Buscan resucitar del CBGB, templo del punk en NYC

Si lo recuerdas, tienes una cita del 5 al 8 de julio.

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Crédito: Cortesía

Nueva York, 10 de Mayo – El desaparecido club CBGB, que se convirtió sin quererlo en el templo del punk durante décadas al dar voz a Los Ramones o Patti Smith, volverá a hacer ruido en el corazón del Lower East Side neoyorquino gracias a un gran festival en julio y, puede que muy pronto, a un nuevo local con ese mítico nombre.

Después de seis años en los que las siglas CBGB -“Country, Bluegrass y Blues”- sólo se habían dejado ver en las camisetas de algunos nostálgicos, un grupo de siete fanáticos del punk se ha unido para comprar los derechos del legendario pub y resucitar su espíritu de las cenizas.

“Yo iba al CBGB todo el tiempo, me encantaba, representaba una parte de Nueva York que realmente ya casi no existe, era enérgico, amplio, ruidoso, sudoroso… Echo de menos esa parte de la ciudad”, así explica a Efe su decisión de reabrir la sala uno de sus nuevos propietarios, Tim Hayes.

Este neoyorquino vivió en el Lower East Side en los años 80, una época en la que el barrio era un foco de artistas y bohemios, aunque también una zona peligrosa a la que no se atrevía a entrar todo el mundo, y frecuentaba el CBGB cuando éste se convirtió en la meca de la música rebelde de la época.

Pese a que el local nació con la vocación de llenarse de la música que le daba nombre, el CBGB fue mutando hasta convertirse en cuna del punk en la que dieron sus primeros conciertos leyendas del género como Los Ramones o Patti Smith, aunque también se subieron a su escenario grupos como Blondie, Talking Heads o Sonic Youth.

Durante casi tres décadas, ese espacio oscuro, abarrotado de grafitis y de un intenso olor a cerveza, se pobló de crestas y chupas de cuero y por él pasaron personalidades como Andy Warhol o Lou Reed, pero una intensa disputa con los propietarios del edificio provocó que el CBGB echase el telón en 2006.

Ahora sus nuevos propietarios están buscando comprar todo un edificio para “evitar caer en la misma trampa” que hizo sucumbir al local original, y si encontrasen el espacio apropiado “hoy mismo” se harían con él, aunque serán “pacientes” para encontrar el mejor hogar donde volver a inscribir las siglas del mítico bar.

Mientras encuentran ese espacio, harán resucitar el espíritu del CBGB con un festival con ese nombre que traerá a Nueva York a más de trescientos grupos en una veintena de salas por toda la ciudad, en el que tocarán veteranos como David Johansen, quien formara parte de los New York Dolls, aunque estará centrado en dar voz a músicos jóvenes y emergentes al igual que lo hiciera el club original.

En el marco del festival, con vocación anual y que tendrá lugar del 5 al 8 de julio, también proyectarán películas sobre la historia del rock, se ofrecerá conferencias con veteranos de la industria discográfica y montarán una fiesta en honor a las bebidas alcohólicas como el “clásico güisqui marrón que todos amamos”.

Los nuevos propietarios del CBGB, que Hayes describe a Efe como “un grupo de fanáticos del punk que van juntos a conciertos y a beber por ahí”, compraron esos derechos a la hija del fundador del bar, Lisa Kristal, quien tras años de litigios se había hecho con el control de los activos.

“Lisa estaba buscando al comprador adecuado, quería asegurarse de que no iba a acabar en manos de una gran compañía que fuera a comercializarlo o cambiarlo demasiado, quería gente dedicada a Nueva York, a la nueva música y a la idea de continuar la tradición original”, cuenta Hayes, quien asegura que hubo quienes hablaron incluso de abrir un CBGB en Las Vegas.

El bar, los espejos, la iluminación, las mesas, el sistema de sonido y hasta los inodoros originales del mítico club son ahora propiedad de estos siete inversores, pero el nuevo espacio sólo incorporará algunas de esas piezas porque no quieren “duplicar” el local original sino crear uno nuevo inspirado en él.

Con el paso del tiempo el Lower East Side ha ido mutando y poco queda del ambiente que reinaba en ese barrio cuando el club abrió sus puertas en 1973, con boutiques, restaurantes y grandes ‘lofts’ poblando sus calles, pero eso no echa para atrás a los nuevos dueños del CBGB.

“No creo que con un solo club se pueda recuperar nada, quiero ser un poco modesto, pero sí que esperamos ser algo que traiga un poco más de emoción a Manhattan”, dice Hayes, quien añade que si bien con el nuevo local no podrán cambiar todo un barrio, “lo que definitivamente podremos hacer es mucho ruido”.

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