Un hispano es dueño de la única pescadería kosher

El mexicano, Arturo Venegas, comenzó en el negocio de la pescadería de cero, limpiando el mostrador y afilando los cuchillos, pero se propuso cambiar su historia, con la ayuda de su maestro judío, Robert Schuffler lo consiguió

Con cuchillo en mano Arturo Venegas en su pescadería kosher.

Con cuchillo en mano Arturo Venegas en su pescadería kosher. Crédito: Belhú Sanabria / La Raza

Chicago.- Existe un adagio popular que reza: ‘la práctica hace al maestro’ y justamente esto fue lo que le sucedió al michoacano Arturo Venegas, de 42 años, cuando inmigró a Estados Unidos, hace 29 años, con sólo $20 en el bolsillo y una maleta cargada de sueños y de muchos deseos de triunfar.

Su primer empleo fue en una procesadora de pescado, pero apenas duró cuatro meses en el trabajo porque la compañía no estaba arrojando buenos dividendos por lo que la empresa decidió despedir a mucha gente.

Ni corto ni perezoso, Arturo Venegas comenzó a buscar trabajo y encontró empleo en la pescadería kosher Robert de la avenida Devon, en Chicago.

En aquella época, cuando apenas contaba con 14 años, a Venegas le faltaba experiencia pero le sobraban las ganas de trabajar, lo cual rápidamente notó el entonces propietario Robert Schuffler, quien abrió ese negocio de pescado según las normas judías en 1976.

Al comienzo las cosas fueron difíciles para ambos, pues Venegas no tenía experiencia ni hablaba inglés. Schuffler pronto le enseñaría los secretos de cómo cortar un pescado perfecto y, principalmente, a cumplir con las estrictas exigencias del mercado kosher (nada de mariscos, sólo se vende pescado con aletas y escamas).

“Nuestra comunicación era sólo por señas, en cambio ahora habla inglés y hasta sabe algunas palabras en hebreo”, sonríe el nonagenario Schuffler.

A esta pescadería llegan judíos, musulmanes, hispanos, afroamericanos, anglosajones. “Aunque el noventa por ciento de la clientela es judía, aquí vienen a comprar de todas las etnias que les gusta comer un buen pescado fresco y de calidad”, dijo Venegas.

Con menos fuerzas que antes para trabajar, Schuffler, judío originario de Letonia, vendió su negocio a Venegas en el 2000.

Para esa fecha, Venegas ya no era el de antes, pues tenía experiencia en el mercado kosher, había aprendido a manejar la facturación del negocio y, sobre todo, dominaba el inglés.

SE INTERCAMBIAN PAPELES

En cuanto a Schuffler, ¿qué es lo que motivó a este personaje, viudo desde hace 10 años, a tener esa energía y lucidez que cualquier hombre a esa edad envidiaría? “Aunque vendí el negocio, vengo aquí todos los días, es mi terapia, esto me mantiene física y mentalmente activo”.

Venegas y Schuffler son como ‘Batman y Robin’, siempre juntos en las buenas y en las malas. Cuando Schuffler se enferma nunca Venegas deja de visitar a su amigo. “Nuestra amistad es muy estrecha, él estuvo conmigo siempre, cerró el negocio para asistir al funeral de mi esposa, eso dice mucho de él”, indicó el expropietario de la pescadería.

Hace nueve años, por la cuestión de un pescado ahumado, Venegas tuvo una controversia con autoridades kosher y Schuffler no se quedó quieto e intervino en el asunto.

“Como es kosher tenemos que estar bajo supervisión del Chicago Rabbinical Council (CRC), si no la gente judía no vendría a comprar pescado aquí. Tenemos un certificado que garantiza que cumplimos con todos los requerimientos que se exigen para este mercado”, resaltó Venegas, quien es actualmente dueño de la única pescadería Kosher manejada por un hispano en todo el estado de Illinois.

Venegas ya conoce bien a su clientela y la práctica lo ha transformado en todo un maestro en la pescadería. “Al judío le encantan los pescados de los grandes lagos, de aguas frías, porque la carne es más sabrosa”, explica. Y cuando se le pregunta cómo distinguir si un pescado está fresco, él responde: “los ojos tienen que verse bien claros, las agallas son color rosita o rojo, si tiene un color verdoso o morado ya no sirve”, señaló.

El día más ocupado es el viernes víspera del shabbat (día sagrado para los judíos), así que a Schuffler y Venegas les faltan manos para cortar el pescado. Pero ahora los papeles se han invertido, el primero es el ayudante y el segundo el dueño del negocio. Ellos le restan importancia a los títulos porque, más que eso, los une una profunda amistad y agradecimiento mutuo. Son la dupla perfecta de la única pescadería kosher de Chicago.

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