Permiso para matar

El caso en Florida del joven Trayvon Martin que murió de un disparo en un enfrentamiento hasta ahora confuso pone sobre el tapete la cuestión del perfil racial llevado hasta las últimas consecuencias. Es trágico que la mera presencia de un adolescente afroamericano caminado en la noche sea visto como una amenaza. Mucho peor es que legalmente esa percepción equivocada sea suficiente para justificar un homicidio.

Esto habla de un racismo en nuestra sociedad que se refleja en un miedo irracional que combinado con leyes permisivas en la posesión de armas y en el derecho de utilizar, produce estos resultados trágicos.

La indignación general a raíz de que el autor del disparo, George Zimmerman, no haya sido detenido es razonable. Aunque el problema no es el de una policía racista que apaña a los supuestos asesinos de raza blanca, sino el de una ley vigente que le permite a Zimmerman decir que actuó en defensa y prácticamente salir del paso sin ningún problema.

En el 2005, gracias al cabildeo de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), Florida aprobó una ley que modificó la tradicional orden al individuo de dar marcha atrás en caso de una confrontación por la de permitir que uno “defienda su terreno”. Para ello, por ejemplo, la persona debe “creer razonablemente” que disparando se protege de una persona que es vista como una amenaza.

Como resultado de esta ley, se han triplicado los casos de homicidio justificable en Florida. En 2004 se registraron 31 casos de este tipo, en 2009 fueron 105. La legislación destinada a proteger al individuo contra el crimen, degeneró en permiso de disparar primero y preguntar después. La discusión con un vecino, una riña común y hasta el tiroteo de pandillas que termina con muertos ya han sido justificados bajo la ley. Es una minoría de estos casos los que terminan con alguien arrestado, procesado y condenado.

Lo peor es que tipo de ley avanza rápidamente a lo largo del país ante la presión del NRA. Ya hay 24 estados con esta legislación que, combinada con un amplio permiso de portar armas, están convirtiendo sus calles en escenarios del Viejo Oeste.

Es imprescindible establecer los hechos y las responsabilidades en el caso de Trayvon Martin para que se haga justicia. Pero también es necesaria que la indignación popular por este homicidio llegue al menos a la legislatura de Florida para cambiar la ley. Los legisladores son los responsables de crear reglas de juego como las que le dieron a Zimmerman la confianza de usar el arma de fuego. De esta manera, la trágica muerte de Martin habrá servido para algo.

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