de febrero –para cumplir con uno de los requisitos de la obtención de la licencia– Rivera asistió a una reunión de la Junta Comunal 3 (JC3) para solicitar que su petición fuese aprobada, pero una vez más la decisión fue aplazada.

“Me dijeron que me faltaban documentos”, indicó Rivera, quien dijo haberle pagado $4,500 a una intermediaria para que le hiciera el proceso. “No me sentía capacitado para hacerlo yo mismo; en parte, por mi inglés y en parte porque no me sentía capacitado para hacer un trámite como ese”, añadió el comerciante.

Kilder Fuentes, miembro del comité de desarrollo económico de la JC3, dijo que son frecuentes los casos de pequeños empresarios aparentemente engañados por intermediarios que prometen ayudar a sacar la licencia de venta de alcohol.

Según Fuentes, algunos pequeños empresarios dicen haber pagado hasta $10,000 a intermediarios, pero cuando llegan a la entrevista no tienen los documentos completos.

Según Fuentes, el trámite no es difícil y pueden acudir a los miembros de la Junta para pedir ayuda.

Marta Lebreton, presidente de la JC3, indicó que su trabajo no es solamente dar la recomendación para que los solicitantes obtengan la licencia, sino educarlos.

“Nos reunimos con los solicitantes para informarles y educarlos acerca de todos los documentos que deben tener”, dijo Lebreton. “Si no los tienen en orden les explicamos a donde deben ir para obtenerlos y que deben regresar a la próxima reunión mensual”, agregó.

Lebreton puntualizó que la Junta Comunal no es la que da las licencias, sino que dan una recomendación a la Autoridad Estatal de Licores (SLA, por sus siglas en inglés), que son los que toman la decisión final de dar la licencia. Agregó que hay la posibilidad que la JC apruebe la solicitud y la SLA la niegue.

William Crowley, vocero de SLA, indicó que pueden negar la licencia si los aspirantes no cumplen con las normativas de distancia; que esencialmente prohíbe que hayan más de tres lugares que vendan alcohol en una misma cuadra y que estén a por lo menos 200 pies de distancia de una escuela o centro religioso.

Otros requisitos que exigen son huellas digitales, estado bancario, notificación a la comunidad que ha pedido la licencia durante dos semanas, detalles de seguro de trabajadores, y la aprobación de la Junta Comunal con 30 días de anticipación, entre otros.

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